Jueves Santo

La añorada normalidad

  • Granada ha tenido que esperar cinco jornadas para poder disfrutar de todas las cofradías, aunque las nubes tuvieron en vilo a las corporaciones

EL Jueves Santo, el día del amor fraterno, por fin llegó la normalidad que la Semana Santa de Granada necesitaba. Tras cuatro días con lluvia, suspensiones de salidas, regresos acelerados, recortes y refugios en Catedral, la ciudad, los cofrades y los miles de turistas que visitan estos días grandes Granada pudieron disfrutar de una jornada plena. Y qué jornada, la del Jueves Santo, la de las hermandades del Albaicín.

Las cofradías sometieron a cabildo de oficiales la decisión de salir por las nubes que cubrían la ciudad pero la previsión no daba lluvia y, a pesar de que volvió a ser una tarde cubierta que mantuvo en vilo a las corporaciones, las ganas por tener al fin un día de Semana Santa normal lograron que las cuatro cofradías de la jornada -la del Silencio sale ya en la madrugada del Viernes Santo- pusieran sus cortejos en la calle, algo que no sucedía desde 2010. En 2011 la Concepción suspendió y Redención, Aurora y Estrella tuvieron que regresar bajo la lluvia al poco de salir. En 2012 la lluvia caía insistentemente durante toda la tarde y suspendieron todas la estación penitencial.

 

Por esas ganas acumuladas durante dos años más la ausencia de normalidad estos cuatro días atrás, la jornada de ayer resultó perfecta. Perfecta por la presencia de las cofradías en las calles y por el lleno que vivió la ciudad en este primer día de fiesta de la Semana de Pasión granadina, declarada de Interés Turístico Internacional por imágenes como las disfrutadas ayer con el discurrir de los pasos por las calles estrechas del Albaicín.

 

Antes, desde el Zaidín, salía la hermadad de los Salesianos, la del Cristo de la Redención y la Virgen de la Salud, que este año dejó una impronta diferente y que gustó mucho entre los cofrades. El paso de Cristo estrenaba en las esquinas las cuatro imágenes de los Jinetes del Apocalipsis, realizadas por Alberto Fernández Barrilao. Cuatro pequeñas imágenes de gran calidad y detalle que dan una impronta diferente al paso y muy acertada. Además, la hermandad cambió su exorno floral y optó por un calvario de roca con un friso ampuloso de gran variedad de flores en tonalidades moradas, que daban elegancia y seriedad al paso.

 

Detrás, la Virgen de la Salud, que mostró también un exorno floral diferente pero con mucho gusto que hizo las delicias de sus hermanos y los cofrades.

 

La hermandad -que cumplía 30 años desde su fundación- pudo completar su salida con un cortejo amplio de nazarenos con túnicas nuevas que han eliminado el raso y han adoptado la sarga como tejido más apropiado.

 

Con este paréntesis zaidinero del día, el protagonismo lo asumió después el barrio del Albaicín, desde donde salieron la Estrella, la 'Concha' y la Aurora. Las tres decidieron también realizar su estación de penitencia para quitarse la espina de años anteriores y en base a la garantía de que no iba a llover.

 

La hermandad de la Aurora tenía además un anhelo doble y es que ayer fue la primera estación de penitencia completa desde que su Virgen fue coronada canónicamente el 8 de mayo de 2011 al quedar suspendida la salida del año pasado. Por eso, la cofradía pudo llevar hasta la Catedral su cortejo con el impresionante misterio del Cristo del Perdón y el palio blanco de la Aurora Coronada. El paso por las calles del Albaicín y sobre todo por los Grifos de San José fue seguido por cientos de personas que dificultaban en muchas ocasiones el discurrir de los pasos dada la estrechez de las calles y la anchura de los pasos, que deja pocos centímetros de sobra. Durante todo el recorrido, el grito popular de "¡Aurora guapa!" y marchas tan tradicionales ya en su itinerario como Costaleros de la Aurora.

 

Esa marea blanca de nazarenos y el más del centenar de camareras que componían el cortejo volvieron a sorprender a la ciudad y a demostrar que es una de las cofradías que pone un cortejo más amplio en la ciudad.

 

Al llegar a la Catedral, y ante la presencia de una nube que no se disipaba, la hermandad decidió acortar su regreso directamente por Gran Vía y Reyes Católicos hacia el Albaicín.

 

Su vecina de barrio, la Virgen de la Estrella, salió tras una difícil maniobra, que obliga a los costaleros a ponerse a gatas, desde la Iglesia de San Cristóbal, donde se congregaban decenas de personas que no querían perderse el ver el paso de Jesús de la Pasión, en proceso de realización pero que ya anuncia sus dimensiones y detalles, y el palio de la Virgen de la Estrella, una de las dolorosas más bellas de la Semana Santa granadina.

 

La tercera en salir fue la cofradía de la Concepción, una hermandad que aporta un toque diferente a la jornada, más sobrio y recogido, con el palio de cajón azul y plata que es símbolo de distinción de la corporación. 

 

Cortejo de nazarenos de túnica negra, el paso del 'Manuel' -el Cristo del Amor y la Entrega-, y el característico palio de la 'Concha' -con su particular olor a esencia de clavel que inunda las calles por las que pasa- acompañado de marchas de corte clásico, pusieron el broche a la noche del Jueves Santo.

 

Después llegó la hermandad del Silencio ya en la madrugada del Viernes Santo. 

 

Al cierre de esta edición, la lluvia no había hecho acto de presencia, por lo que la noche discurría con normalidad.

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