La Fervorosa Hermandad de Penitencia de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima del Mayor Dolor no salió como es habitual a medianoche, sino que adelantó su salida desde la casa de hermandad en el callejón de las Monjas a las 20:00 horas, de manera excepcional por tratarse de su XXV aniversario. Su hermano mayor, Joaquín Jerónimo, relató que lo hicieron "con los últimos rayos del atardecer", para así cerrar los actos de este aniversario.

Dos de los momentos preferidos por los motrileños ocurrieron cuando el Gran Poder abandonó el Convento de la Visitación, en el que las Madres Agustinas Recoletas le cantaron el Miserere, y a su regreso, en torno a la una y media de la madrugada, cuando le cantaron el Staba Matter Dolorosa.

Ciento veinte nazarenos con túnica color morado, antifaz negro, cíngulo dorado y guante blanco, portaban cera, además de las distintas insignias de la cofradía y acompañaban al Cristo.

La imagen mariana data de mediados del siglo XVII. Se trata de un paso tallado en madera en los talleres de Antonio Moreno en trabajadera granadina calzada por cuarenta y cinco portadores.

La Agrupación Musical Resurrección de la Sierra de Yeguas de Málaga puso el acompañamiento musical por primera vez.

También anoche recorrió las calles de Motril la Cofradía del Santísimo Cristo de la Salud y Nuestra Señora del Mayor Consuelo, que a las 21:00 horas inició su estación de penitencia en la plaza de San Agustín. Entre las novedades, en el paso de la Virgen se apreció una modificación total del exorno floral que no tenía nada que ver con años anteriores. Han escogido santorium y lo que antes eran centros pequeños de rosas los han convertido en frisos enteros de estas flores y han seleccionado dos tonos: el blanco y el rosa. En una esquina de ese paso han colocado un ángel en recuerdo a Pablo Funes, el niño que falleció el viernes de Dolores, al que los cofrades le tenían un cariño muy especial. Las Madres Agustinas Recoletas cantaron también a esta figura el Mater Dolorosa.

En esta edición ocurrió algo que hacía muchos años que no sucedía, ya que en el cruce de la calle Catalanes con entrada en la carrera oficial de la calle Emilio Moré se encontraron las dos imágenes, la de Jesús muerto en la cruz, llevado por 11 hermanos brazo en alto, con la música de un tambor tras su paso, enfrentada con el Gran Poder. En este punto hubo un pequeño encuentro en el que la cofradía del Cristo de la Salud leyó la lectura de la octava estación.

La Virgen del Mayor Consuelo fue conducida por 44 portadoras en trabajadera granadina, paso tallado en madera, sin palio y secundado por la Banda de música de Güevéjar, en el segundo año que participaban.