El Palacete del Corregidor reabre sus puertas tras siete años de obra
El céntrico edificio, del siglo XVII, todavía no podrá ser utilizado como hotel escuela
Tras más de siete años de obras, finalmente abrió sus puertas el Palacete del Corregidor, un hotel con encanto promovido por el Ayuntamiento situado en pleno casco histórico, a escasos metros de la plaza de la Constitución. Pero debido a la situación económica el establecimiento no cumplirá de momento su propósito inicial de convertirse en hotel escuela, sino que servirá como residencia para visitantes que lleguen invitados por el municipio.
Fueron muchas las vicisitudes por las que pasó en los últimos años este edificio histórico, situado en la calle Escamado, que durante los siglos XVII y XVIII sirvió como sede administrativa y judicial de los corregidores que llegaban a Almuñécar. Tras estar durante muchos años en manos privadas, fue adquirido por el Consistorio en 1989, y se barajaron diversas opciones sobre su uso. Incluso el propio Manuel Chaves, en una visita realizada en 1992, se habría comprometido a destinarlo a conservatorio profesional de música, según aseguró en el acto inaugural el alcalde Juan Carlos Benavides.
A comienzos de la presente década se puso en marcha la rehabilitación del edificio, al que se le añadió una vivienda colindante para ganar espacio. Sin embargo, desde el comienzo de las obras -parte de las cuales se financiaron a través del Plan Turístico de la Junta de Andalucía-, el proyecto sufrió diversas modificaciones, hasta llegar al resultado final de un hotel con encanto de tres estrellas ambientado en estilo tradicional andaluz. De hecho, los nombres de las diez habitaciones con que cuenta corresponden a localidades de la comunidad autónoma.
Además de la recepción y el patio, la planta baja cuenta con un spa y centro hidrotermal, mientras que la primera y la segunda planta albergan respectivamente cinco habitaciones, de sólo dos plazas cada una aunque de gran amplitud. En la terraza semicubierta se sitúa la cafetería, que cuenta con un espacio cerrado de grandes ventanales y otro abierto con espléndidas vistas del casco antiguo, incluyendo el Ayuntamiento y la Iglesia de la Encarnación. El edificio tiene también un sótano destinado a almacén y zona de mantenimiento.
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