POR primera vez en décadas -tal vez desde los mundiales de esquí de 1995-96- Granada tiene una meta. No me refiero exactamente a la consecución de la sede de la Agencia Española de la Supervisión de la Inteligencia Artificial, sino a la generación de una estrategia de crecimiento y desarrollo ligada al conocimiento, la investigación y la ciencia, en la que la AESIA encaja a la perfección.

Los pasos que Granada ha dado en esa dirección, desde la creación en los 90 del siglo pasado del Campus de la Salud, actual PTS, hasta la generación y consolidación de un ecosistema empresarial tecnológico, pasando por el trabajo callado para la construcción en nuestra provincia del acelerador de partículas IFMIF Dones, conducen nítidamente a la meta.

La candidatura que acabamos de presentar es el mejor ejemplo de ello; nuestra candidatura es ganadora porque une la excelencia investigadora -consolidada durante décadas en la UGR y concretamente en la Escuela de Ingeniería Informática y de Telecomunicación- a unas empresas TIC que hace al menos quince años ya estaban desarrollando soluciones basadas en la IA que exportaban a todo el mundo; Granada no ha improvisado nada al albur de la apertura del proceso por parte del Gobierno de España.

Desde ese punto de vista, la AESIA convertirá en derecho lo que es un hecho: Granada es la capital de la Inteligencia Artificial de España y una de las capitales de Europa y el resto del mundo, con muchos años de ventaja respecto a otras ciudades y países.

A mi juicio hay dos hitos, uno objetivo y otro en parte subjetivo, que revelan la importancia de ese reconocimiento en el terreno económico y empresarial.

El objetivo: con datos recientes -35% de crecimiento en cinco años- puede asegurarse que el tejido empresarial TIC que incorpora a casi 900 empresas, crece en Granada a una velocidad cuatro veces superior al del resto de sectores; el empleo y la facturación también han crecido en cifras significativas desde 2015. Hoy, el 4,81% del PIB está generado en Granada por las empresas TIC.

El subjetivo: centenares de empresas granadinas, no pertenecientes al sector TIC, se están viendo beneficiadas, en términos de competitividad, por un ecosistema innovador cercano. Y es un proceso que, quiero creer, no ha hecho más que empezar y que dinamizamos desde AImpulsa.

La Agencia será un espaldarazo a esa apuesta y atraerá a investigadores y a grandes compañías nacionales e internacionales que se sumarán a las que ya han decidido ligar sus destinos a nuestra tierra o sencillamente nacieron aquí fruto del impulso académico.

Y ese es, finalmente, el tercer gran hito por el que Granada ganará sí o sí con la Agencia: el posicionamiento internacional de la provincia -crítico para nuestro porvenir- ligado a la industria del futuro. Gracias a la AESIA, en Granada no sólo se desarrollará y aplicará IA sino que se reflexionará en torno a la IA y a sus límites éticos y legales. Ello colocará a nuestra provincia en el centro de un debate mundial que será capital para el desarrollo económico y social del mundo en lo que queda de siglo y, por supuesto, más allá.

Imaginemos una Granada en la que, a la sombra de la Alhambra, de Sierra Nevada, en la Costa o en el Geoparque, se investigan los materiales para la energía del futuro, en la que se crean los tratamientos de las enfermedades hasta entonces incurables, en la que desarrolladores de todo el mundo crean algoritmos en todos los ámbitos empresariales imaginables, de los que además se benefician muy especialmente nuestras empresas, y en la que se debate sobre los límites de la IA.

Quizá no haga falta imaginarla. Estamos construyéndola.