La granada del siglo XXI

Pinos genil, a las orillas del río

  • El pueblo, situado a unos 10 kilómetros de la capital, se ha convertido en lugar ideal para una segunda residencia

Los caprichos de la naturaleza, unidos a los del ser humano hacen de Pinos Genil un municipio dividido en dos por el agua, y es el que el paso del río por la localidad ha condicionado incluso el nombre de este pueblo, aunque aún muchos lo conozcan como Los Pinillos, como ya sucedía en la Edad Media. A apenas diez kilómetros de la capital resulta sorprendente que se pueda encontrar un enclave con un entorno natural como el de este municipio.

Cerca de 1.300 pineros habitan en este tranquilo pueblo en el que la vida discurre de manera sosegada y el sonido del agua, junto con la espectacular vista de las montañas de Sierra Nevada, constituyen un verdadero placer para todo aquel que busca relajarse. La cercanía de la capital ha facilitado que la población de esta localidad se mantenga e incluso crezca, ya que para aquellos que se trasladan cada día a Granada por motivos de trabajo, resulta cómodo y gratificante volver a casa y respirar el aire limpio que se pasea entre sus montañas.

La agricultura apenas tiene ya fuerza en la localidad y los servicios y la construcción se ha erigido como principales motores de desarrollo económico del pueblo. Las construcciones, especialmente de viviendas de segunda residencia, proliferaron de manera muy notoria durante los últimos años. Muchos granadinos han elegido este paraje como lugar ideal para escapar del ruido y la agitación de la vida en la capital y, los fines de semana, el municipio se puebla de rostros nuevos, aunque cada vez más conocidos. No obstante la crisis de la construcción también se ha dejado notar y las nuevas edificaciones no avanzan ya al mismo ritmo de hace algún tiempo. Junto a ello los servicios constituyen el otro brazo de desarrollo de Pinos Genil. El entorno del municipio lo hace ideal para la práctica de senderismo, y para realizar cualquier tipo de ruta, algo que los pineros han tratado de potenciar, con establecimientos hoteleros y ofreciendo a los visitantes cualquier tipo de servicio para que se sientan cómodos. La cercanía de Granada les permite además ofrecer al turista la posibilidad de pernoctar en este pueblo y visitar también la capital.

Para los visitantes que vienen de cerca, la localidad cuenta con numerosos y conocidos restaurantes en los que se puede disfrutar de buena comida y de unas vistas inmejorables. Además del paisaje natural y la práctica de algún deporte de contacto con la naturaleza, el pueblo también tiene un entramado urbano que merece la pena conocer, paseando por sus calles, hasta desembocar en la plaza central, que da la sensación de un fortín 'amurallado' por las montañas que la rodean. El paraje de la fuente del Lobo o la antigua estación del tranvía que subía a Sierra Nevada, completan los atractivos que presenta esta localidad.

Pero casi ajenos a la singularidad del lugar, sus habitantes, disfrutan de una forma muchos más cotidiana de todos sus encantos. Asomada al tranco de la puerta una vecina charla con otra, en una de esas conversaciones en las que se deja notar esa sensación casi de gran familia que aún se vive en muchos pueblos en los que los vecinos aún saben los nombres de los que viven en la casa de al lado. Junto al río los mayores descansan mientras charlan sentados en un banco y en la calle, aunque a los que vienen de la ciudad les parezca algo en peligro de extinción, los niños aún juegan.

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