Motril llora la pérdida de su Reina

El Ayuntamiento decreta un día de luto por la muerte de Fabiola Los vecinos guardan recuerdos de sus visitas

Motril llora la pérdida de su Reina
Motril llora la pérdida de su Reina
Rosa Fernández Motril

07 de diciembre 2014 - 05:01

El periodista Alfredo Amestoy confiesa que se quedó en Motril porque "aquí podía ser anónimo". Esa fue exactamente la razón por la que los reyes de Bélgica Balduino y la recién fallecida Fabiola se prendaron de la ciudad costera, porque podían ir por cualquier calle en medio de la gente, sin que nadie les abordara. Este 'enamoramiento' de la localidad granadina fue correspondido y se convirtió en un largo idilio. Ayer, cuando los motrileños se despertaron con la noticia del fallecimiento de la hermana de Jaime de Mora y Aragón el pasado viernes, todos lamentaban su pérdida, sobre todo, los más longevos, que son los que atesoran más recuerdos de la familia real belga en la Costa Tropical.

El Ayuntamiento de Motril se ha hecho eco de este sentimiento colectivo, al decretar el sábado día de luto oficial, por lo que ayer las banderas ondeaban a media asta. Además, durante la próxima semana se ofrecerá al público un libro de condolencias que se instalará en el salón de protocolo del Consistorio en el que hay un retrato de Balduino y Fabiola, donde los motrileños podrán dejar reflejado su pesar por la muerte de la que fuera reina de los belgas, pero también de esta otra patria chica.

La alcaldesa de la ciudad, Luisa García Chamorro, ha destacado que "la vinculación de los monarcas Balduino y Fabiola fue muy estrecha con Motril desde que la eligieron en los años sesenta para establecer su residencia de vacaciones, en Playa Granada en la finca Villa Astrida, dedicada a la madre del monarca" (Astrid).

La regidora ha mostrado la consternación que ha producido en la localidad el fallecimiento "de una persona muy querida por los motrileños por lo cercana que era, de hecho, tras quedar viuda siguió viniendo algunos veranos a su palacio en Playa Granada". La última visita fue en 2009, con motivo de la primera edición del Festival de Música Sacra Rey Balduino, que no se quiso perder.

Un año antes, también asistió a un torneo de golf en Los Moriscos, en el que hizo una vez más gala ante los periodistas de su cercanía. Pero las anécdotas de los motrileños son interminables de aquella mujer española cuya boda con Balduino de Bélgica sorprendió al mundo en 1960 después de tan sólo un año de noviazgo en secreto. Muchos vecinos de Motril estaban ya acostumbrados a ver a la reina Fabiola caminar sola por el centro de la ciudad, siempre provista de su inseparable pañuelo a la cabeza. Lo que pocos saben es que se los compraba a Pepe Baena, uno de los comerciantes con más solera de Motril, que también es conocido por ser pintor. "Recuerdo que en una ocasión, en la que sí iba acompañada por un guardaespaldas, yo tenía a una chica muy salerosa de dependienta, y no se qué le contestó que el de seguridad le dijo que aquella señora era la reina, a lo que la muchacha le respondió con ese deje que tenemos los motrileños: ¿Que esta mujer es la reeeeina?, con aire de incredulidad. Aún así, siguió comprando en mi tienda durante bastante más tiempo".

"Lo que chocaba era la manera de mirarse que tenía ese matrimonio", recuerda Antonio, un asiduo a la iglesia de las monjas nazarenas, sobre todo, en Semana Santa. Los reyes también acudían cada año a esta tranquila y pequeña parroquia. "Llegaban con el tiempo casi justo y llenaban la iglesia, entre los sobrinos y los guardaespaldas, que se colocaban detrás; a mí me dieron la paz más de un año", comenta. "Eran como los demás", añade. "Sin embargo, en el momento de la comunión sí se apreciaba su tratamiento real al darles la comunión el padre Pío, entre otros, también con el vino".

Fabiola se notaba que era mujer enamorada de Balduino, y éste supo contagiarle su cariño por Motril. El rey se prendó en los años 60 de la Costa Tropical en un viaje en helicóptero desde Sierra Nevada hasta el litoral. El carácter de los vecinos de la ciudad le hizo decidirse: Ellos podían hacer una vida normal, sin que nadie les molestase. La ciudad se convertía así en destino de primer orden para personajes como los Reyes de España o figuras internacionales que venían a visitarles.

El hijo del entonces alcalde de la ciudad, Juan José Escribano, explica cómo se instalaron allí: "la promotora de la urbanización Pueblo del Chirimoyo, que fue el germen de las actuales urbanizaciones turísticas de la ciudad, cedió el terreno a los reyes para promocionar la zona. En ese mismo tiempo la familia Agrela tiene dadas las tierras a colonos y deciden hacer el principio de lo que ahora es Playa Granada. Por razones de parentesco con Fabiola, le vende a un bajísimo precio el terreno. Lo único que hace mi padre, previendo que podía ser en el futuro una zona residencial, es dar todas las facilidades que podía dar un ayuntamiento". Mientras que se construían su residencia, era habitual que se alojasen en el que era entonces el establecimiento turístico más chic de la época: El Hotel Costa Nevada. Francisco Lorenzo Rodríguez, que recuerda en su blog que "la reina, interesada en las plantas del jardín charla con frecuencia con el jardinero Miguel y una de las veces que van a dejar el hotel, la reina se acuerda que no se ha despedido de Miguel y le indica al rey Balduino, que se encontraba dentro del coche, que la acompañara para despedirse del jardinero. ¡Qué sencillez la de estos ilustres personajes ¡A la reina le gustaba un tipo de palmera que había en el hotel y este tipo de palmera es la que circunda hoy toda la residencia de Astrida".

Así, cuando un motrileño decía: "Ahí va la reina", todo el mundo presuponía que se trataba de Fabiola, porque para Motril, era su monarca. Por eso llora ahora su pérdida.

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