Tibbon abre las puertas de su nueva casa: un refugio de esperanza para quienes luchan contra las adicciones

Granada contará con un nuevo centro terapéutico que ofrecerá un espacio de más de 500 metros cuadrados dedicado al tratamiento de adicciones tanto a sustancias como comportamentales. Esta nueva sede, ubicada en la calle Estepona, no solo representa un salto cuantitativo y cualitativo en su servicio, sino también la materialización de un sueño largamente acariciado por su director y socio fundador, Ramón Bravo.

El acto de apertura fue profundamente emotivo. Una mesa redonda y la actuación musical de Maximiliano Calvo, paciente en proceso de recuperación, tejieron un ambiente donde las emociones afloraron y se evidenció la fuerza de la comunidad que conforma Tibbon. Como señala Bravo, “fue como un hilo conductor que cerraba un círculo”. La celebración se convirtió en un símbolo del propósito principal de este centro: sanar en comunidad, desde la comprensión y la empatía.

Aunque las nuevas instalaciones aún no están plenamente operativas (faltan pequeños detalles para su total acondicionamiento), el entusiasmo del equipo es palpable. “En poco tiempo estaremos totalmente funcionales”, explica el director. Estas instalaciones fueron concebidas pensando en el bienestar integral de los pacientes, ofreciendo un entorno cómodo y acogedor tanto para tratamientos ambulatorios como para clínicas de día.

Un aspecto que hace de Tibbon un centro único en Andalucía Oriental es su innovador modelo de recuperación. Muchos de los orientadores que acompañan a los pacientes son antiguos adictos que, tras su proceso de recuperación, completaron un máster de especialización. Esta experiencia vital les permite ofrecer una guía auténtica y cercana. “¿Quién mejor que alguien que ha vivido en carne propia el infierno de la adicción para ayudar a otros a salir de él?”, reflexiona Bravo, quien también es un adicto recuperado desde hace más de veinte años.

El corazón de Tibbon late al ritmo de una premisa clara: la recuperación es posible, pero exige rendirse primero ante la realidad. “El adicto tiende a manipular y mentir, incluso a los profesionales”, comenta Ramón, destacando la importancia de los tratamientos especializados y de una comunidad de apoyo real, libre de juicios y llena de comprensión.

La apertura de esta nueva sede no habría sido posible sin el apoyo de la familia Ferris-Aguilera y del respaldo de la empresa Limpiezas Castor. Óscar Ferris, director general, compartió su entusiasmo por el proyecto: “Para nosotros, participar en Tibbon es una prolongación de nuestro compromiso social. Siempre hemos apostado por proyectos que ayuden a las personas, y vimos en Tibbon un equipo humano impresionante que trabaja con enorme sensibilidad”.

La colaboración entre ambas partes permitió dar vida a un espacio moderno, equipado con todos los recursos necesarios para ofrecer una atención de máxima calidad. Además, como explica Ferris, el objetivo no se limita a las nuevas instalaciones: también buscan dar mayor visibilidad al centro para que quienes necesiten ayuda sepan que no están solos. “Queremos decirle a la sociedad granadina y andaluza que hay una mano amiga en la que pueden apoyarse”, enfatiza.

Más allá de su modelo terapéutico, Tibbon también se proyecta como un futuro referente en salud mental, ofreciendo despachos para otros profesionales del sector que necesiten espacio para su labor. “Queremos que sea un lugar abierto para todo el ámbito de la salud mental”, destaca Bravo.

La respuesta de la sociedad no se hizo esperar. Representantes de la Universidad de Granada y de la Concejalía de Salud no solo acudieron a la inauguración, sino que, como explica Ramón Bravo, ya han iniciado planes de colaboración conjunta para fortalecer la atención a la salud mental en la ciudad.

Mirando hacia el futuro, el equipo de Tibbon ve un horizonte lleno de posibilidades. Con 13 años de experiencia a sus espaldas y un sólido prestigio, aspiran a seguir creciendo para llegar a más personas que necesiten apoyo en su lucha contra las adicciones.

Antes de finalizar, Ramón Bravo quiso lanzar un mensaje a quienes hoy atraviesan ese oscuro túnel: “Que pidan ayuda cuanto antes. Esta enfermedad, si no se trata, arrasa con todo. Pero puedo asegurar, por vida propia, que la recuperación existe y regala una libertad inmensa”.

En Tibbon, esa libertad no es una promesa vacía: es un compromiso que, ahora más que nunca, encuentra un hogar a la altura de la esperanza.