Se busca trabajo y casa en la playa

Nicolás Gutiérrez, albañil en paro, oferta a cualquier constructora comprarle un apartamento, a ser posible en Calahonda o Almuñécar, a cambio de que le contrate para trabajar por un periodo de dos años

Nicolás Gutiérrez, albañil de profesión, propone una oferta imaginativa para afrontar la difícil situación económica por la que atraviesa.
Nicolás Gutiérrez, albañil de profesión, propone una oferta imaginativa para afrontar la difícil situación económica por la que atraviesa.
Rosa Fernández / Cenes

17 de mayo 2009 - 05:01

El sueño lejano de cualquier persona desempleada en estos momentos pasaría por tener un trabajo y una casa en la playa. Pero los sueños no son imposibles o, al menos, es lo que pensó Nicolás Gutiérrez cuando se propuso conseguir las dos cosas y puso en marcha una iniciativa cuanto menos novedosa y llamativa.

Consiste en ofertar a alguna empresa del sector de la construcción ("o quien sea") comprar una vivienda, ahora que están las cosas para la venta de inmuebles tan mal, a cambio de que le contrate para trabajar durante un periodo de dos años. Valora que si la empresa le vende un apartamento por 85.000 euros, preferiblemente en Almuñécar o Calahonda, sería su particular plan de pensiones. Y lo pagaría, para empezar con estos dos años de trabajo.

Para ello, esta semana se ha armado de valor, se ha montado en su coche, rumbo a la Costa, y se han plantado en las sedes de las asociaciones empresariales más importantes de la comarca. El objetivo no es otro que dar a conocer a todos su especial propuesta.

Según entra por la puerta, lo primero que dice es: "Se van a pensar ustedes que estoy loco, pero …". Acto seguido, pone un currículum encima de la mesa en el que aparecen varias fotos, muestra de su trabajo durante 25 años en la construcción, como encofrador de primera y ferralista. Pero, además, posee conocimientos en fontanería, calefacción, depuradora, electricidad, soldadura eléctrica, albañilería, techos desmontables y carpintería.

El trabajo que busca es, preferentemente de conserje, pero confiesa que le da igual, "lo que sea", como modifica a mano en el currículo. Y añade: "dada mi experiencia, me considero apto para realizar o solucionar los imprevistos que pudieran surgir en un edificio".

Lo máximo que se gastaría son 85.000 euros, que es la hipoteca que le concedería "con total seguridad" una entidad financiera. No le cabe la menor duda de que la sucursal con la que ha hablado le prestaría el dinero. En eso, se puede considerar un privilegiado.

Con 49 años, lo lógico es que piense en el día de mañana. Por eso se le ocurrió que era muy importante para él estar contratado, es decir, dado de alta en la Seguridad Social. Así es que lo que quiere es tener un trabajo, al menos, durante dos años. Mientras, quizá, pasaría un poco la crisis, con un poco de suerte.

Nicolás vivió del sector más pujante del país durante 25 años. Montó su propia empresa relacionada con la construcción, pero tuvo que cerrar en 2006. Luego, trabajó en una filial de OHL. Cuando finalizó el aparcamiento que tenía contratado esta empresa, "nos despidió a todos". Se quedó en paro.

Luego, en el campo de golf cercano al pantano de Cubillas durante más de un año. Volvió al desempleo. Y de ahí no ha salido desde hace 6 meses, el tiempo suficiente como para idear un mecanismo para hacer frente a esta situación desesperante que viven tantas personas en la actualidad.

De él depende básicamente toda la familia, formada por dos hijos de 18 y 23 años, y su mujer, que trabaja en ocasiones como asistenta limpiando casas. Sus descendientes están estudiando, uno un curso de electricidad en Las Gabias y el menor, enseñanzas medias. El primero lleva unos cinco meses también en el paro.

Animado a poner fin a esta situación, se ha recorrido la totalidad de las ETT de Granada y de parte de la provincia, aparte de "cualquier otro sitio" en el que haya detectado algún atisbo de que le podrían tener en cuenta para trabajar.

Aparte, Nicolás concibe esta salida como una inversión. "Mi mujer tiene un plan de pensiones" y yo creo que es mucho mejor que compremos un apartamento en la playa, que es una zona que nos gusta mucho a mi esposa y a mí, puesto que si me dan trabajo y luego, nos encontramos con la vivienda, cuando seamos mayores, ahí está, o si no, para los hijos", razona este hombre que, como consecuencia de encontrarse en un callejón sin salida, ha optado por una decisión imaginativa para plantarle cara a la crisis que actualmente azota a tantos ciudadanos.

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