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Vecinos que salvan vidas y futbolistas con la pala en mano para ayudar, así fue la tormenta y sus secuelas en Alomartes (Granada)

Los jugadores del conjunto alomarteño colaboran en las labores de forma voluntaria

Los jugadores del conjunto alomarteño colaboran en las labores de forma voluntaria / Diego Sevilla / Photographerssports

Las lluvias torrenciales del martes causaron escenas de verdadero pánico en el Poniente granadino. La rápida concentración de agua, rozando los sesenta litros por metro cuadrado, causó destrozos en las calles y hogares de los vecinos de Alomartes.

“Antes de que pudiera decir nada ya teníamos el agua por la cadera”, explicó Daniel, vecino de Alomartes, que en la tarde de ayer tuvo que socorrer a su pareja buceando por el garaje de su casa después de que se viniera abajo la tapia trasera de su casa. Ellos se han llevado la peor parte de las inundaciones por la tromba de agua que trajo la tormenta del martes en el interior de la provincia de Granada.

El otoño ha dado una mala bienvenida a la pedanía de Íllora, que lamenta daños en una calle principal, donde los coches y cubos de basura se agolparon en la parte baja del pueblo, y que recogió todo el agua descargada y acumulada en el barranco. Los problemas también se concentraron en una casa familiar, que vivió una escena de pavor de la que lograron escapar gracias a la ayuda vecinal.

“Estábamos en el sótano y escuchamos un ruido muy fuerte, pensábamos que era un trueno, pero antes de poder decir nada teníamos el agua por las caderas”, relató Daniel. Ahí comenzó el susto. Su madre, María Juana, estaba escayolada y su hermana Antonia, que vive justo al lado, salió para ayudarla. La tapia trasera de la casa que lindaba con un terreno sin edificar donde estaba descargando parte del agua proveniente del barranco terminó cediendo ante la enorme cantidad de agua acumulada, así que la tromba entró directamente y de golpe en el hogar familiar.

La rápida reacción de Daniel salvó a sus familiares, pues pudo abrir el portón de la vivienda, lo que liberó una gran ola que arrastró a todos menos a la pareja de Daniel, que quedó atrapada por un mueble. “Me di la vuelta y la saqué, tuvimos que bucear para salir del garaje y ya conseguimos salir”.

Alfonso, un vecino que escuchó los gritos, se dispuso a ayudar. “El portón se rompió y salió una ola, Antonia salió arrastrada y pude agarrarla”, cuenta Alfonso, del que Antonia dice que es “su salvador”, y que le estará agradecida el resto de su vida, puesto que el mayor daño físico para ella fueron unas magulladuras en las piernas.

Antonia, Maria Juana y Alfonso, los protagonistas de la historia más angustiosa que se vivió durante la tarde de tormenta. Antonia, Maria Juana y Alfonso, los protagonistas de la historia más angustiosa que se vivió durante la tarde de tormenta.

Antonia, Maria Juana y Alfonso, los protagonistas de la historia más angustiosa que se vivió durante la tarde de tormenta. / Diego Sevilla / Photographerssports

“No es la primera vez que pasa, ya se inundó una vez la casa porque el agua superó la tapia”, cuenta Daniel. Granada Hoy ha hablado con la alcaldesa de Alomartes, María Isabel Pérez Núñez, que explica que aún están evaluando los desperfectos: “Hemos habilitado una oficina para que los vecinos nos cuenten cuáles han sido los daños”. Explica que “el problema fue la acumulación de agua por los coches y contenedores en la calle más cercana al barranco”. Ante la previsión de lluvia segura la tarde del miércoles, Núñez adelantó que “hemos despejado la calle de barro y obstáculos para que no se vuelva repetir, pero tenemos que estar atentos”.

El garaje familiar se inundó al completo, dejando inservible todo lo que guardaban en su interior, como las herramientas de trabajo del padre de familia, carpintero de profesión, o los vehículos familiares.Las inundaciones no se dieron debido al desborde del cauce de un río, como fue el caso de Montefrío, en este caso, el problema reside en la localización del pueblo, bajo un barranco que encauzó las lluvias torrenciales que llegaron en tromba a los hogares alomarteños.

El garaje quedó completamente anegado. El garaje quedó completamente anegado.

El garaje quedó completamente anegado. / Diego Sevilla / Photographerssports

A la mañana siguiente, los vecinos respondieron atándose las botas y con solidaridad a la mañana siguiente del desastre ayudando de todas las formas que pudieron. Es el caso de los integrantes del equipo de fútbol del pueblo, que salieron juntos a primera hora de la mañana “para echar una mano”, cambiando las botas de tacos por las de lluvia y los guantes por palas.

En las calles alomarteñas podía verse cómo en las principales avenidas muchos colaboraban poniendo sus manos y sus propios vehículos, incluso en aquellas zonas donde los destrozos no fueron tan graves. La escena más común la conformaban los bajos inundados y llenos de lodo, que gracias a la tregua de la mañana pudieron vaciarse, siempre con un ojo puesto en el cielo por si se repetía la tromba de agua. Además, el Ayuntamiento movilizó a varios operarios que limpiaron las calles más congestionadas por el lodo y las piedras para habilitarlas y ampliar el cauce de una posible nueva riada.La mayoría de hogares y establecimientos carecían de agua potable debido a la congestión de las tuberías, que varios operarios desatrancaban e incluso cambiaban con presteza. También se han reportado problemas con el suministro eléctrico en varios hogares.

Montefrío fue el municipio del Poniente de Granada más afectado por la tormenta agua y granizo del martes. Técnicos municipales de la Diputación de Granada y de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir tratan de cuantificar los daños.

El Ayuntamiento de Montefrío explicó que la tromba de agua y granizo hizo desbordar el Arroyo Milanos después de que en apenas media hora cayeran cerca de 55 litros por metro cuadrado. La Policía Local de Montefrío, junto a todos los efectivos de Protección Civil, Guardia Civil y los Bomberos de Loja, procedieron a la ayuda de familias que quedaron aisladas en sus casas tras la tormenta, y a las tareas para la reapertura de los caminos rurales que han sido destrozados por la lluvia.

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