Buen clima, aire libre y golf... el paraíso para el turista extranjero

El suave invierno que se vive en la Costa Tropical anima a los visitantes de otros países a prolongar su estancia en los campings, que así ven salvada la temporada

Un grupo de extranjeros se divierten en uno de los campings de la costa.
Un grupo de extranjeros se divierten en uno de los campings de la costa.
Rosa Fernández / Motril

costa, 04 de marzo 2012 - 05:01

Los 23 grados que ayer se registraron en la Costa Tropical distaban mucho de los 8 que hacía en su país natal (Holanda). Ésta es una de las razones por las que Masetto y Ellen (y su perro labrador, Max) vuelven una y otra vez al camping Playa de Poniente de Motril. El buen clima, el sol, la primera línea de playa… Y sentirse como en casa.

Este matrimonio holandés es el ejemplo de los turistas extranjeros que se refugian en verano en el litoral granadino para pasar un invierno que ellos conciben casi como "veraniego", por paradógico que sea en puridad el calificativo. Así pasan por alto las frías temperaturas de este país europeo. Y no sólo ellos, sino también los numerosos alemanes, noruegos, daneses, eslovacos o franceses que eligen acampar en este establecimiento motrileño cada año para pasar el otoño y el invierno, hasta que vuelven en primavera a sus hogares, cuando ya el termómetro ha subido en su país de origen.

Sin embargo, este año se están haciendo los remolones, animados por las buenas temperaturas. Y es que este mes de febrero ha hecho que el mercurio alcance los 25 grados o los 22 o 23 de ayer, que invitaban a una caminata por el paseo o a practicar deporte.

Así, se resisten a marcharse, pese a que este fin de semana han celebrado su fiesta de despedida de todos los años: 'See you soon, friends'. El encuentro que comenzó sobre las doce y media de la mañana con la intención de compartir un almuerzo y continuar la tarde con una serie de actividades, se convirtió en todo un éxito, según valoró la responsable del camping, Carmen López, al término de la jornada.

Aunque existía la intención de celebrar un concurso gastronómico, las propuestas presentadas estaban "tan ricas" que finalmente la organización desistió de este fin, y se limitaron a disfrutar de toda la comida que con tanta ilusión venían proyectando y preparando durante los días antes al evento. Después bailaron, escucharon flamenco y López les regaló una planta de recuerdo.

A diferencia de otros alojamientos, los campamentos mantienen un vínculo especial con sus clientes, de ahí que en esta fiesta de despedida todos (tanto los empleados del camping como los clientes) cocinaron, compartieron un día de charlas y, sobre todo, expresaron sus ganas de que pase muy rápido el año para regresar a su segunda casa, el camping.

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