Testimonio

Aumentan los casos de escarlatina en niños, una enfermedad común del S.XIX

Aumentan los casos de escarlatina en niños, una enfermedad común del S.XIX

Aumentan los casos de escarlatina en niños, una enfermedad común del S.XIX

En el siglo XIX la conocida como ''la fiebre escarlata'', resultaba un diagnóstico relacionado con una temida epidemia que se extendía rápidamente en la población infantil, entre la que cobró un número importante de víctimas fatales o provocaba secuelas a largo plazo como la enfermedad reumática que dañaba las válvulas del corazón. Su origen se remonta a 1676 con el descubrimiento del médico británico Thomas Syndeham, aunque en aquella época se la consideraba una enfermedad relativamente leve, porque daba lugar a pequeños brotes que se resolvían con rapidez, a diferencia de las temibles epidemias de peste bubónica que habían asolado al mundo en una feroz oleada de muertes que resultó la más devastadora de la historia de la humanidad con más de 100 millones de vidas perdidas.

Con el paso del tiempo, y pese a que, como hemos mencionado, resultó una amenaza mundial para la salud pública y un capítulo importante en la historia de la medicina y las enfermedades infecciosas, hoy en día es una patología que, si se diagnostica y trata a tiempo, no provoca consecuencias fatales. Sin embargo, en los últimos años está resultando curioso el aumento de casos que se están observando entre la población infantil, motivo de consultas pediátricas y padres que desconocen su existencia. 

Es el caso de Leo y Nuria, padres granadinos de L.S.L y P.S.L, mellizos de 5 años -chico y chica- que han contraído la enfermedad recientemente y cuyos padres solo conocían por la ficción de la película 'mujercitas', cuya historia se desarrolla en los tiempos de la Guerra de Secesión (1861-1865). En esta obra literaria adaptada a la gran pantalla, una de las hermanas, Beth, a pesar de haber vencido la escarlatina, no volvió a recobrarse por completo y acaba muriendo finalmente por las secuelas persistentes de la enfermedad. En este caso, la realidad no acabó superando a la ficción, ya que los pequeños han superado sin problema la infección bacteriana provocada por estreptococo betahemolítico del grupo A con una manifestación clínica de faringitis estreptocócica asociada, en muchos casos, a un exantema (erupción en la piel).

En este sentido, Nuria reconoce que, por las referencias que tenían, ''el diagnóstico inicial nos preocupó un poco, aunque investigando y con la información que nos proporcionó, descubrimos que, en los últimos años, se estaba observando un pequeño repunte y que era más común de lo que pensábamos'', relata. Atendiendo a esto, como mencionábamos, en los últimos años se ha observado un cierto repunte de su incidencia, con prevalencia en niños entre los 2 y 8 años de edad (con la máxima incidencia a los 4 años), con predominio estacional, más frecuente al final del invierno y en primavera.

En cuanto a los síntomas, en el caso de sus hijos, resultaron variados y diferentes, aunque solo la menor manifestó las erupciones asociadas a la infección, ocasionadas por una sustancia (toxina) que producen algunas familias de esta bacteria. ''La niña llevaba quejándose varios días de la garganta, le salió sarpullido por el cuerpo y se quejaba de que le molestaba y le picaba mucho. Yo lo relacioné con dermatitis atópica, que la padece desde hace años'', asevera. En su relación con otras afecciones, otros padres, también la suelen confundir con otras enfermedades eruptivas como la varicela o el sarampión.

Finalmente, en el caso de los dos menores, el diagnóstico llegó días después, en una visita a su pediatra habitual. ''Cuando fuimos a la pediatra no le hizo ninguna prueba, le miró el sarpullido que decía se caracteriza por textura rasposa, de lija. Cuando abrió la garganta tenía puntos rojos en el paladar y la garganta (petequias), de las que no nos habíamos dado cuenta'', explica.  Y no es de extrañar ya que uno de una de las alteraciones faríngeas más frecuentes en el desarrollo de esta infección son la hiperemia (exceso de irrigación a un órgano o tejido) y petequias en paladar.

ENFERMEDAD ALTAMENTE CONTAGIOSA

La enfermedad resulta altamente infecto-contagiosa, por lo que ''al cabo de 4-5 días'', según indica, su hijo también comenzó a experimentar síntomas de malestar.  ''Empezó a dolerle mucho la cabeza y tenía fiebre, además de estar muy cansado y tener inapetencia'', continúa. En concreto, el contagio ocurre a través de gotitas de secreciones respiratorias a partir de la persona enferma o de un portador sano (que tiene el estreptococo pero sin síntomas). En otras palabras, la transmisión es directa persona a persona por vía aérea.

En esta consulta, la pediatra les explicó que estos otros síntomas ''son también frecuentes en la escarlatina''.  En casos más raros, la escarlatina se puede producir a consecuencia de la infección de una herida por este microbio, sin estos síntomas habituales de la faringoamigdalitis acompañante. En este contexto, en lo que refiere al exantema, existen al menos tres tipos diferentes de toxina productora de esta erupción, de manera que una misma persona puede sufrir varios episodios de escarlatina por toxinas frente a las que no ha creado anticuerpos aún.

Los colegios, focos de infección

Aunque su repunte resulte curioso, debido a su relación con otros tiempos,  resulta más común de lo que parece. Sin embargo, no hay que temer. No se trata de una enfermedad que vaya a convertirse en una pandemia como el coronavirus, aunque su forma de propagación y su contagiosidad nos resulte familiar. Eso sí, los colegios están resultando el foco habitual, en un momento en el que otras afecciones respiratorias, como la bronquiolitis, han disparado las urgencias pediátricas.  

A este respecto, Nuria y Leo comentan '' imaginamos que el contagio se produjo en el colegio. Hablamos con la profesora para que  avisara al equipo técnico por si había que dar algún aviso, ya que es una enfermedad bastante contagiosa. Nos comentaron que en el grupo de niños de 3 años había también un caso'', explican.

Ambos padres aseguran que no se conocen más casos en este colegio en concreto, aunque sospechan que,  precisamente, la interferencia con otros virus de tipo respiratorio podría ocultar algunos otros casos confundiendo los síntomas. Una confirmación que llegó en su visita al pediatra, quien le comentó que ''justo esa semana habían visto varios casos, ella misma y otro pediatra del mismo centro. Comprobaron los colegios, por si había algún brote, pero no coincidían'', aseguran.

En el caso del protocolo a seguir, indican, ''no existe un protocolo como tal ya que es un padecimiento que se controla bastante bien, sin mayores riesgos''. Y no es de extrañar ya que la enfermedad, en muchos casos, no se computa en los registros, debido a que, por su baja prevalencia,  no es de declaración obligatoria.

Atendiendo a esto, resulta curioso destacar que, precisamente en Granada, en mayo del 2012, el responsable de un colegio público de infantil y primaria de Granada notificó a la Delegación Provincial de Salud la presencia de nueve casos de escarlatina en el centro. Los resultados clínicos arrojaron que, de los casos confirmados, el 30% tenía, en el momento del diagnóstico, uno o más convivientes cursando faringoamigdalitis.

TRATAMIENTO

En cuanto al tratamiento, antiguamente, los niños enfermos de escarlatina se ponían en cuarentena durante dos o tres días, que es el tiempo en el que suelen aparecer los primeros síntomas. Ahora ya no hace falta debido a que se trata de forma eficaz, sin grandes riesgos para la población. En el caso de L.S.L y P.S.L, los mellizos afectados, la terapia a seguir fue ''10 días de antibiótico para cada uno.  Dos tomas, una por la mañana y otra por la noche'', comenta la madre. Y continúa ''a partir del tercer día de antibiótico y sin fiebre los niños ya pueden ir al colegio. Mis niños coincidió que empezaron en mitad de semana y pudieron volver al colegio el lunes''. 

El tratamiento antibiótico suele ser por vía oral siendo de elección la Penicilina o Amoxicilina, durante un período de 8-10 días, como bien indica Nuria, aunque los síntomas suelen reducirse tras 48 horas.  En caso de picor, se suelen recetar antihistamínicos por vía oral, sin ser necesario un tratamiento tópico en la piel.

Asimismo, y curados en experiencia, para evitar contagios de escarlatina es recomendable también seguir las mismas medidas de seguridad higiénicas que se han implementado para evitar infecciones de coronavirus. Por lo tanto, se aconseja lavarse bien las manos cuando se está en contacto con una persona enferma, ventilar, usar guantes y mascarilla y evitar cualquier contacto. 

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