Otura, a un suspiro de Granada
La granada del siglo XXI
Sin tranvía ya, pero con parque, Otura ha cambiado mucho con el paso de los años y también ha ido dejándose por el camino alguna que otra fábrica que aún perdura en la memoria de sus habitantes, como la vieja alfarería.
Cuenta la leyenda que cuando Boabdil abandonó Granada, en su camino de retirada tras haber perdido la ciudad miró hacia atrás y no pudo contener las lágrimas. Y dicen también que fue concretamente en un lugar del municipio de Otura donde el rey nazarí se detuvo derrotado para contemplar su paraíso perdido y le pudo la pena. Ese lugar hoy se llama el Suspiro del Moro.
Pasaron los siglos y además de las historias, más o menos ciertas, quedó poco de aquella época en este municipio. Aunque sí se puede decir que de alguna manera, Otura mantiene, como Boabdil, su mirada fija en Granada, de la que sólo la separan 11 kilómetros, y a la que diariamente se desplazan muchos de sus habitantes para trabajar o para hacer allí sus compras, sus trámites o sus negocios. A esto se suma que muchas de las viviendas del municipio, en especial las de las urbanizaciones, sirven en realidad de segunda vivienda a granadinos que buscan en Otura un lugar más fresco para el verano.
Entre unas cosas y otras, la realidad es que mucha gente tiene la casa en un sitio y los "papeles" en otro y las cifras oficiales no casan con lo que se ve en las calles. "Otura tiene una población real de unos 15.000 habitantes, cuando de derecho sólo se le reconocen 7.000", explica el alcalde, Ignacio Fernández-Sanz. Así cobra sentido la campaña puesta en marcha por el Ayuntamiento en la que, con una imagen de una mano y un anillo, invitan a los vecinos a comprometerse con el municipio empadronándose en él. Y según el alcalde, funciona. Y es que se ofrecen ventajas como la reducción de algunos impuestos, explica Fernández-Sanz, que afirma que el año pasado se empadronaron 450 personas.
Una vecina, Araceli Velasco, aporta su propia explicación de los números: "Se vive muy a gusto aquí y a la vista está, que éramos unos 2.500 y ya nos vamos a acercar a los 10.000". También orgullosa de su pueblo, Antonia Bayo le da la razón y elogia asimismo el parque del municipio, que era antiguamente la estación del tranvía: "Se vienen hasta las novias de otros pueblos a hacerse las fotos aquí".
Sin tranvía ya, pero con parque, Otura ha cambiado mucho con el paso de los años y también ha ido dejándose por el camino alguna que otra fábrica que aún perdura en la memoria de sus habitantes, como la vieja alfarería, en la que "se hicieron piezas para una reproducción de la Alhambra que encargó un jeque árabe", cuenta otra vecina, Carmen Mata.
"También ha habido mucho negocio con el tul. Se hacían mantelerías, paños...", cuenta Antonia. "Hay mucha tradición también de hacer mantillas", aporta por su parte el alcalde, que asegura que se han llegado a recibir pedidos de la Casa Real.
No obstante, pese a que hubiera otras actividades, lo cierto es que durante mucho tiempo el municipio vivió como tantos otros "del campo y de los animales", tal y como asevera Carmen. Los secaderos de tabaco, que tanto dinero y trabajo dieron a este municipio tienen ya una presencia casi anecdótica y han ido desapareciendo del mapa, dejándose morir de la mano del declive de este cultivo.
Luego el sector primario dejó paso a la construcción como centro de la economía y ahora la crisis se ha encargado de volver a plantear la necesidad de un nuevo vuelco en el estado de las cosas. "Hasta el día de hoy Otura ha vivido del ladrillo. En este momento lo que estamos buscando es empresas importantes que quieran venirse aquí. Estamos negociando por eso con algunas internacionales", asegura el alcalde del municipio, que recuerda que a finales de año se abrirá un gran centro de distribución de un importante supermercado.
Por otro lado, además de la reforma del tráfico que tiene gran parte de las calles patas arriba, entre los proyectos a corto plazo del Ayuntamiento está la creación de un centro de estancia diurna para mayores, que el alcalde asegura que comenzará a construirse en unos días y que los vecinos más mayores llevan mucho tiempo demandando.
En su afán por llenar su agenda y activar la vida en sus calles, con una importante población juvenil, el municipio no adolece ni de actividades deportivas ni de culturales. Si el fútbol y el voley playa son probablemente los deportes reyes en el pueblo, la banda de música, por su parte, se ha reservado un lugar destacado en la fama de Otura y, además, este año ha celebrado ya sus veinticinco años en marcha.
Mirando hacia el futuro con ganas, Otura no olvida por ello su pasado y sus historias. En su callejero, conserva con cariño los nombres de Boabdil y de Aixa. Y continúa contándose generación tras generación la leyenda de cómo la madre del rey moro le reprochó con dureza al ver sus lágrimas: "Llora, llora como mujer lo que no supiste defender como hombre..." Pero eso es otra historia.
También te puede interesar
Lo último