La tribuna
España crece, pero no progresa
Granada/En pleno siglo XXI, cuando los derechos laborales y la igualdad de género deberían ser pilares fundamentales de nuestra sociedad, nos encontramos con situaciones que nos transportan a épocas que creíamos superadas. En el ámbito de la educación pública, la externalización de servicios es cada vez más común, una externalización que precariza las condiciones laborales y que ocasiona un deterioro del servicio que repercute directamente sobre los usuarios: nuestros hijos e hijas. No olvidemos que se trata de servicios esenciales, tales como la atención en comedores, el acompañamiento en el trasporte y la atención en las aulas matinales del alumnado granadino. Detrás de esta cadena de precarización están mujeres que, con dedicación, compromiso y cariño, sostienen día a día un sistema que las explota y las invisibiliza. ¿Cómo es posible que, quienes protegen la salud y el bienestar de nuestros pequeños, lo hagan en estas circunstancias?
Las trabajadoras de los comedores, del transporte escolar, de las aulas matinales, de las actividades extraescolares, de atención directa al alumnado, servicios privatizados por la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional, son un claro ejemplo de esta triste realidad. Este personal, en su mayoría mujeres, se encargan de garantizar que nuestros niños y niñas estén bien alimentados, seguros y atendidos en su día a día escolar. Sin embargo, a pesar de la importancia de su labor, las condiciones en las que trabajan distan mucho de ser justas. No sólo cobran sueldos bajos sino que además, necesitan varios trabajos a fin de completar una jornada diaria.
Los ejemplos de precariedad son desgarradores. Si hablamos de comedores escolares, los casos son muchos y, cada uno de ellos, más alarmante que el anterior. Las funciones de las trabajadoras no están claramente delimitadas, por lo que acaban asumiendo tareas que no tienen atribuidas y para las que no las han preparado. Atienden, por ejemplo, situaciones de alumnado con diversidad funcional al que tienen que facilitarle la movilidad y en estas ocasiones, por desconocimiento, pueden provocarse un daño o provocárselo al alumnado.
Siguiendo con otros ejemplos, tenemos las monitoras de transporte, son muchas las veces que tienen que viajar de pie en el autobús al no haber asientos libres para ellas. Para empeorar aún más sus condiciones laborales, estas trabajadoras cobran "por minuto" de trayecto escolar. Un supervisor sube al autobús un día cualquiera y cronometra el trayecto de la ruta escolar fijando el salario de todo el año en el tiempo invertido en ese único viaje y sin tener en cuenta situaciones que se puedan dar casi de forma cotidiana, un retraso de una persona usuaria, un accidente, excesivo tráfico, condiciones climatológicas,… Y por si fuera poco, son ellas quienes deben pagar de su propio bolsillo el traslado hasta el punto de inicio de la ruta, y luego encontrar la forma de volver a su coche que dejaron en ese punto inicial.
¿Cómo es posible que estas mujeres, que cuidan de nuestros hijos e hijas, estén trabajando en condiciones tan deplorables?
En este sentido hay que resaltar que la licitación es de 2019 y no se ha producido ninguna actualización, siendo Granada la única provincia que se encuentra en esta situación. Por ello, desde CCOO exigimos a la Consejería de Desarrollo Educativo y FP que asuma su responsabilidad de vigilancia de las licitaciones para que las condiciones laborales de las trabajadoras, al menos, se ajusten a lo dictado en las mismas, así como que haya una revisión constante de los pliegos a fin de que las circunstancias cambiantes no mermen las condiciones laborales, situaciones que se ven comprometidas dada la baja cuantía económica por las que concurren las distintas empresas adjudicatarias.
Las monitoras de los servicios externalizados no solo velan por el bienestar de nuestras hijas e hijos en los centros educativos, sino que también son las valedoras de la conciliación familiar, son ellas las que aportan tranquilidad a la familia mientras que sus progenitores pueden desarrollarse laboralmente.
Desde CCOO queremos dar voz a estas trabajadoras y poner en valor el trabajo que desarrolla este colectivo. No nos cabe ninguna duda de que la mejora de las condiciones laborales no es solo una cuestión de justicia social, es también una inversión en calidad educativa. Si seguimos permitiendo la explotación de quienes cuidan de nuestros hijos e hijas, no solo estamos fallando a estas trabajadoras, sino también a nuestros menores y a la sociedad en su conjunto.
¿Es esto lo que queremos para nuestros hijos e hijas? La respuesta, sin lugar a dudas, debe ser un rotundo no.
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