Jun, tradición y modernidad
La granada del siglo XXI
Las nuevas tecnologías son la seña de identidad de un pueblo cuyo nombre se asoció durante años con la cerámica
Si la cerámica, la arcilla y el ladrillo fueron durante muchos años una de las principales señas de identidad del municipio granadino de Jun, las nuevas tecnologías se han convertido ahora en el nuevo símbolo del pueblo. A poco más de 5 kilómetros de la capital, esta localidad de unos 3.000 habitantes ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, sin dejar atrás sus costumbres y su forma de vida tranquila y se ha convertido en el mejor ejemplo de que modernidad y tradición pueden ir de la mano con facilidad.
El Pabellón de las Artes, obra del artista Miguel Ruiz Jiménez, da la bienvenida a los que se acercan al pueblo de la Vega granadina. Las obras que recoge este centro cultural han logrado su reconocimiento fuera de la provincia y que sirva de referencia y atractivo a muchos visitantes. Sin embargo una vez que el turista se adentra en el pueblo encuentra una realidad diferente, paisaje típico de un municipio andaluz, que ha vivido su principal auge en los últimos años.
Los vecinos, unos antiguos y otros muchos nuevos, coinciden en destacar la tranquilidad que se vive en sus calles y el aire fresco que se respira en una localidad nacida a orillas del río Juncaril y con la sierra de la Alfaguara de fondo.
Los que han crecido y jugado entre las casas antiguas que aún siguen en pie recuerdan un pueblo con menos gente y con bastantes menos viviendas. Sin embargo, la cercanía de la capital ha hecho que sean muchos los granadinos que han dejado la capital para trasladarse a este rincón de la provincia, que, aunque a pocos kilómetros de Granada, aporta a sus habitantes un clima de vida muy diferente al de la ciudad.
Las urbanizaciones han ido creciendo, especialmente en las últimas décadas, a pesar de que la extensión de terreno municipal no es demasiada. Junto a los que han decidido instalarse allí para vivir, otros construyeron en Jun su segunda vivienda, una casa alejada del ruido, en la que pasar los fines de semana o las vacaciones de forma más tranquila.
Así, entre los juneros se mezclan ahora los de siempre con los nuevos, aunque tanto los unos como los otros coinciden en asegurar que si hay algo mejor que la calma del pueblo son sus gentes que han sabido acoger a todos los que han ido llegando y hacerlos sentir como en casa.
Aunque aún quedan habitantes que viven de la cerámica y de la producción del ladrillo, Jun se ha convertido en un municipio en el que el sector servicios es el principal motor económico. La agricultura ha ido dejando paso a otras actividades y la construcción, que tuvo su lugar hace algunos años, está ahora, como en otros muchos puntos, en un segundo plano. La poca distancia a la capital provoca que también sean muchos los que se trasladen a Granada para trabajar cada día.
Aún así, desde el Ayuntamiento tratan ahora de apostar por un nuevo sector económico, el de las energías renovables. En este sentido, han puesto en marcha el proyecto Solarium para tratar de reciclar a los que hasta ahora eran trabajadores de la construcción.
En el año 2001 Jun aparecía en la prensa de todo el mundo por haber declarado el derecho de todos los ciudadanos a internet y se convirtió en ejemplo de la teledemocracia activa. Hoy, en sus calles, los vecinos continúan paseando al mismo ritmo y charlando en las mismas plazas con sus amigos. Las nuevas tecnologías han mejorado muchas cosas, pero no han cambiado las más importantes.
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