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'En peligro' por su fama

  • La manzanilla de Sierra Nevada o manzanilla real estuvo al borde de la extinción en el siglo pasado

  • Su abusiva recolección, por sus pretendidas propiedades medicinales, la convirtió en la primera y más protegida de toda la flora nevadense

Artemisia granatensis es el nombre de la manzanilla real o manzanilla de la Sierra, una planta endémica exclusiva de Sierra Nevada. Vive en pastizales, en lugares secos y pedregosos, cascajares y grietas de rocas, por encima de los 2.500 metros y hasta las cumbres más elevadas. Allí en esos hostiles parajes convive con otros endemismos nevadenses como los dragoncillos, la zamárraga, violeta de Sierra Nevada o piornillo rosa.

Esta especie está catalogada 'En Peligro de Extinción' pues fue sometida a una "pertinaz persecución" (en palabras del catedrático de Botánica de la UGR Gabriel Blanca) que la colocó a punto de su desaparición. Descubierta y descrita por Boissier en el año 1837, ya era célebre por entonces por sus propiedades medicinales aunque todavía era "frecuente". Otro ilustre botánico, Willkomm, indicaba en 1865 que la especie, "abundante en ambas vertientes, ha sido recogida por numerosos botánicos y recolectores insignes", incluido él mismo. Pero a principios del siglo XX las referencias de los especialistas habían cambiado radicalmente. En 1909 el castellonense Pau comentaba que "la especie está condenada a desaparecer por el exterminio al que la someten los manzanilleros". Quince años después Font-Quer insistía en la presión que sufría esta planta señalando entre los que la recolectaban a los pastores almerienses que subían a los pastos de verano y es que la fama de sus propiedades curativas, (exagerada cuando menos, como veremos después), llegaba muy lejos y el precio que se pagaba era tan alto como las cumbres inaccesibles en las que la planta tenía que ir refugiándose.

ESPECIE MUY PROTEGIDA

La manzanilla de Sierra Nevada goza de una extraordinaria protección, a diferentes niveles, regional, nacional e internacional, tanto como especie amenazada como por el paraguas que supone que su hábitat esté incluido en un espacio natural protegido al máximo nivel como es Sierra Nevada. Los antecedentes de esta protección los encontramos en el año 1982 cuando fue incluida en un Decreto sobre protección de especies amenazadas de la flora silvestre junto a otras seis especies incluidas en el Convenio de Berna sobre Conservación de la Vida Silvestre y de los Hábitats Naturales de Europa. Esta protección suponía "la prohibición de arranque, recogida, corte y desraizamiento deliberado de dichas plantas o de parte de ellas, incluidas sus semillas así como su comercialización". Posteriormente (1984) apareció en el Listado de Plantas Raras, Endémicas o Amenazadas de España publicado por el MOPU y en Libro Rojo de Especies Vegetales Amenazadas del ICONA (1987).

En la actualidad se encuentra protegida por la legislación básica del estado, Ley 42/2007, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad que califica como muy grave "la destrucción, muerte, deterioro, recolección, comercio o intercambio, captura y oferta con fines de venta o intercambio o naturalización no autorizadas de especies de flora y fauna catalogadas en peligro de extinción, así como la de sus propágulos o restos".

En Andalucía le es de aplicación también la Ley 8/2003, de 28 de octubre, de la flora y la fauna silvestres en la que Artemisia granatensis es incluida en el Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas, en la categoría de 'En peligro de extinción' que se aplica a aquellas especies cuando su supervivencia resulte poco probable si los factores causales de su actual situación siguen actuando. Al estar incluida en esta categoría se 'beneficia' de la obligatoriedad de la elaboración de un plan de recuperación, en este caso el Plan de Recuperación y Conservación de Especies de Altas Cumbres aprobado en 2012 en el que se establecen medidas de protección para 56 especies de flora (y 5 de fauna invertebrada), la mayoría exclusivas de las Sierras Béticas de Andalucía, especialmente de Sierra Nevada y entre las que se encuentra Artemisia granatensis. De la misma manera los recursos de la Comunidad Autónoma, dedicados a la conservación de flora, in situ y ex situ, tales como el Banco de Germoplasma y los Jardines Botánicos, dedican una especial atención a las especies catalogadas con algún tipo de amenaza.

Dado que la amenaza principal para la manzanilla real es su recolección, para uso doméstico o comercialización, su principal defensa es que, según nuestra legislación, "Queda prohibido: destruir, recoger, cortar, talar o arrancar, en parte o en su totalidad, especímenes naturales de la flora silvestre, así como destruir sus hábitats." El incumplimiento de esta prohibición, cuando se trata de ejemplares de especies silvestres amenazadas catalogadas en peligro de extinción, sin autorización, (eventualmente para fines de conservación o investigación), se considera una infracción muy grave y se pueden aplicar sanciones elevadas.

Por otra parte la manzanilla de la Sierra es una especie que se desarrolla en un espacio natural especialmente protegido ya que, en su mayor parte, las poblaciones de Artemisia granatensis, están en Parque Nacional, que son hábitats de interés prioritario de la Red Europea Natura 2000, y a la vez se encuentran en la zona núcleo de la Reserva de la Biosfera declarada por Unesco.

UNA SITUACIÓN MEJORADA

Desde finales de los años 80 el estatus de conservación de nuestra manzanilla real, y de otras especies amenazadas ha mejorado notablemente. Cabe destacar el esfuerzo realizado en relación con la flora catalogada con el proyecto europeo LIFE denominado Recuperación de áreas con flora amenazada en Sierra Nevada que permitió un conocimiento más exhaustivo de la distribución de las poblaciones, sistemas de recogida, conservación y germinación de semillas, multiplicación y propagación, así como reimplantación en hábitat natural y refuerzo de poblaciones. Esta acción inicial tuvo continuidad con actuaciones incluidas en proyectos de Recuperación de la flora en peligro y en peligro crítico de las Sierras de Andalucía Oriental y otros programas de conservación de flora financiados por la Consejería de Medio Ambiente. La mejora de la situación de conservación de las poblaciones es evidente aunque en la naturaleza la recuperación de los impactos es, muy a menudo, lenta y requiere que cese la 'fiebre' recolectora.

Para acabar con este 'furtivismo' hay que empezar a desterrar, por falsa y estúpida, la excusa de que a la manzanilla "le viene bien que se le arranque para que crezca con fuerza". Y continuar aclarando que las supuestas propiedades mágicas que le dieron fama y convirtieron en negocio no han sido acreditadas médicamente y no pasan de aliviar males estomacales (hay muchos medicamentos con mejores efectos y plantas más apropiadas que se cultivan para esos 'terribles males').

Pero prohibir su recolección y declarar los espacios naturales como protegidos no es suficiente. El territorio es muy amplio y no se puede llenar de 'policías verdes territorios tan amplios ni el objetivo de una sociedad madura debe ser la persecución de posibles infractores. La información y sensibilización del valor de nuestra flora y fauna y a la vez de su fragilidad y vulnerabilidad deben conseguir que podamos conservar nuestros espacios y nuestras especies a la vez que disfrutamos de nuestro rico y variado patrimonio de biodiversidad.

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