La Semana Santa de Granada cobija siglos de historia y dentro de ella perviven devociones centenarias. Las imágenes que procesionan cada Lunes Santo esconden tras de sí plegarias del hoy y del ayer, de tantas generaciones que a lo largo de los siglos han pisado el mismo suelo que hoy nosotros pisamos. Al menos eso recuerda la imponente talla del Cristo de San Agustín, clavado en la cruz de plata, o la imagen de Jesús del Rescate, con la mirada cabizbaja y con las manos atadas. Cada Lunes Santo esas devociones, como la del resto de las cofradías del día, laten más que nunca cuando irrumpen en la cotidianeidad de las calles en estación de penitencia. Sin embargo, este 29 de marzo ha sido la ciudad quien ha buscado esa religiosidad en los templos.

Y es que la masiva respuesta que tuvieron las convocatorias de las hermandades del Domingo de Ramos ha vuelto repetirse en la jornada de hoy. Desde el Zaidín al Realejo, pasando por el centro de Granada y el Albaicín, Granada se ha llenado de público para acudir a ver a las cinco cofradías que deberían haber hecho su estación de penitencia a la Catedral. A primera hora de la mañana empezaban las colas a las puertas del Corpus Christi y de San Pedro y, progresivamente, el resto de las sedes canónicas acogieron a miles de personas dispuestas a recrearse en la presentación de los titulares que copan la agenda cofrade del día. 

El cofrade mayor de El Rescate, José Antonio Maroto, señalaba la importancia de ver las calles con tanta afluencia de público en una jornada laborable y sin cofradías en la calle: "Esta ha sido la oportunidad para que rompamos nuestro propio techo de cristal, el que muchas veces nos hemos impuesto sin saber porqué, y darnos cuenta de la capacidad de convocatoria que tenemos, de la importancia que nuestras cofradías tienen dentro de la vida social de Granada". 

El altar de El Huerto deslumbra en las Comendadoras de Santiago

La gente volvió a concurrir los aledaños de la parroquia de La Magdalena para ver al maniatado de Diego de Mora. Estampas que recordaban a aquel besamanos extraordinario que la hermandad celebró en 2018 con motivo del tercer centenario de la imagen. En esta ocasión, el Señor del Rescate no ocupaba el presbiterio sino su capilla y su atuendo no varió de la clásica estampa que luce cada Lunes Santo, vestido con la túnica de leones y castillos. Para la ocasión, la hermandad dispuso un altar con un guiño a su propia historia y a la Semana Santa de décadas atrás. El Rescate, sobre el respiradero de su paso, aparecía antecedido por una hilera de cirios y flanqueado en las esquinas por los ángeles con faroles que labrara Navas Parejo; recuerdos de la presentación del eccehomo trinitario en su antiguo paso. Una semblanza a la que cupo sumar el antiguo estandarte de la cofradía en damasco dorado y bordados carmesí, una pieza que desapareció del cortejo de la hermandad hace ya casi cuarenta años. 

Por sencillez y elegancia destacó también el altar de la Hermandad de los Dolores. Una construcción efímera que se centró en la veneración de la imagen de López Azaustre sobre un fondo negro estrellado. La disposición de la candelería y la esmera decoración floral hicieron brillar aún más si cabe el sereno dolor esta titular mariana del Lunes Santo granadino. Para disfrutar de todo ello, el público se echó a las calles y concitó algunas de las colas más numerosas de la jornada, la cual estuvo marcada en el interior de San Pedro por las celebraciones religiosas que la hermandad dispuso como programación sustitutiva de la estación de penitencia. 

La Hermandad de San Agustín monta un calvario para el Lunes Santo, presidido por el Sagrado Protector de Granada

La iglesia conventual de las Comendadoras de Santiago abrió sus puertas para que todos aquellos fieles que quisieran acudieran a vivir junto a la Hermandad del Huerto el día de su estación de penitencia. La escena no estuvo configurada por algunas de las estampas más características, como los pasos montados en el compás del cenobio, sino que cuanto tocaba visitar se encontraba en el interior del templo: el Señor de la Oración en el Huerto presidiendo el altar efímero, instalado ante el retablo mayor, y custodiado por las imágenes de María Santísima de la Amargura y la Madre de Dios, ambas titulares de la cofradía. Una estampa que los cofrades han podido disfrutar a lo largo de la Cuaresma y que se ha completado en la jornada de este lunes con el calendario de cultos programado para la ocasión.

Un marcado acento litúrgico tuvo también el Lunes Santo en la calle San Antón. En el convento del Santo Ángel acogió las visitas de miles de granadinos que acudieron para orar ante el calvario presentado en el altar mayor y que presidió el Cristo de San Agustín, quien estrenaba tonelete para la ocasión, donado por el grupo joven de la cofradía y bordado por Pedro Palenciano; y todo ello enmarcado en un manto regio de color negro que cubría el hastial del templo. Como custodios, y a los pies del Sagrado Protector, las imágenes de la Virgen de la Consolación y San Juan. Sin embargo, la jornada estuvo orientada más hacia los hermanos que para el gran público, jalonando el horario de distintas celebraciones eucarísticas para así poder acoger a todos los hermanos dispuestos a celebrar una estación de penitencia alternativa a la que hubiera tocado celebrar este 2021; año especial para la cofradía que, precisamente, celebra su año santo con motivo del quinto centenario de la bendición del Sagrado Protector.  

El altar de El Trabajo rinde homenaje a Espinosa Alfambra

Y llegaron los barrios. La devoción que año tras año se desborda al salir la Hermandad de la Luz tuvo su reflejo también en la veneración que centenares de granadinos tributaron ante los titulares de la cofradía. El templo del Corpus Christi acogía para la ocasión dos históricos altares de cultos: uno de ellos con las imágenes de la Virgen del Consuelo, la santa mujer Verónica y Santa María Magdalena, en una de las capillas; y en uno de los brazos del crucero, tapiando la puerta de salida de la hermandad, la estructura efímera, decorada con los respiraderos del paso de palio, que cobijaba sobre sí las imágenes de san Juan y la Virgen de la Luz, junto al Cristo del Trabajo. Una pica en Flandes que permitió conocer el potencial de la priostía con un altar de cultos que pervivirá en la memoria y retina de los zaidineros más cofrades. Todo ello envuelto en el sentido homenaje que la cofradía realizó a quien diera forma a las dos grandes devociones de la parroquia, Eduardo Espinosa Alfambra.