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Pulpo a la granadina

  • Los pescadores de la Costa de Tropical tienen localizados 750 caladeros para la captura de los preciados cefalópodos

Pese a que Galicia se erige en referente a la hora de pescar y cocinar productos de la mar, la costa granadina tiene lo suyo y a través de su producción propia busca seguir escalando posiciones en el mundillo de la gastronomía marina. El pulpo a la gallega puede ser uno de los platos más populares en este sentido, pero la Costa Tropical contraataca con sus propios manjares a base de este producto pesquero -como el pulpo asado o el pulpo a la salobreñera-, y con ejemplares capturados en su propio litoral.

Aunque pasa por momentos bajos por culpa de las inundaciones que azotaron Almuñécar el pasado mes de septiembre, la pesca del pulpo en la costa de Granada sigue siendo una de las actividades más tradicionales en el sector pesquero provincial, y surte a los restaurantes y chiringuitos de la comarca de productos frescos para elaborar sus platos, que en algunos casos se han convertido en especialidades que atraen a los paladares más exigentes del panorama nacional. Francisco José Ferres es el patrón y propietario del barco Jaquetón, que cada madrugada zarpa desde el Puerto de Motril para recorrer los cerca de 750 caladeros del litoral provincial en busca de estos preciados cefalópodos. La pesca es su modo de vida desde los 13 años, y se jacta de haberse dedicado siempre a las artes menores, como "la pesca con trasmallo, palangrillo o la pesca de pulpos, que son artes artesanales y no hacen daño al mar".

El sistema es bien simple. Lejos de utilizar modernos artilugios, la mayoría de los pescadores granadinos elaboran sus trampas adaptando elementos rudimentarios como macetas de plástico, bidones, cubas y otros recipientes de tamaño similar, de forma que el pulpo "se encueva" en ellos, sin poder salir. Estos botes están unidos a una boya flotante a través de cabos que el pescador hace emerger mediante un mecanismo de poleas. Tras comprobar uno a uno si contienen alguna presa, son lanzados nuevamente a la mar a la espera de una captura futura. Una vez en la embarcación, los pulpos son introducidos en cubas de mayor tamaño, aunque especialmente adaptadas para evitar su escape, pues pueden llegar a ser muy ágiles para desplazarse por la cubierta ayudándose con sus tentáculos.

Los caladeros de Granada se extienden por todo su litoral, desde La Rábita hasta La Herradura, y para llegar a ellos no hace falta adentrase demasiado en el mar. Las zonas de tajos y acantilados están exentas debido a que "hay mucho fondo, son zonas muy profundas y no se pueden pescar pulpos allí", explica Francisco, destacando que "siempre es mejor en playa y donde el fondo es extenso". Esa situación del lecho marino es lo que marca las zonas de localización de estos puntos de pesca, sin importar la distancia desde la orilla. En cuanto a profundidad, pueden encontrarse "entre los 10 y los 45 metros".

"Ahora mismo la pesca de pulpo está muy malamente. Hace dos años estaba muy bien, y el pasado ya fue regular", afirma el patrón del Jaquetón, quien atribuye la situación "a la riada de Almuñécar, porque se han llenado los fondos de la mar de basura, de palos, de plásticos, y entonces el pulpo se encueva allí y no en las artes". La situación no sólo ha afectado a los caladeros sexitanos y su entorno, sino también a los de Salobreña, Motril e incluso más hacia levante. "Ahora se están pescando unos 30 kilos diarios, pero hace un par de años se cogían 70, 80 o hasta 100 kilos por día", señala.

La coyuntura actual de la pesca del pulpo no impide recoger las cantidades necesarias para abastecer a los establecimientos gastronómicos de la Costa Tropical, que en algunos casos hacen verdaderas maravillas con este producto, buscando platos con una identidad especial. "Sale de muerte", dice con conocimiento de causa este pescador a la hora de explicar cómo saben los pulpos que él mismo recoge del mar. Y con él coinciden diversas guías gastronómicas nacionales que recomiendan el pulpo en salsa; el pulpo a la salobreñera, elaborado con un aliño a base de pimentón y otras especias; los espetos de pulpo; o el pulpo asado, que se prepara con ajo picado, perejil y aceite de oliva, acompañado con alioli al gusto. Son varios los restaurantes de la Costa que diversifican sus cartas con este producto, buscando convertirlo en un reclamo turístico alternativo al sol y la playa.

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