Tras la vivencias del Viernes Santo, en el que Granada volvió a disfrutar de uno de los días grandes de la Semana Santa, llega el momento de recrearse junto a una de las cofradías de mayor solera de cuantas procesionan en nuestra ciudad. Aquella que toma el protagonismo en uno de los días más especiales para la Iglesia, en el que Cristo muerto ha descendido al abismo y aguarda la resurrección. 

En una jornada que, históricamente, ha sido de duelo y de espera para los cristianos, la Hermandad de Santa María de la Alhambra escenifica junto a su paso de misterio uno de los momentos culmen del drama pasionista: el sexto de los sietes dolores que atravesaron el corazón de la Virgen María. El momento en el que la madre, puesta al pie de la cruz, sostiene sobre su regazo al cuerpo muerto de su hijo. Un tema iconográfico que tanta fortuna ha causado en nuestra ciudad y en toda la archidiócesis a lo largo de la historia.

En Granada, la Semana Santa representa con identidad propia este momento. Y lo hace aprovechando uno de los recursos culturales más potentes de cuantos atesora. Por la calle real de la Alhambra, atravesando la Puerta del Vino y hasta llegar a la Puerta de la Justicia. Una estación de penitencia en medio de un monumento considerado patrimonio universal, que acoge dentro de sí una fusión de historia, tradición y cultura.

Nazarenos de la Hermandad de Santa María de la Alhambra

Cientos de nazarenos saldrán de blanco y azul saldrán a las calles para acompañar a la Virgen de las Angustias Coronada de Santa María de la Alhambra. Con un cortejo clásico que siempre aguarda novedades y detalles para detenerse y apreciar la majestuosidad que impone esta cofradía en la calle. La bajada, entre la arboleda alhambreña, o su llegada a Plaza Nueva son siempre espacios para acompañar a la hermandad. Pero hacerlo también en su regreso, con la noche echada encima, es igualmente una oportunidad para guardar siempre en el recuerdo.