Orgiva, un rincón multicultural
La granada del siglo XXI
El municipio de la Alpujarra tiene entre sus empadronados vecinos de más de sesenta nacionalidades diferentes
Para muchos es la capital de la comarca de la Alpujarra y el lugar hasta el que se tienen que trasladar los vecinos de muchos pueblos de la zona para realizar sus gestiones. Pero además de su imagen de pueblo comercial y de servicios, Órgiva quiere convertirse, y en ese camino está avanzando, en un centro donde la cultura y el arte determinen su futuro.
A apenas sesenta kilómetros de la capital, se presenta este pueblo, uno de los más grandes de la Alpujarra y en el que la tradición se mezcla con la modernidad, tanto en la forma de vida como en la estructura y arquitectura de sus calles.
En la calle central del pueblo, frente al que sin duda es su principal símbolo, las dos torres de la iglesia de la Expectación, se puede observar como la vida en Órgiva es fruto de la mezcla de culturas, de la acogida de nuevas nacionalidades y de la convivencia. La convivencia cómo ejemplo de que en un lugar, que no llega a los 6.000 habitantes, hay entre los empadronados más de sesenta nacionalidades distintas y sin embargo, o quizás precisamente gracias a ello, se respira en la calle tranquilidad y sosiego, y sigue habiendo viviendas que dejan la puerta abierta, casi sin preocupación.
Las rastas rubias se mezclan con la tez morena de los que nacieron en sus calles, la diversidad de acentos podría compararse a la de grandes urbes, pero el aire que se respira y el paisaje que se observa desde casi cualquier punto hace que los que llegan se queden, porque es uno de esos lugares en los que la vida parece más sencilla.
El turismo se ha convertido en uno de los principales motores económicos del municipio. El entorno natural -Órgiva se encuentra en el parque natural de Sierra Nevada- lo hace un enclave ideal para deportes como el senderismo o el ciclismo, así como para disfrutar de rutas a caballo, entre otros. Pero junto a ello, en la localidad se pretende dar un empuje a otro tipo de turismo, en el que la cultura sea la protagonista, una diferenciación respecto a otros pueblos de la zona. El mercado del arte que llevará exposiciones de artistas de la zona un sábado al mes es un ejemplo de esta intención, así como el proyecto de que el pueblo tenga en breve una galería de arte.
Los alojamientos rurales también son un importante generador de riqueza para la zona, hasta allí se acercan cada fin de semana personas de la capital o de otras provincias para disfrutar del entorno y de la naturaleza de la zona. Pero desde luego si hay un turismo que ha ido influyendo en lo que Órgiva es ahora ha sido el extranjero, que ha encontrado en este punto de la geografía un lugar ideal para establecerse, bien para disfrutar de su vida tras años de trabajo o bien como espacio de inspiración para artistas de distintas disciplinas. Lo cierto es que el lugar invita a la creatividad.
No obstante el comercio y la hostelería siguen siendo protagonistas en la economía de la zona. Como centro de servicios, en el que son habituales las idas y venidas de vecinos de otros municipios, los bares, restaurantes y tiendas de Órgiva se convierten en una importante fuente de ingresos.
Como sucede en casi todos los pueblos, los orgiveños se muestran orgullosos de sus calles, de sus gentes, del paisaje del que viven rodeados, y al que ninguno podría renunciar ... pero el sentimiento no es sólo de los que nacieron allí, sino que lo comparten los que han ido llegando y se han ido enamorando del lugar. En Órgiva se mezclan los orgiveños de nacimiento con los orgiveños por elección, y todos coinciden en señalar que no renunciarían a vivir allí. Los que lo eligieron porque así lo quisieron desde que llegaron y a los que él los eligió, porque han crecido rodeados de una imagen única.
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