Semana Santa

Un crucificado con 500 años de devoción… y mucha historia

  • El Cristo de San Agustín vive este Viernes de Dolores su segundo día de besapiés

  • Diferentes investigadores trabajan para esclarecer quién es el autor de esta gran obra

Imagen del Cristo de San Agustín.

Imagen del Cristo de San Agustín. / D. S. T.

La hermandad del Cristo de San Agustín celebra este Viernes de Dolores su segunda jornada de besapiés a este imponente crucificado. En estos días, previos a la Semana Santa el Cristo de San Agustín baja de su retablo y ocupa el centro de la nave, sobre un catafalco de terciopelo, donde recibe la veneración de fieles y cofrades.

Se trata de una de las piezas de mayor valor patrimonial que procesiona en nuestra Semana Santa y la cual afronta casi quinientos años de historia a sus espaldas. A día de hoy la comunidad científica sigue desconociendo quién fue su verdadero autor aunque, no obstante, grandes historiadores del arte como Gómez-Moreno o Camón Aznar le atribuyen la ejecución del Cristo de San Agustín al escultor italiano Jacobo Torni, quien tras haber estado al servicio de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina trabajó en Granada entre 1520 y 1526. Pero, verdaderamente, ¿de quién es esta joya de nuestra Semana Santa?

El profesor de Historia del Arte Juan Jesús López-Guadalupe confiesa que “no tenemos un documento que fehacientemente demuestre su autoría. Haría falta poder encontrar un contrato –aunque es complejo por la época en que se pudo hacer– o algún inventario o crónica donde se refiera o mencione al autor”. Mientras tanto él como otros historiadores han intentado aportar elementos de juicio que permitan valorar la autoría: Jacobo Florentino y Jerónimo Quijano son los nombres que más suenan. En cualquier caso, y con la proximidad del año 2020, fecha en la que la hermandad conmemora el 500 aniversario de la imagen, diferentes investigadores están impulsando estudios que arrojen un poco de luz a la cuestión.

David Rodríguez Jiménez-Muriel es historiador del arte y hermano de la cofradía del Cristo de San Agustín. Él siempre ha defendido, siguiendo los juicios de autoridad de esta disciplina, que la imagen del crucificado es de Jacobo Torni. Concretamente, en el último boletín interno de la hermandad afina el origen del encargo de la imagen, que pudo estar relacionado con la figura dela gran mecenas Teresa Enríquez, esposa de Gutierre de Cárdenas, contador mayor de Castilla, quien debió conocer a Jacobo Torni en Roma en las primeras décadas del siglo XVI. Esta señora, conocida en su tiempo como La loca del Sacramento, impulsó diferentes obras de artes y, asimismo, ayudó a promover la fundación de institutos eucarísticos y también conventos. Concretamente, en Granada, hizo lo propio con el de La Concepción, en el Albaicín, y según Jiménez-Muriel también con los agustinos.

En el marco del Simposio de Historia de la Semana Santa de Granada, el investigador Francisco Crespo, que trabaja en el Archivo General de Simancas, sostiene otra tesis totalmente distinta. “Todo lo que tenemos ahora son hipótesis pero la documentación parece ir en otro sentido”, dice Crespo.

Y es que según los archivos consultados hasta el momento, una de las hipótesis que se barajan podría relacionar al Cristo de San Agustín con la familia del Gran Capitán: “los documentos hablan de la imagen de un gran crucificado que se hizo bajo el encargo de los Fernández de Córdova y que estaría en la órbita de los artistas que trabajaron para la familia, y que sería de un italiano o de alguien que se formó en Italia”.

Según las hipótesis en las que trabaja Crespo, además, podría ser que “el Cristo de San Agustín hubiera podido pertenecer a alguna de las capillas funerarias que tuvieron los duques de Sessa en el Monasterio de San Jerónimo”. Pero, ¿cómo pasa de ahí a ser un cristo agustino? Según las pesquisas de Crespo, la imagen podría haber pasado a los agustinos tras la venta en almoneda que tuvo que hacer Gonzalo Fernández de Córdova tras haberse arruinado.

Mientras tanto, y a falta de más datos que permitan esclarecer la autoría, la imagen sigue recibiendo la veneración de sus fieles. Como cada Lunes Santo, el Cristo de San Agustín volverá a las calles de la ciudad para asombrar con su sobrecogedora presencia, dando muestra una vez más de esos cinco siglos de historia que encumbran su devoción. Eso sí, más allá de quién fue su autor y cuál pudo haber sido su primitiva ubicación.

 

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