Gobernador alzó a su Virgen del Rosario entre altares y salvas de cohetes

Al alba de la mañana, un sol naciente se cuela entre los vestigios de un antiguo puente diseñado por el célebre Eiffel, iluminando el valle y los olivos que abrazan la villa de Gobernador. En sus calles, el silencio se rompe por el lejano murmullo de los tractores y el regreso de los jóvenes tras sus festejos. Parece que el tiempo no pasa.

Tres golpes secos sobre un postigo de madera en la calle Sevilla marcan el inicio, un año más, de una de las tradiciones más antiguas de la comarca. Frente a frente dos gobernadoras, como cada año, se disponen a perpetuarla. Junto a otras vecinas de la calle, despojan una tradicional 'mesa camilla' de sus textiles habituales para una jornada sin igual. Es 15 de agosto, el 'Día de la Virgen'.

El tablón y los cuatro pilares descansan sobre uno de los muros encalados de la fachada, mientras ultiman cada detalle. Reposan sobre una silla, aquellas que cada noche 'toman el fresco', algunas sábanas de antiguos ajuares. Bordadas con leyendas y fábulas del propio municipio, cada trazado narra la historia de una familia, presente o pasada, que habitó en aquel valle.

Una vez alzada la mesa, y colocada sobre ellas las primeras sábanas de blanca pulcritud, comienza la labor. Alfileres ceñidos entre sedas sustentan en la superficie las piezas textiles que ocultarán el entramado de maderas. Y sobre ellas, se desvelarán los encajes blancos más valiosos de cada hogar. En el frente un rosario de filigrana, exaltando la devoción de todo un pueblo a su Patrona. Así Moreras, Sevilla, Guadix, Jaén, Huelva, Málaga, Cádiz o la Carretera de Granada exhibirán, durante toda la jornada, los efímeros altares de cada hogar en sus calles, aguardando la llegada de la Solemne Procesión.

Repique de campanas y cohetes al cielo, la cita ineludible. Los gobernadores y gobernadoras acuden a la Iglesia Parroquial de la Anunciación. Tras la Exposición al Santísimo y la Santa Misa, los vecinos más veteranos ceden el testigo. Esta vez serán los más jóvenes los encargados de portar al 'orgullo' de los gobernadores. A los sones del Himno Nacional de España, se alzan ante la espadaña parroquial los dos tesoros devocionales de la localidad. La Virgen del Rosario, Patrona de Gobernador, y el Sagrado Corazón de Jesús.

Así culminaría la crónica de cualquiera de los vecinos de Gobernador. Una fábula que, lejos de lo que pudieran pensar los foráneos de la comarca, centra su atención en el prólogo de la propia celebración. Los gobernadores y gobernadoras comienzan su rezo antes de la propia Procesión. En cada encaje, seda, bordado o brocado que adornan sus altares. Días antes ya despojan sus casas de atributos, alzando efímeras obras que se desvanecerán año tras año. Lo mejor frente a las fachadas, para "recibir a Nuestra Patrona". Y todo, por fervor. A la Virgen del Rosario y al Sagrado Corazón de Jesús, cuyas andas descansarán en los altares y ante sus hogares, tal y como llevan haciendo durante siglos.