Los granadinos han conocido este tercer domingo de Cuaresma el anuncio de una nueva Semana Santa en el barrio del Realejo. Una exaltación que, como cada año, ha llevado a un centenar de personas a la iglesia de las Comendadoras de Santiago para escuchar el tradicional pregón que convocan las hermandades penitenciales del barrio.

En esta ocasión, el cofrade Manuel Jesús Dorador, de la Hermandad de la Esperanza, ha sido el encargado de exhortar a revivir una nueva semana santa a través de las corporaciones nazarenas que componen el barrio del Realejo: la Santa Cena, el Huerto, la Humildad, el Rosario, las Penas, el Nazareno, los Favores y Santa María de la Alhambra. Un pregón que ha conjugado, a través de un acento lírico, la memoria y el recuerdo con el humor y el compromiso social. 

La intervención de Dorador ha dado comienzo con una reivindicación histórica, la que sitúa al Señor de los Favores como uno de los iconos devocionales de la ciudad de Granada. Todo ello para acabar reivindicando la misericordia y la caridad de Cristo con los más desfavorecidos, especialmente con aquellos que sufren las consecuencias de la guerra. 

Viviendo con intensidad la Semana Santa del Realejo, a la se que acercó el pregonero por primera vez siendo niño, en la Hermandad del Huerto, junto a su padre, se ha acercado para hacer una llamada al compromiso con las hermandades. Tirando del emblema de la Casa de los Tiros - El corazón manda - ha recorrido las estampas de su infancia y juventud para terminar haciendo una confesión: ser cofrade hasta que muera pues es el corazón el que manda. 

Original la estructura del texto de Dorador, quien se ha acercado a varios de los personajes que nutren el paisaje de la Semana Santa del Realejo: entabló conversación junto con Judas sobre la sonrisa de la Virgen de la Victoria, y disputó entre fray Luis de Granada y Judá ibn Tibón quién sabía más sobre la Semana Santa del Realejo. Momentos de humor, icónicos, que se conjugaron con el recuerdo a los hermanos fallecidos; a su memoria como cofrade realejeño a través del costal de la Santa Cena, y a la evocación de las diferentes imágenes titulares de la Semana Santa del barrio.

El pregonero Manuel Dorador durante la alocución

Con el respetable entregado, el pregonero concluyó con una carta de amor a la Semana Santa del Realejo. Un epitafio que se coronó con el breve concierto que ofreció la Banda de Jesús del Gran Poder. 

Al acto, que presidieron las hermandades penitenciales del barrio, acudieron también representaciones públicas: las concejales Raquel Ruz y María de Leyva; la directora del Patronato de la Alhambra y el Generalife, Rocío Díaz; la presidenta de la Asociación de Vecinos, Piedad Cardenete; así como representantes de la Federación de Cofradías: el consiliario, José Gabriel Martín, y el vicepresidente, Alberto Miguel Cuerva.