La realidad y la demagogia

No se puede pretender, porque está fuera del marco legal nacional y europeo, gobernar confundiendo la realidad con los deseos

Hay una parte del Gobierno, la que representan Podemos o Yolanda Díaz, que se empeña en actuar como si en España el marco legal que regula la Constitución y nuestra pertenencia a la Unión Europea se pudiera saltar a la torera sin ninguna consecuencia. En apenas una semana hemos asistido a la discusión pública sobre si era necesario topar el precio de los alimentos básicos y ahora la formación de extrema izquierda lanza la propuesta de intervenir el mercado hipotecario para frenar la subida de las cuotas de las que están negociadas a tipo variable para las familias más vulnerables. Propuestas buenistas y cargadas de demagogia que ignoran que vivimos en régimen de libre mercado y de libre competencia en el que el Estado no puede hacer su libre voluntad y tiene que someterse a las leyes. En nuestro caso, a las leyes nacionales y las directivas europeas. Que personas que se sientan en el Consejo de Ministros o que ocupan portavocías parlamentarias ignoren los postulados sobre los que se fundamenta el país en el que viven llamaría la atención si no hubiésemos asistidos ya a más episodios similares a lo largo de esta legislatura. Pero sí sirven para darnos una idea del nivel al que se está degradando la política en España. Si el Gobierno de verdad pretendiese hacer un gesto para contener el precio de los alimentos básicos tiene siempre el recurso de su política fiscal: bajar el IVA de esos productos o, incluso, eliminarlo mientras dure el actual escenario de inflación desbocada. O poner en marcha medidas que faciliten la renegociación de los créditos hipotecarios. Lo que no se puede pretender, porque está fuera del marco legal, es gobernar confundiendo la realidad con los deseos, por muy sociales que estos puedan ser. Estamos asistiendo en España a una escalada de la demagogia que surge del empeoramiento de la situación económica y el vuelco de la política. Y no son estos tiempos en los que tenga cabida ni la frivolidad ni la falta de rigor.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios