La medicina y el Servicio Nacional de Salud (SNS), viven un escenario radicalmente distinto a aquel con el que se creó hace unos 50 años. Repensarlo puede ser importante o mejor crucial.
Este nuevo escenario es disruptivo en todas sus dimensiones, destacando las siguientes. El incremento de la población con vertientes inexistentes hasta ahora. El nuevo perfil de enfermedades y tratamientos. El cambio climático, la globalización tanto del comercio como de la movilidad de las personas. Los cambios tecnológicos como la Inteligencia Artificial (IA) la robótica y la biotecnología, que suponen un nuevo paradigma en el ejercicio de la medicina. La innovación en el conocimiento y las habilidades que generan, se renuevan cada vez en periodos de tiempo más cortos, incluso de 5 años. Es decir, el reciclaje será una nueva dimensión de la profesión médica.
Creo que, ante este escenario disruptivo, la medicina debe de repensarse en todas sus etapas. Y quiero abrir este debate haciendo algunas aportaciones.
En relación a los estudios de medicina, debe de analizarse la posibilidad de que algunas especialidades puedan desgajarse o diversificarse del tronco central de medicina. La necesidad de incorporar ya, en esta etapa, la Inteligencian Artificial, los algoritmos matemáticos diagnósticos o la relación médico/paciente mediante plataformas digitales. Y la enseñanza debe de centrarse en aprender a aprender y el desarrollo del pensamiento crítico.
En la etapa de formación especializada, sería interesante escalonarla por etapas, cada una con empleabilidad y al mismo tiempo arborizarla incluso con otras carreras diferentes. La finalidad de esta propuesta es adecuar el aprendizaje con la flexibilidad que los profesionales deberán tener para adaptarse a los cambios rápidos que se vayan produciendo en sus puestos de trabajo.
En la etapa del ejercicio profesional, los hospitales y centros de salud deberían redefinir su misión y sus estrategias para dar la respuesta adecuada a los retos cambiantes de las demandas ciudadanas y su salud. Estas demandas pueden requerir crear nuevas definiciones de puestos de trabajo, con perfiles diferentes a los empleados hasta ahora. Además, posiblemente haya que desgajar, descentralizar o crear nuevas estructuras para convertir la medicina en más operativa y cercanas al ciudadano
De manera general y al margen de lo comentado, también creo que también se debe de:
Conocer el número real de profesionales que se requieren en SNS, y definir las estrategias para alcanzarlos y mantenerlos.
Analizar y adecuar los sueldos y los incentivos de los profesionales de la salud para hacer atractivo trabajar en la sanidad pública.
Romper con la endogamia actual y devolver la movilidad a las plantillas, como elemento imprescindible en la carrera de los profesionales de la salud.
Analizar las condiciones que hacen más atractiva la sanidad de otros países de la UE que nuestra sanidad. Sabiendo que este atractivo no es solo económico. Entender estas diferencias y corregirlas evitarían la sangría de nuestros profesionales hacia dichos países.
Favorecer, alentar y becar, los periodos de formación de nuestros estudiantes/ profesionales en las universidades y hospitales de referencia internacional como son muchos centros de EEUU. En ellos, muchas de las innovaciones que necesitamos ya están implementadas. Paralelamente incentivar el regreso de estos médicos a nuestro país. Regreso que debe de ser fácil y rápido, reconociendo su formación, su nivel de excelencia, y la aportación que pueden hacer en todos los aspectos a nuestro SNS. Y evitar el error de aplicar baremos útiles en otros campos, pero totalmente inadecuados para estos médicos.
Este artículo solo busca abrir un debate, que estoy seguro que poco a poco se irá abriendo camino.