Sucesos

Dan sepultura a los restos del joven desaparecido en Guadix hace treinta años que fue asesinado y escondido en una cueva

Imagen aérea de la localidad de Guadix

Imagen aérea de la localidad de Guadix / G. H.

La familia de Ramón García, el joven desaparecido en enero de 1992 en Guadix, en la comarca del Norte de Granada, ha podido dar sepultura en el cementerio de San José de esta ciudad a sus restos mortales, aparecidos hace meses en una cueva, donde habrían sido enterrados tras haber sido asesinado en aquellas fechas, y posteriormente identificados con base en su material genético.

La familia ha podido así cerrar este capítulo luctuoso de su historia después de que, según han confirmado fuentes de la Guardia Civil, la Benemérita le hiciera entrega de los restos de este joven.

El informe forense confirmó la semana pasada que el esqueleto que fue encontrado por unos excursionistas en una cueva cercana a Lugros semienterrado se trataba de Ramón García, un joven de Guadix de 22 años que desapareció sin dejar rastro, después de confirmarse su identidad a través de las pruebas de ADN llevadas a cabo en el Instituto de Medicina Legal de Sevilla. 

Estos huesos fueron encontrados con algunas de sus pertenencias, como una cartera con dinero o varios perdigones de caza del mismo calibre. Esto se desprende de un informe judicial donde se desvela que no fue asesinado en la cueva donde se hallaron los restos de la víctima, y que los disparos se produjeron muy cerca del cuerpo en el cráneo y en un costado.

Tras la aparición de estos restos en una cueva de la zona, la Policía Judicial de la Guardia Civil abría una investigación, en la que desde el principio ha habido indicios de muerte violenta, si bien la búsqueda de un posible asesino no se puede activar al prescribir este tipo de delitos en 20 años, han especificado estas mismas fuentes.

En los últimos días, el Instituto Armado podía entregar a la familia los restos, que ya descansan en el cementerio de Guadix, en cuyo término al parecer habría muerto violentamente, y siendo arrastrado luego a la cueva para ocultarlo allí en lo que han terminado siendo tres largas décadas para sus allegados.

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