Un oasis en el que nadar contra el olvido
Cuarenta vecinos de la Rambla del Agua arreglan sus calles, hacen su vino, rehabilitan su iglesia y luchan por que su pueblo sea considerado un núcleo urbano consolidado
Si a un granadino le preguntan dónde está la Rambla del Agua, posiblemente tenga serias dificultades para ubicarlo en el mapa de la provincia. Pegado a la provincia de Almería los 40 habitantes de esta pequeña aldea (técnicamente considerada como una unidad de ejecución) luchan por reflotar su pueblo. Para llegar hasta él, hay que subir hasta 1.470 metros de altitud y, pasando Charches o entrando por Dólar, por unos caminos de tierra, desde donde se observa todo el Marquesado del Zenete con los molinos de viento, aparece este oasis en el desierto: la Rambla del Agua, en pleno Parque Natural Sierra de Baza.
Las angostas calles del pueblo solo irrumpen su silencio en época estival. Es coincidiendo con las fiestas de la Virgen de la Piedad cuando la Rambla del Agua se encuentra algo más animada de lo habitual e, incluso, se ven algunos niños jugando, algo inimaginable el resto del año en un pueblo en el que el 95% de sus habitantes son pensionistas jubilados. Octavia Buendía Fernández y Manuel Ruz López son dos de los pocos rambleños que siguen en el pueblo. Octavia y Manuel se conocieron muy jóvenes en esta aldea. De su mano vamos conociendo el pueblo.
Las viviendas de la Rambla del Agua mantienen la arquitectura tradicional del pueblo, tipo 'Alpujarra', con casas con porches de piedra de terrados de launa y posteriormente con uralita.
Las cortinas de la mayoría de las 70 casas habitables de la aldea están echadas. La pequeñísima plazoleta del pueblo es el sitio perfecto para levantar un bar con motivo de las diversas fiestas ya sean las veraniegas o la de San Francisco, patrón del municipio . La idea, de la junta directiva de la asociación, es sacar fondos para poder ir haciendo actividades. "Ponemos precios muy asequibles para todos los vecinos", cuenta Manuel Ruz López, presidente de la asociación de vecinos y podólogo con consulta en Guadix.
La segunda parada es el pilar con la fuente donde el pueblo se abastecía del agua y donde bebían las bestias. A pesar de las pocas calles, la asociación vecinal, con la ayuda del Ayuntamiento del Valle del Zalabí, ha realizado placas con diversos nombres de calles en este paraje singular. El retorno de sus emigrados ha conseguido devolver la vida y el color a este pueblo serrano, de modo que ahora está habitada la aldea todo el año por personas que atienden también algunas actividades de turismo rural, se ocupan en actividades tradicionales como la artesanía del esparto, la matanza doméstica del cerdo o el cultivo y recolección de almendras, productos de la huerta y vino que se produce para el consumo doméstico. Cartero no hay, porque lo quitaron y crearon un apartado de correos en Guadix.
La aldea, de las más altas de Granada, pertenece al término municipal del Valle del Zalabí. Pero esto no siempre ha sido así ya que originariamente, y hacía el siglo XV, en que se data su origen histórico, se trataba de una cortijada de pastores que pertenecía al municipio de Aldeire primero, a Dólar después y más tarde en 1853 se integra con Charches y otras cortijadas para formar Ayuntamiento propio. Tampoco ha sido pacífica la situación administrativa de este núcleo de población, de modo que aún se mantiene vivo un histórico contencioso entre Dólar y Charches por la segregación de la Rambla del Agua. De este tema sabe y mucho Manuel Ruz. "En los años 60-70, hubo una emigración masiva y el año 80 llegó a dejar a dos vecinos. Sin embargo, en 1975 se contabilizaron alrededor de 20 vecinos. La Rambla formaba Ayuntamiento con Charches y, entonces, cuando la gente de La Rambla empezó a emigrar y también gente de Charches, el Ayuntamiento bajó la entrada de impuestos y al no poder soportar los gastos que tenía con los empleados del Ayuntamiento, se anexionaron al Valle del Zalabí en 1973 y en 1976 a La Rambla la dieron de baja, sin tener en cuenta los vecinos que había aquí. Nosotros empezamos en el año 1980 los proyectos para la recuperación del pueblo y, desde entonces, estamos trabajando".
En esta labor, muchas veces los vecinos se encuentran solos. "Ya conseguimos la luz en 1998, el agua corriente y el agua potable antes, el alcantarillado y una central eléctrica de luz fotovoltaica que alimenta a 44 viviendas, más el alumbrado público", apunta Manuel.
Se quejan de que "el Valle del Zalabí nos ignora por completo. En su web aparece sólo Alcudia, Exfiliana y Charches. A nosotros nos tienen calificados como Unidad de Ejecución, como si esto fuera un núcleo de población que hubiera surgido de la nada, que hubiera sido un barrio nuevo o algo por el estilo que es para lo que utilizan la Unidad de Ejecución. Entiendo que con una buena voluntad política se solucionaría", dice Manuel.
El pueblo está gestionado únicamente por la asociación de vecinos Virgen de la Piedad, con una cuota de 3 euros al año de unos 200 asociados y otras actividades como la venta de lotería para poder recaudar fondos: "Ha habido que acometer el alcantarillado. La Asociación la ha gestionado, pero el dinero ha salido de los vecinos, cada uno ha puesto lo que le correspondía". Los problemas de acceso ya no existen, ya que han contado con la colaboración de directores conservadores del Parque Natural Sierra de Baza: "Hemos llevado escritos, porque el acceso de La Rambla no es el que viene de Charches, sino el que viene del cruce de Dólar, porque La Rambla, en sus inicios, perteneció a Dólar", apunta Manuel. La Rambla del Agua, que llegó a contar a finales del S. XIX y principios del S. XX con casi 500 habitantes, comenzó su despoblación en los años 50 del pasado siglo, aunque fue en los años 60 cuando quedó totalemnte abandonado. Las causas de esta masiva despoblación fueron muy variadas: la falta de infraestructuras y aislamiento en general; la supresión de la escuelas y consulta médica; el cierre progresivo de las minas de Los Cuellos y de las Piletas; la mala cosecha de cereales; y, en general, la falta de atenciones, marginación y abandono de las administraciones competentes.
La idea de los vecinos es que "La Rambla, en el Ayuntamiento, se reconozca como un núcleo urbano consolidado, porque entendemos que pagamos nuestros impuestos y deberíamos entrar en los planes provinciales como Charches, Exfiliana o Alcudia. Nosotros lo único que tenemos es obligación de pagar, pero no tenemos derechos porque no podemos gestionar nada a través del Ayuntamiento". A la hora de arreglar calles tienen que ser los mismos vecinos los que se ponen, manos a la obra, a trabajar", reconoce Octavia: "Queremos recuperar tal y como eran antiguamente las calles de La Rambla, que eran empedradas con piedra de pedregal".
El presidente de la Asociación de Vecinos destaca que los habitantes, año tras año, van aumentado. "A medida que se van jubilando, se van viniendo a vivir aquí. Desde el año 80 que había 2 familias a ahora, hay alrededor de unos 30 o 40 familias oscilando según los meses. Bajan más en invierno, porque aquí nieva. Es el pueblo más alto de la comarca accitana y el más ignorado", dice Manuel.
Octavia quiere que "todos los proyectos de recuperación del pueblo, incluso el repetidor de televisión, sean tramitados sin retrasos. Nunca hemos pretendido ser una carga económica para el Ayuntamiento, pero sí que atienda las sugerencias de mejoras que hacemos. Ahora tenemos un problema, porque hay vecinos que no pagan ni el mantenimiento de la red del agua potable ni el repetidor de televisión. En La Rambla del Agua no hay internet y la cobertura móvil es muy variable. Para eso también están los vecinos. Octavia es quien dispone en su casa de un teléfono rural.
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