La plaga de la tuta se ceba con los cultivos de tomate

Hasta un 10% de las fincas de la Costa dedicadas a las solanáceas pueden estar infectadas de forma grave por esta polilla

Arantxa Asensio / Granada

Comarcas, 28 de junio 2009 - 05:01

La voracidad de la tuta absoluta, una polilla de origen americano que llegó a la cuenca del Meditérraneo en el año 2006, plantea un serio problema a largo plazo para los agricultores de la Costa granadina. No son pocas las fincas dedicadas al cultivo de las solanáceas -entre las que se encuentran los tomates, berenjenas y patatas- que ya han sido víctimas de esta plaga, que podría estar presente en mayor o menor medida en casi todas las plantaciones costeras granadinas.

Según el secretario provincial de Coag Andalucía, Miguel López, se trata de "una plaga nueva" de la que aún hay "poco conocimiento y es muy agresiva" por su tremenda voracidad y capacidad de reproducción.

Su presencia se detectó en la provincia hace un par de campañas y López reconoce que "aún no tenemos suficiente información sobre cómo atajarlo". Sobre la incidencia de la polilla en los cultivos granadinos, el secretario provincial asegura no tener datos, pero "es una plaga como otras tantas que hemos tenido" y que "con los medios que tenemos se puede controlar".

Además, López subraya que "desde las cooperativas estamos trabajando para que no vaya a más". En este sentido, el representante de Coag reseña que "hay que tener cuidado con los residuos" vegetales, como las matas y las hojas de las plantas, que pueden contener larvas, para atajar el problema lo antes posible.

A pie de cultivo, la situación parece mucho más delicada con un 10% de las fincas de la Costa afectadas de forma grave por la tuta y sin visos de solución, ya que "no hay ningún químico específico", explica María José Leyva, técnica de Koppert España en la provincia de Granada.

Pese a que la campaña del tomate acaba de finalizar en la Costa, la cuestión sigue latente en forma de larva, que puede alojarse en la misma tierra de los cultivos o en las matas arrancadas, que si no son bien tratadas pueden favorecer que el problema se reproduzca el próximo año.

De hecho, ya en esta campaña la incidencia de la tuta se ha dejado sentir con más virulencia que la pasada temporada e incluso se ha detectado en plantaciones de Zafarraya o Cúllar, donde el tomate se cultiva no en invernaderos, sino en mallas, según explica la especialista de Koppert, que recomienda "buenos aislamientos, usar trampas y respetar los tratamientos químicos", además de recurrir al "control biológico" para mantener a raya a la tuta. "Allí donde se está empleando hay mejores resultados que en los invernaderos que no lo utilizan", apostilla.

Este insecto tiene tres fases de desarrollo -larva, ninfa y polilla- por lo que es necesario un producto o método de exterminio específico para cada una de ellas. La tuta absoluta, por si fuera poco, ha demostrado también una gran capacidad de resistencia con los productos químicos empleados en las explotaciones agrícolas para mantener a raya las plagas habituales. Por eso el uso de la Nesidicoris tenuis, una especie de chinche que se alimenta de los huevos de este insecto, se plantea como necesario para atajar la plaga en su fase larvaria.

Los meses de más calor propios del verano pueden favorecer su desarrollo de cara a la próxima campaña hortofrutícola, en la que otra solución, a día de hoy, es la alternancia del cultivo, es decir, sustituir la plantación de tomates o patatas por la de otro producto que no sea del gusto del insecto.

Incluso la desinfección del terreno puede ser insuficiente por cuanto que la polilla puede llegar de una finca colindante. En este sentido, los técnicos recomiendan hermetizar al máximo los invernaderos para evitar que la tuta entre y se reproduzca.

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