La estación Recreativa Puerto de la Ragua de Granada y Almería, que en temporadas como la de 2017 recibió unas 8.000 visitas semanales, encadena años de cierre por la falta de nieve y un cambio de normativa en el Consorcio que han dejado que se derrita una infraestructura que fue referente nacional. La estación de la Ragua, una joya que comparten las provincias de Granada y Almería, aprovechó el impulso de Sierra Nevada 95 para hacerse grande y convertirse en un referente nacional para el esquí de fondo.La Ragua, protegida por el Parque Nacional de Sierra Nevada, acumula cuatro temporadas en blanco por una fallida receta compuesta por la falta de nieve, la pandemia y los cambios en la normativa que afecta al consorcio que gestiona la estación, todo esto aliñado con una chispa de falta de entendimiento.Y el resultado de esta mezcla de ingredientes ha sido hasta el momento la pérdida de visitantes, una media de 8.000 cada fin de semana en temporadas como la de 2016-2017, pero especialmente el deshielo de un motor económico para los pueblos de la zona.

La estación nació como el resultado del empeño de sus pueblos por cuidar y exprimir el potencial de una zona ambiental, con cotas de hasta 2.200 metros de altitud, que lo tenía todo para el esquí de fondo.Además, La Ragua se convirtió en los noventa en el destino de un turismo familiar y ambiental armado con bolsas de plástico y trineos y dispuesto a disfrutar de la nieve, gastar en la comida e invertir en el entorno, pero también en la excursión casi obligada de los colegios de la zona. Esa afluencia de turistas unió a Bayárcal (Almería), Ferreira y Nevada (Granada), tres ayuntamientos que exigieron mimo, atención e inversiones para aprovechar turística y económicamente los recursos del Puerto de La Ragua.

Hace más de tres décadas, y antes de constituir el Consorcio de la Ragua al que se sumaron las diputaciones de Granada y Almería, los tres pueblos lideraron la construcción de su albergue, una infraestructura que reforzaba una estación ahora de capa caída.El alcalde de Ferreira, Antonio Fornieles, lo era ya cuando la estación empezó a convertirse en el sueño hecho realidad de los municipios de la zona y reconoce que el cambio de los estatutos y la falta de nieve ha complicado las cosas. "Ahora toca trabajar para mejorar en inversiones, en trazar un plan para aprovechar La Ragua cuando no hay nieve, y en mejorar y mejorar", ha explicado a EFE Fornieles.La estación, con cuatro rutas lineales o circulares y una exclusiva para trineos, anunció este año que permanecería cerrada y congeló las expectativas de los pueblos de la zona.Sin embargo, un encuentro celebrado este viernes entre los cinco miembros del Consorcio ha cambiado el paso de la estación, que abrirá la próxima semana sus instalaciones. Según ha adelantado a EFE el diputado de Economía y Patrimonio de Granada, Antonio García Leiva, los miembros del Consorcio han acordado abrir pese a la falta de nieve para posibilitar así que la gente disfrute de otras actividades.García Leiva ha anunciado además que el Consorcio trabajará en la rehabilitación del albergue y en la disposición de espacios públicos como el aparcamiento para mejorar la fluidez en la zona.El Consorcio ya comprometió en 2022 una inversión de 1,3 millones para desarrollar un plan que permita desestacionalizar y exprimir las instalaciones, y evitar así que la estación que brilló en la década de los noventa y en los primeros años de este siglo caiga en el olvido.

Entre las opciones de futuro, la estación ha apuntado la posibilidad de apostar por otro turismo, deportivo o educativo, que permita explotar su potencial ambiental y los 2.000 metros de altitud que aprovechan ya para entrenar atletas de alto rendimiento.El precio del pase a pistas para el esquí de fondo en la última temporada fue de tres euros con seguro para el usuario, una opción junto a la posibilidad de alquilar un trineo por ocho euros o las entradas especiales para circuitos de bicicleta todoterreno por nieve y esquí extremo por las pistas de la vertiente norte.De nuevo con opciones, La Ragua busca volver a ser referente en esquí de fondo y el destino de un turismo ambiental, deportivo, rural y familiar en auge.