Tribuna

Juan Ramón Medina precioso

Catedrático de Genética

La actualidad de Wallace

La actualidad de Wallace La actualidad de Wallace

La actualidad de Wallace / rosell

El pasado 8 de enero se cumplió el bicentenario del nacimiento del naturalista británico Alfred Russel Wallace. Con tal motivo, Borja Milá, investigador distinguido del CSIC, está preparándole un homenaje a celebrar en septiembre en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Gracias a la diligencia de Amparo Graciani, en Sevilla pudimos presentar en el Ateneo mi biografía de Wallace, acto presidido por el profesor Escacena, de la universidad hispalense. Además, la editorial de dicha universidad ha aceptado publicar la biografía de Arabella Buckley, secretaria del geólogo Lyell, escritora de libros de divulgación, corresponsal de Darwin e íntima amiga de Wallace. Feminista moderada, está considerada la primera autora femenina de una teoría de la evolución.

Objeto de estudio de los historiadores, la figura de Wallace también está relacionada con vivos debates de gran actualidad. Sin ánimo de exhaustividad mencionaré telegráficamente algunos de ellos.

-Meritocracia. Nacido en seno de una culta familia empobrecida, Wallace tuvo que abandonar prematuramente sus estudios y no ingresó en ninguna universidad. Trabajando como agrimensor, quedó fascinado por la Naturaleza, estudiándola en plan autodidacta. Explorador del Amazonas y el Archipiélago Malayo, llegó a la cima de los naturalistas del siglo XIX por sus aportaciones a la Biogeografía y a la Teoría de la Evolución. Constituye un claro ejemplo de cómo el persistente esfuerzo individual puede conducir al éxito profesional.

-Clasismo. Como contrapartida a lo anterior, la sociedad victoriana celebró más los logros de Darwin que los de Wallace. En parte eso se debió a la indiscutible valía de las aportaciones de Darwin, pero también contó que perteneciese a una familia muy adinerada y con excelentes relaciones sociales.

-Integridad. A pesar de sus distintos orígenes sociales y de sus diferencias políticas, Wallace y Darwin se reconocieron recíprocamente sus méritos y forjaron una amistad que no se rompió porque competiesen en el campo profesional, ni porque discrepasen acerca del origen evolutivo de los humanos sapientes.

-Ambientalismo. Las investigaciones sobre la base molecular de los fenómenos vitales gozan de gran prestigio y reciben abundantes subvenciones. Como Wallace mostró con sus investigaciones sobre la distribución geográfica de los animales y las plantas, y como argumentó explícitamente en sus artículos, hay facetas de los seres vivos que solo pueden detectarse investigándolos en la Naturaleza. Una visión de laboratorio de los seres vivos, aun con la ventaja de su extrema precisión y repetibilidad, sería una visión incompleta, señaló. Resulta obvia la importancia de ese enfoque para las actuales polémicas sobre el cambio climático, la extinción de las especies y la contaminación ambiental.

-Feminismo. A diferencia de Darwin, que nunca descartó la herencia de los caracteres adquiridos, Wallace postuló que las modificaciones corporales no se heredaban. En contra de la idea de que las mujeres no eran aptas para los estudios superiores por haber estado excluidas durante muchos siglos, Wallace argumentó que eso no había alterado su capacidad cognitiva e impulsó una campaña a favor del libre acceso de las mujeres a las universidades.

-Socialismo. Consciente por su trabajo de agrimensor de las penurias de los campesinos pobres, Wallace defendió la nacionalización de las tierras. Sin embargo, desconfiando de la capacidad del Estado de gestionar eficaz y limpiamente los recursos naturales, también abogó porque las tierras expropiadas fuesen puestas a disposición de los agricultores en régimen de alquiler. En la polémica entre socialismo y liberalismo, optó por una original combinación que podría tipificarse como socialismo individualista: igualdad de oportunidades, sí; libertades individuales, también.

-Cristianismo. Educado en una familia anglicana, Wallace se pasó de joven al ateísmo por considerar incompatible la existencia de un Dios amoroso con las calamidades que muchas personas inocentes padecían. Este viejo problema de la Teodicea sigue dando quebraderos de cabeza a los teólogos. Además, argumentó que la idea de un castigo eterno a los pecadores también le parecía impropia de una divinidad compasiva. Hoy en día muchos teólogos están reconsiderando las ideas sobre el infierno. Impresionado por la labor caritativa de los misioneros católicos, con los que convivió en el archipiélago malayo, Wallace revisó sus objeciones juveniles al cristianismo. Hoy las virtudes de la caridad y el perdón gozan de una aceptación bastante general, incluso entre los ateos.

-Espiritualismo. Aunque casi todos atribuimos la teoría de la selección natural a Darwin, lo cierto es que Wallace también la ideó por su cuenta. De hecho, la dieron a conocer conjuntamente. Sin embargo, Wallace concluyó que no todo lo humano se podía explicar por evolución natural, sino solo nuestra faceta psicosomática. Postuló que estábamos dotados de un espíritu inmortal y, ante la estupefacción de Darwin, se implicó en actividades espiritistas. Hoy en día el debate sobre la relación entre la conciencia y el cuerpo y sobre la perdurabilidad de la conciencia tras la muerte corporal sigue abierto

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