Cuaresma Granada

Carlos Acal emociona a los cofrades del Realejo con un pregón en clave personal

  • Papel singular de la música a piano en la intervención del pregonero, que quiso tener recuerdo para todas las hermandades

  • El texto de Carlos Acal destaca su vínculo con las cofradías a través de los hermanos de cada una de ellas

Carlos Acal emociona a los cofrades del Realejo en su tradición pregón

Carlos Acal emociona a los cofrades del Realejo en su tradición pregón / José Velasco (Granada)

Fin de semana de triduos, quinarios, besamanos, besapiés y vía crucis. De ensayos, montajes, conciertos y presentaciones. Un calendario repleto de convocatorias cofrades que culminó, por todo lo alto, en el corazón del barrio del Realejo con la celebración de su tradicional pregón y presentación del cartel. Una cita que tuvo lugar, como es costumbre, en la iglesia de las Comendadoras de Santiago y que contó con la voz del médico y cofrade granadino Carlos Acal. 

La intervención tuvo como objetivo apelar al corazón de los cofrades realejeños, invitándoles a vivir tanto la Cuaresma como la próxima e inmediata Semana Santa. Haciendo para ello una llamada a la devoción a los titulares, al peso histórico y espiritual que juegan las cofradías del barrio en la semana mayor granadina así como al vínculo personal y familiar que le une a todas las corporaciones nazarenas que procesionan de Domingo de Ramos a Domingo de Pascua. 

Escoltado por los hermanos mayores, los guiones de las cofradías y el imponente y recién restaurado retablo del convento, Acal aprovechó la ocasión para acercarse a la historia de la Semana Santa del Realejo interpelando la capacidad del barrio para interpelar, en cada una de sus esquinas, a las emociones y a los sentidos. Todo ello aprovechando el talento de la también pregonera de la Juventud, Lucía Serrano, que participó al piano interpretando las marchas más conocidas y representativas de cada una de las hermandades.

No dejó pasar la ocasión a Acal para recordar sus inicios como cofrade, recordando sus vivencias en la Hermandad del Huerto. Un momento enternecedor en el que este hermano de la Aurora mostró la parte más familiar con la imagen de Sánchez Mesa a la que consideraba ya casi como un viejo amigo. Palabras también para la dolorosa del convento santiagués, a la que, bajo los sones de Mi Amargura, consideró como cobijo y consuelo para los granadinos. 

No faltaron palabras tampoco para la Hermandad de la Humildad, considerándola como la casa de todos los cofrades, gracias a la gran actividad con la que esta corporación cuenta en su casa de hermandad y el vínculo tan importante de la Semana Santa de Granada con los Morente, los León o los Fernández-Hurtado. Sensaciones que le dieron pie para hablar de la importancia y necesidad de seguir apoyando algunas de las tradiciones más granadinas que se vinculan a La Cañilla: como el tradicional rezo de las tres de la tarde en el Campo del Príncipe o la procesión del Dulce Nombre y los facundillos. 

De ahí pasó a Acal hasta el cerro de la Sabika para recordarle a los cofrades, parafraseando a Icaza, "que no hay en la vida nada como la pena de no ver un Sábado Santo en Granada". Emotivo momento este al hablar de los hermanos de Santa María de la Alhambra, recordando cómo su abuelo, fotógrafo en la ciudad, siempre contó con una fotografía del conjunto escultórico de Ruiz del Peral en el corazón de su casa. 

Tuvo que referirse, naturalmente, el pregonero a la hermandad silente del Realejo: a la cofradía de sarga morada del Convento de San José. Al igual que Jesús Nazareno, invitó Acal a los presentes a coger una cruz y seguir su camino. Y del Miércoles Santo más íntimo al bullicioso que se despliega junto al Señor de las Tres Caídas y la Virgen del Rosario. Quiso acordarse el pregonero del sacerdote David Salcedo, antiguo compañero de aulas, por haberle hecho descubrir al titular de esta cofradía, e invitando a ser fuertes y firmes en la fe a pesar de las caídas que todos podamos tener. 

El pregonero del Realejo, Carlos Acal, durante su intervención El pregonero del Realejo, Carlos Acal, durante su intervención

El pregonero del Realejo, Carlos Acal, durante su intervención / José Velasco (Granada)

Hubo palabras también para el Señor de los Favores y el rezo de las cinco llagas. Devoción centenaria de la que él ha venido formando parte, como también ha sido testigo y parte de uno de los momentos más significativos de la historia reciente de la cofradía: la coronación canónica de la Virgen de la Misericordia en 2007. Quiso perderse en la bulla que acompaña a esta titular mariana cada Viernes Santo y llamando a los cofrades a participar prudentemente de las bullas para que nadie nos pueda alejar de Dios. 

Y a los sones de Corpus Christi, el pregonero se refirió a la Hermandad de la Santa Cena, con el Señor de la eterna sonrisa. Un cenáculo al que todos estamos invitados y en el que todos estamos presentes, al igual que en el paso de palio -recién restaurado- de la Virgen de la Victoria, donde se representan todas las provincias de España, donde caben todos los que fuimos, los que somos y los también han de venir. 

Dejó Carlos Acal para el último lugar a su hermandad, la del Señor de la Paciencia. Corporación a la que está ligado desde niño; atado, como el Señor a su columna dorada. Recordando esos diálogos que siempre mantuvo con el señor al pasar por el cancel de la puerta. 

Un acto emotivo y con un marcado acento personal, con recuerdo y cariño para todas aquellas personas y hermanos que forman parte de su círculo más estrecho y que, de un modo u otro, le filian a todas y cada una de las cofradías del barrio.

Para la ocasión, además de la representación de todas las juntas de gobierno de las cofradías del barrio estuvieron también presentes los miembros de la Federación de Cofradías, junto con el delegado de Hermandades y Cofradías, así como representantes del Ayuntamiento de Granada y de la Diputación Provincial.

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