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La retirada del Rey que trajo la democracia

La figura del rey Juan Carlos siempre tendrá un lugar en los libros de historia y en el corazón de la mayoría de los españoles

Don Juan Carlos ha anunciado por carta a su hijo, Felipe VI, su voluntad y deseo de dejar de desarrollar actividades institucionales a partir del 2 de junio al cumplirse cinco años de su abdicación. Según el Monarca emérito, "ha llegado el momento de pasar una nueva página en mi vida y de completar mi retirada de la vida pública", algo que, según afirma, lleva madurando desde que en 2018 cumplió 80 años y celebró el 40 aniversario de la Constitución en las Cortes Generales "con orgullo y admiración" y "el recuerdo de tantas personas que contribuyeron a hacer posible la Transición política y renovar mi sentimiento de permanente gratitud hacia el pueblo español".

Con esta carta, don Juan Carlos pone fin a su retirada definitiva de la vida pública española, que comenzó hace cinco años con su abdicación y que no ha estado exenta de algunas tensiones debido a lo insólito de una situación que generaba malentendidos protocolarios, como el que se registró durante la celebración del 40 aniversario de las primeras elecciones democráticas, a la que no fue invitado. Sin embargo, y pese a episodios como éste, se puede afirmar que la sucesión de la Corona -algo siempre complicado cuando el monarca sustituido está vivo- ha sido un completo éxito del que el Rey emérito ha sido parte activa. Don Juan Carlos se retira y nos deja una Corona plenamente asentada, con un Monarca, Felipe VI, que está a la altura del difícil momento en el que le ha tocado reinar, con episodios como el procés o la fragmentación y la permanente tensión política.

En los últimos tiempos, sectores mediáticos y políticos han puesto en su diana a la institución monárquica dentro de un proceso revisionista de la historia que pretende desacreditar a la Transición y la democracia que surgió de ella. Sin embargo, una vez más, reivindicaremos la enorme figura de un Monarca que heredó un régimen dictatorial y fue capaz conducir al país a una plena democracia. Como es normal, Juan Carlos I ha cometido errores durante su reinado, pero ninguno consigue eclipsar episodios como su defensa de la legalidad constitucional la noche del 23-F o su labor impagable e infatigable como representante de España en el exterior (en las repúblicas americanas hermanas le llegaron a llamar "nuestro rey"). Por su edad y por sus servicios prestados a la sociedad española, el rey Juan Carlos se merece el descanso. Su figura siempre ocupará un lugar destacado en los libros de historia y en el corazón de la gran mayoría de los españoles.

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