Patrimonio

Patrimonio de Granada amenazado: ahora, la Casa del Tinte de Baza

Interior de la Casa del Tinte de Baza

Interior de la Casa del Tinte de Baza / Hispania Nostra

La Casa del Tinte de Baza es uno de los cinco edificios históricos de Andalucía que acaban de entrar en la Lista Roja de patrimonio que elabora la asociación Hispania Nostra y donde se recogen más de un millar de monumentos españoles en riesgo de desaparecer, destruirse o sufrir una alteración esencial de sus valores.

Abandonados, arruinados y sin ningún mantenimiento es como asegura este colectivo que se encuentran, además del edificio bastetano, el Corralón de las Dos Puertas y la Huerta de Godino, en Málaga; el descargador de mineral del ferrocarril minero Bédar-Garrucha (Mojácar, Almería), y el Castillo de Aznalmara (Benaocaz, Cádiz).

La Casa del Tinte de la ciudad de Baza es un inmueble que el cabildo bastetano compró en 1549, remodelándolo de inmediato e instalando en él la tintorería municipal. Esta actuación estaba dentro de un programa cuyo objetivo era mantener, potenciar y controlar las industrias derivadas de la lana, en este caso el tinte, regulando su control con las ordenanzas y veedores públicos, prohibiendo tintar lanas ajenas fuera de la urbe. El edificio, tras dejar de ejercer las funciones para las que fue concebido, pasó a manos privadas y a desempeñar las funciones de fábrica de jabones en el siglo XIX.

En el interior se conservan un patio trasero muy transformado, y sencillos alfarjes de madera en las plantas baja y primera (obra probable de 1549) y en la planta principal, hoy en gran parte tapados. Sus fachadas destacan por la utilización de un criterio rigorosamente austero de alzados, prescindiendo de toda decoración adicional, siguiendo las líneas de sobriedad que marcan la arquitectura tradicional de la ciudad. Fachadas sencillas, escasamente decoradas y enraizadas en la manera de construir del pueblo bastetano.

Conservan de la arquitectura popular la planitud de los muros desornamentados y el recorte de los vanos limpiamente, sin molduras, pero sin las irregularidades en la distribución y tamaño propias de las peculiaridades compositivas de la arquitectura tradicional, estando muy geometrizados, vano sobre vano. Su planta baja fue recubierta por antiestéticos ladrillos en el último tercio del siglo XX. Sus superficies, extraordinariamente planas, son realzadas a través de balcones y rejas de distintos tamaños y formatos y aleros de corte popular y mudéjar, fuera de todo clasicismo, para el que los muros de un edificio era obligado que terminasen en cornisa. La portada de piedra del siglo XVI (posiblemente plana y al ras de la fachada), debe estar en parte tapada por obras posteriores.

Aunque en la ficha del PGOU del año 2010 se considera como un inmueble deteriorado, su estado de abandono ha aumentado su proceso de ruina. Presenta filtraciones de agua en la cubierta, hundimientos interiores desde hace varios años (zona del patio) y posiblemente aleros cayendo el patio interior. Las puertas de acceso se encuentran tapiadas desde hace muchos años, por lo que en la actualidad es imposible conocer su aspecto interior.

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