Situado a 1.476 metros sobre el nivel del mar, Trevélez es el pueblo más alto de la provincia de Granada y uno de los más altos de España. Esta es una seña de identidad, la otra uno de los productos más conocidos de la gastronomía granadina y que tiene su propia denominación de origen: el jamón, que ha hecho a esta localidad conocida fuera de sus fronteras.

El municipio, de menos de mil habitantes, representa a la perfección lo que cualquier visitante espera encontrar cuando se adentra en la Alpujarra. Un entramado peculiar que conserva la arquitectura típica de calles empinadas, pequeñas casas blancas con tejado plano y chimeneas con sombrero y tinaos. Junto a ello el agua de las numerosas fuentes que se encuentran casi en cada esquina, de las que emana un agua fresca y cristalina cuyo sabor sorprende también a los que llegan allí por primera vez.

Y a pesar de todo, no son estas sus más importantes riquezas, sino sus paisajes. Impresionantes parajes naturales se mire hacia donde se mire, las laderas de Sierra Nevada rodean todo el núcleo urbano. Siete Lagunas, el Pico del Rey, la Alcazaba, Vacares, Cerro Pelao e incluso Mulhacén, el techo de la Península Ibérica, son el abrigo de un pueblo en el que a cada paso se cruzan los oriundos con los visitantes que, cámara en mano, descubren con asombro los encantos de esta zona tan especial de la provincia.

Moisés y José, junto a sus familias, disfrutan en estos días del encanto alpujarreño. Procedentes de Elche y Alicante, ambos reconocen que no sabían mucho de la zona pero que "están encantados" con lo que han ido descubriendo. Después de pasar por Lanjarón, Pitres, Capileira y Bubión, se adentran ahora en Trevélez dispuestos a disfrutar de la gastronomía y de unos paisajes "sorprendentes". Como curiosidad apuntan que no esperaban encontrar tantos turistas en el camino, pero la Alpujarra y Trevélez se han convertido en un lugar de peregrinaje para cada vez más personas que quieren descubrir cómo algunas cosas a pesar del paso del tiempo permanecen casi intactas.

José Modesto fue durante 27 años el cartero de Trevélez. Dice que el pueblo ha crecido mucho y bromea respecto a la dureza de un invierno frío, que complica las comunicaciones, frente a un verano agradable, que muchos cambiarían por el de las altas temperaturas de otras zonas de la provincia. Además apunta, algo que se ve y se palpa a simple vista en el municipio, que el jamón de Trevélez no es solo un símbolo del pueblo, sino que además es uno de los principales motores económicos y por tanto uno de los sectores que más empleo da en la zona.

El turismo se ha convertido asimismo en otro de los pilares de la economía de esta localidad. Las tiendas de artesanía son las protagonistas en la plaza del pueblo. Cerámica o alfombras, entre otros souvenirs llenan estos comercios dirigidos a visitantes que quieren quedarse con un recuerdo de su paso por la localidad. Al comercio se une la restauración y los alojamientos que han supuesto un importante impulso para la zona.

Juan Fernández, que pasó más de veinte años trabajando fuera de su pueblo, asegura que el municipio "ha cambiado mucho, pero a mejor" y que el turismo se ha incrementado de forma muy notable. Cuando el sol se deja ver entre las calles estrechas de esta localidad granadina, las casas blancas se iluminan y los colores de las macetas que cuelgan de los balcones ofrecen una estampa tan típica como alegre, una imagen de siempre, que trasmite calma a la vez que vitalidad.