Los malvados no descansan
El verano es la estación del ocio por excelencia. En los meses de verano y en vacaciones buscamos acercarnos a la felicidad. Durante unas semanas aparcamos felizmente la obligación del trabajo. Niños y jóvenes dejan de asistir al colegio, al instituto, a la Universidad. Los más mayores jubilados amplían su espacio de ocio con la tranquilidad que da en nuestro país, cobrar una pensión. Se abre ante hombres y mujeres un espacio de tiempo placentero, disfrutar de la familia, de la mesa, de la conversación, de la música, de la lectura, del paseo, del deporte, del mar o la montaña, del no hacer nada, pero siempre hay obligaciones que atender. Que se lo pregunten a los abuelos ocupándose de los nietos. “No intentes que las cosas ocurran como quieres; deséalas, en cambio, tal como suceden y todo te irá bien”, nos enseñó Epícteto, filósofo estoico, Grecia, S. II d.C. En el prólogo de Meditaciones de Marco Aurelio, la filósofa española Victoria Camps nos dice: “El ser humano tiene que adquirir la felicidad, tiene que buscarla a sabiendas de que nunca la encontrará del todo”. El calor es extremo. Varios días seguidos con 42-43 grados. Noches de insomnio. Y seguirán más oleadas este verano. Aunque en verano tratas de eludir lo malo de la vida, pienso en el genocidio en Gaza. Tras los atentados de Hamas del 7 de octubre de 2023, que repudiamos y condenamos, Netanyahu y el ejército de Israel llevan a cabo un exterminio en Gaza con más de 56.000 palestinos asesinados, de ellos 18.000 niños, y más de 130.000 heridos. Los malvados no descansan. Netanyahu y Trump han bombardeado también Irán. Como dice Sami Nair, “se trata de iraquizar Irán”.
Quien pueda pasará unos días o semanas de vacaciones para desconectar con la rutina anual, pero los malvados están al acecho. Los casos de corrupción en el PSOE (Koldo, Ábalos, Santos Cerdán), sitúan al Presidente Sánchez en una situación delicada en el partido y en el Gobierno. Veremos. Del otro lado, continúa la cacería contra Sánchez, su entorno y el Gobierno, y vemos a la jauría política, judicial y mediática, de derecha y ultraderecha, aplicarse a fondo tras las arengas malvadas de Aznar –“el que pueda hacer que haga”–, y de Díaz Ayuso –“cada uno tiene que dar su mejor versión”–.
La Cumbre de la ONU en Sevilla trató, entre otros objetivos, de la Agenda 2030: el fin de la pobreza, la reducción de las desigualdades, la acción por el clima y la igualdad de género. Estos planes marcados en 2015, en París, son rechazados por la extrema derecha internacional, con personajes siniestros como Trump, Milei, Orban, Meloni, Le Pen, y en nuestro país, Abascal y compañía. Esta gente sin alma, pretende acabar con el estado de bienestar y con la democracia.
“El verano es una época peligrosa, junio, julio y agosto son meses especialmente trágicos”. Lo ha dicho la ministra de Igualdad, Ana Redondo, tras los últimos casos de violencia de género en España. En este trimestre veraniego se produce el 30% de los asesinatos machistas. El Ministerio reconoce más de 20 asesinatos de mujeres en lo que va de año. En España, en 2024, 45 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas. Y desde 2003, más de 1.300 mujeres fueron víctimas de violencia de género. Según el CGPJ cada día se denuncian más de 370 casos por malos tratos en España.
Estamos en el inicio de un verano caliente. Y la condición humana de algunos congéneres, lejos de mejorar, empeora. En El espectador, el filósofo José Ortega y Gasset analizó el fascismo: “Lo curioso en el fascismo es que no sólo se adueña del poder ilegítimamente, sino que, una vez establecido en él, lo ejerce también con ilegitimidad”. Y Aristóteles, siglo IV a.C., nos advierte en sus Éticas: “Por eso es peligrosa la amistad entre hombres de mala condición, pues se asocian para cosas bajas, y se vuelven malvados al hacerse semejantes unos a otros”. Tomen nota unos y otras. ¡Feliz verano!
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