Día Internacional de lucha contra el cáncer de mama

''El cáncer de mama puede curarse con tratamientos, pero combatirlo con coraje te hace sentir triunfadora''

Virginia Ortiz despidió su cáncer de mama hace más de 7 años.

Virginia Ortiz despidió su cáncer de mama hace más de 7 años.

Uno de los mayores miedos de cualquier persona en la sociedad es enfrentarse a un diagnóstico de cáncer. La palabra en sí misma ya tiene un componente aterrador vinculado a una enfermedad 'incurable' que supone una de las primeras causas de muerte en el mundo. Y es que el cáncer es una enfermedad que tiene un enorme coste psicológico y emocional para los pacientes y sus familias, aunque en muchos casos los tratamientos respondan con eficacia. Y son precisamente la incertidumbre de las pruebas y tratamientos médicos, el dolor, los tabúes sociales, el temor a la incomprensión y la soledad o el desconocimiento inicial, los factores que componen el mosaico de miedos más comunes entre los que se encuentran con este temido mal. Dar visibilidad a esta enfermedad y cada una de sus variantes, resulta fundamental para la concienciación de la sociedad y para el impulso de la investigación.

Hoy, día 19 de octubre, es el Día Internacional de lucha contra el cáncer de mama, uno de los más  prevalentes y el que más muertes sigue generando entre las mujeres. Sensibilizar sobre este problema de salud pública y destacar la importancia de la detección precoz y de la prevención de los principales factores de riesgo (sobrepeso y sedentarismo) es el objetivo de este día. Pero también, el de escuchar las historias de esas 8 de cada 10 mujeres que lo padecen a lo largo de su vida.

En 2022 se diagnosticaron 34.750 mujeres con cáncer de mama en España. Pese a que los avances terapéuticos son esperanzadores y han provocado un descenso notable de la mortalidad, la realidad es que en 2022 el cáncer de mama siguió siendo el tumor que más muertes causó entre las mujeres (con más de 6.500 fallecimientos cada año en nuestro país). En este camino, la investigación en detección precoz y prevención siguen siendo la llave fundamental para luchar contra cualquier tipo de cáncer ya que esto aumentaría la supervivencia y la incidencia. 

En el caso de este tipo de cáncer, los tratamientos para combatirlo son cada vez mejores y la tasa de curación es cercana al 90 % cuando se detecta en etapas tempranas. Aún así, recorrer esta travesía no es fácil y puede afectar seriamente, como hemos mencionado, el funcionamiento psicológico de una mujer, lo que a su vez puede poner en peligro su salud física.

Por ello, una de las mejores terapias y seguros de esperanza son las voces de esas mujeres que se han enfrentado a la enfermedad y han logrado superarla, las llamadas testigos testimoniales. Con tratamientos, sí, pero también con actitud y apoyo humano. Y por este motivo, un día como hoy no podía faltar esa mirada de superación que aporta el testimonio de una de las muchas mujeres que han batallado con escudo y entereza esta enfermedad. Es el caso de Virginia Ortiz, una mujer granadina de 56 años que hace ya más de 7 que logró derrotarla con éxito. 

Virginia, una mirada optimista 

A Virginia se lo dijeron a finales de noviembre de 2014, un cáncer de mama en estadio IV ''muy agresivo'' que había que intervenir ''inmediatamente''.  Su diagnóstico llegó tras un bulto que ella misma se descubrió mientras se duchaba. Al día siguiente, gracias a la intervención de su marido, un traumatólogo de Granada, llegó la mamografía ,ecografía y punción. Los resultados confirmaron lo que ya auguraron las pruebas iniciales, el ganglio centinela resultó positivo. A partir de aquel momento comenzó un viaje que en sus inicios llegó con ''todos los miedos del mundo'' y de la mano de una palabra que genera ''pánico'', pero que después se convirtió en una experiencia que define como ''sanadora'' y que enseña a mirar la vida con otros ojos.

''Tras el llanto inicial, el miedo y la angustia, cuando te dicen como se llama tu cáncer con nombre y apellidos, una fuerza interior diferente nace en ti y entonces comienza una etapa de superación y supervivencia. Por ti, porque no quieres morirte, pero también por los tuyos'', recuerda. 

El desconocimiento inicial la llevó a acudir a varios profesionales, incluso de medicina alternativa, y allí descubrió que su cáncer podía tener un origen genético debido a que varias generaciones de mujeres en su familia lo habían padecido. En concreto, su abuela materna y su tía. Este factor no suele ser definitorio en la mayoría de estos cánceres, solo entre un 5% y un 10%, aunque puede ser un añadido a otros factores como la obesidad, el sedentarismo y los malos hábitos como el tabaquismo o el alcoholismo. Problemas que miraba desde lejos antes del diagnóstico ya que, como pasa en muchos de estos casos, era completamente ''asintomática''. 

Con el diagnóstico completo, el tratamiento llegó después de la operación a la que se intervino tan solo una semana después de la noticia. ''El ganglio centinela estaba afectado, así que decidieron quitarme todos los ganglios del brazo, incluidos algunos que no estaban afectados por seguridad , explica.  Después llegaron 8 largas sesiones de quimio, una mastectomía completa y más de 40 sesiones de radioterapia. Un derrotero que suele estar repleto de desagradables efectos secundarios y que suele ser la parte más dura del proceso.

Sin embargo, Virginia cuenta que, en su caso, fue de esas personas a las que estos efectos ''no les golpea tan fuerte'', aunque de su positivismo y energía puede intuirse que se lo puso difícil al cáncer. ''En ningún momento dejé de hacer mi vida normal, algunos días con más o menos fuerza, con náuseas y un poco más de tristeza,  pero nunca dejé que el cáncer me invalidara'', confiesa. 

Virginia, con su madre Virginia, con su madre

Virginia, con su madre

Eso sí, afirma que la parte física fue dura ya que la caída del pelo y las cejas, te hace ver que ''eres la viva imagen de la enfermedad'' y pueden llegar a afectar psicológicamente a las mujeres desde el punto de vista de la feminidad. Aunque la parte negativa del discurso no dura mucho y continúa destacando que ''a medida que ves que el tumor reduce, que te encuentras mejor y vas superando las fases de la enfermedad, todo esto se reduce a un segundo plano''. 

En este punto, vuelve a recordar la importancia de la fuerza mental y el estado de ánimo. ''Los beneficios mentales y la actitud tienen un papel muy importante durante el proceso. El cáncer se puede curar con tratamientos, pero combatirlo con coraje te hace vivir mejor el día a día y sentirte triunfadora'', asevera.

Asimismo, cree que al cáncer hay que afrontarlo ''con cierta alegría'' para que te enseñe lecciones. ''Poniendo de tu parte, el final es muy satisfactorio porque de todo se aprende. El cáncer enseña muchísimas lecciones de vida, a ti y a los que están a tu alrededor'', espeta con rotundidad.

El día del diagnóstico final

Y así, poco más de un año después, llegó el momento de mayor felicidad. ''Has respondido bien al tratamiento, el cáncer remite, estás curada'', esas palabras, comenta, hacen que todo el proceso haya valido la pena. Más de 7 años han pasado desde aquel día, con revisiones periódicas ''primero todos los meses, después cada tres, cada seis y, finalmente, las que sigues teniendo anualmente'', en las que no hay señales del cáncer con el que un día convivió.

Coincide, como en otros muchos testimonios, en que el ''miedo'' está presente en cada revisión pero recalca con ímpetu que ''una vez que te dicen que el cáncer se ha ido, debes de olvidarlo'', y continúa ''lo que pasará o vendrá mañana no está asegurado ni para un enfermo de cáncer ni para ninguna persona que viene al mundo''. 

A día de hoy, debido a la agresividad de su tumor, continúa con una terapia hormonal que, según explica, los últimos estudios han demostrado que tiene ''mejores resultados en el tiempo y evita recaídas''. Eso sí, este tipo de tratamientos también son agresivos para los huesos y provocan efectos secundarios como náuseas, bochornos o dolores de cabeza. Pero, como concluye Virginia, ''en la vida siempre hay que elegir y las secuelas forman parte de ti, de tu historia, y convives con ellas dando gracias por cada día que la vida te regala''.

Ayuda psicológica y acompañamiento, papeles sanadores

Una de las partes más importantes y sanadoras durante el proceso de cualquier enfermedad es, sin duda, el acompañamiento familiar y la ayuda psicológica. Un papel que Virginia califica como ''sanador'' y la terapia ''con mayores beneficios en el día a día''. Eso sí, destaca que, al principio la familia suele sufrir más que el propio enfermo y este motivo es, precisamente, uno de los motores que impulsan en la superación del cáncer. ''Tú necesitas que te apoyen pero, a la vez, el enfermo tiene que ser consciente de que debe de apoyar mucho a su familia'', asevera. ''Tienen que verte bien, fuerte, con ganas de luchar, de vivir, de hacer cosas, todo eso es fundamental para que ellos también generen la fuerza para tirar de esa situación que también se les viene encima'', concluye a este respecto.

Por otro lado, destaca el papel fundamental de las asociaciones. En su caso, acudió a la Asociación Contra el Cáncer de Granada. ''Allí recibes el apoyo psicológico que necesitas, el acompañamiento de personas que están pasando por tu misma situación y, aún más, el de personas que ya lo han vivido y te dan fuerzas para ver que de ahí sales y hay toda una vida después por descubrir'', explica. 

En estas mismas líneas reivindica la importancia del voluntariado, tanto en las asociaciones como en los hospitales públicos, aunque recuerda que es necesario que también ''se fomente en la privada''. Además, evoca la labor tan titánica que hacen los psicólogos, trabajadores sociales, fisioterapeutas y otros profesionales dentro de las asociaciones. ''Las terapias ayudan a superar ciertos aspectos demoledores de la enfermedad como el tema de la feminidad, las relaciones con tu pareja o el impacto que deja la enfermedad una vez superada.''

Allí mismo, también se llevan a cabo talleres de manualidades, creatividad y lectura, clases de gimnasia terapéutica e, incluso, acuden maquilladoras y peluqueras para enseñar a las mujeres a cómo ponerse el pañuelo o maquillarse. 

Grupo de mujeres en un taller de la Asociación Contra el Cáncer de Granada Grupo de mujeres en un taller de la Asociación Contra el Cáncer de Granada

Grupo de mujeres en un taller de la Asociación Contra el Cáncer de Granada / ACCG

En este sentido, todo este engranaje también aporta ayudas económicas para pelucas, para ayudar familias con menos recursos en los que la enfermedad genera un mayor impacto económico o, incluso, la cesión temporal de pisos a personas que viven lejos de los hospitales donde se llevan a cabo los tratamientos.  ''Allí siempre hay alguien que te coge el teléfono, que te ayuda, que resuelve cualquiera de tus dudas o problemas'', explica esta granadina cuya relación con la enfermedad se ha reducido al de la ayuda a otras mujeres.

Su mensaje final a todas ellas es que deben encontrar ''la fuerza'' dentro de ellas mismas, que la enfermedad se supera con ''valor, coraje y ayuda médica y humana''. En su experiencia final, y haciendo un breve análisis, destaca como el cáncer le ha enseñado a valorar más ''la paz, la familia y la importancia de las pequeñas cosas''. Y en honor a todas esas mujeres que se han cruzado en su vida y le siguen dando fuerza, el lema común que suelen compartir es ''vivir intensamente, con más ilusión y entusiasmo cada día, porque lo tenemos todo y podíamos no haber tenido nada.'', concluye esta voz generosa que pone cara a una enfermedad que hoy se conmemora, pero con la que que otras miles de mujeres siguen peleando cada día.

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