El Martes Santo es una de las jornadas más cortas de la Semana Santa de Granada. Solo cuatro hermandades hacen su estación de penitencia en este día pero cada una aporta un sello distintivo que hace que sea un momento único para disfrutar de todos los registros que esconden tras de sí las cofradías de la ciudad.

Más allá de la amenaza de lluvia que, hasta el momento, parece sobrevolar el Martes Santo, la mejor forma de empezar la jornada es acudiendo hasta la Avenida Fernando de los Ríos junto a la Hermandad de la Lanzada. Apostarse junto al templo de Nuestra Señora de los Dolores y esperar a ver salir la cofradía es uno de los grandes reclamos: disfrutar de esta renovada hermandad, que ha adquirido el respeto que le hacía falta tras poder salir desde el interior de su sede, abriéndose las puertas del templo y viendo discurrir a los primeros tramos de nazarenos antes de que salga el paso de misterio. Todo el regocijo del Zaidín echado a la calle para arropar a la cofradía y al paso de la Virgen de la Caridad, la que regala grandes momentos también pasada la medianoche cuando, ya de regreso, se recrea en el andar antes de dar por concluida la estación de penitencia.

Salida del Señor de la Humildad desde Santo Domingo

Para ver al Santo Vía Crucis lo mejor es esperar llegar a la cofradía, de recogida, en Plaza Nueva. Acompañar el recoleto cortejo por la Carrera del Darro, disfrutando del rezo estacional del vía crucis y de los altares que se erigen al paso de la cofradía, es un momento selecto del mundo cofrade granadino. Qué decir de la imagen que encierra el paso de palio de la Virgen de los Reyes, con la candelería chorreada, y andando al son de las marchas fúnebres que acompasan el fin de la estación de penitencia.

Para quienes disfrutan de las hermandades de capa, la Esperanza regala momentos extraordinarios desde que sale de la Catedral. Si imponente es el andar del Señor del Gran Poder, la sublimación de lo cofrade llega junto a las bambalinas de terciopelo verde de la Niña de Santa Ana. El paso de palio llegando a Los Hospitalicos por calle Elvira, la revirá ante el antiguo Hospital del Corpus Christi, y ver yéndose de largo a la Virgen de la Esperanza es uno punto de referencia para ver a la hermandad.

Nuestro Padre Jesús de la Amargura

Y de ahí, al Realejo. La Cañilla de vuelta a su barrio desde San Matías y por Jesús y María antes de desembocar en la Plaza de Santo Domingo. A los sones de la Agrupación Musical Dulce Nombre de Jesús ver andar al Señor de la Humildad evoca siempre momentos para el recuerdo. Qué importante sería volver a recuperar los cambios en este misterio, para seguir acentuando esa dualidad que siempre caracterizó a esta hermandad. El barrio desbocado del Señor de la clámide y el recogimiento, solemne y majestuoso, de La Soledad, a los sones de Valle de Sevilla o La Madrugá al llegar a las plantas de la 'Catedral del Realejo'.