Decía el poeta que la ciudad de Granada tiene su encanto y el de todas las demás. Si a eso se le suma que las hermandades del Jueves Santo procesionan, mayoritariamente, por el barrio del Albaicín puede uno imaginarse el nivel que alcanza en una jornada como esta la Semana Santa de Granada. 

Por esta razón, para disfrutar de las cinco hermandades que realizan hoy su estación de penitencia - Concepción, Salesianos, Aurora, Estrella y Silencio - te dejamos algunas recomendaciones de dónde verlas. 

Concepción

La Hermandad de la Concepción tiene varios momentos recomendados para ver el paso de la cofradía. El primero de ellos es en la salida, con el sol iluminando todo el cortejo de sarga negra y capirotes espigados, que recortan la silueta de la Alhambra desde la placeta del Convento de la Concepción. Se trata de un momento concurrido pero que permite descubrir todos los detalles de la hermandad, tanto en las insignias como en los pasos: importante ver las cartelas del Señor del Amor y la Entrega, la incorporación de la taracea al paso del Señor así como todo cuanto envuelve a la Virgen de la Concepción. 

Altamente recomendable, por el grado de exquisitez que alcanza, es la recogida del paso de palio: desde la Carrera del Darro hasta el callejón y la llegada al convento. Un repertorio cuidad y medido, de marchas solemnes y fúnebres que han convertido a la recogida de la hermandad en uno de los momentos más buscados por los cofrades de la ciudad.

Salesianos

Acompañar al Señor de la Redención, andando de largo por las avenidas de su barrio bajo el afinado estruendo de la Banda de la Elevación, es - en el mejor de los sentidos - todo un espectáculo. Las cofradías del Zaidín, al llegar desde tan lejos a la Catedral, regalan en estos momentos detalles para ver andar a las hermandades pero también para descubrir detalles cargados de gusto. La ida, además, permita disfrutar del exquisito palio en el que se está convirtiendo el joyero de la Virgen de la Salud. Es una obviedad decir que, a su regreso, con la cera chorreá y las ganas de disfrutar del barrio son otro  de los momentos estelares de la estación de penitencia. 

Aurora

Llega la Aurora y, con ello, se desbordan las pasiones el barrio del Albaicín. Toda la ciudad se echa a la calle para disfrutar de las cofradías pero, entre todas, la que un mayor seguimiento tiene por su carácter y por la presencia que imprimen los pasos, es la de La Aurora. El Señor del Perdón cautivará a los fieles con el andar valiente de los pupilos de Javier de la Oliva así que ver el misterio en Plaza Nueva, trabajando marchas, es un momento realmente sublime.

La Virgen de la Aurora en su recogida guarda todas las esencias del sabor de un barrio cofrade. Ciertamente, son muchos los que acuden a los Grifos de San José para ver sortear las estrecheces de la calle, pero cuando afronta hacia arriba la calle San José para dirigirse hasta San Miguel, el palio aparta el reloj y se recrea al son de las marchas de la banda de Armilla. Un regalo para los sentidos.

Estrella

De entre todos los momentos que regala la cofradía de La Estrella a su paso ver la recogida de la hermandad es un algo realmente hermoso. Pero no tanto en San Cristóbal o por Pagés sino cuando el cortejo se despliega por lo alto de la Cuesta de la Alhacaba y enfila Plaza Larga y Panaderos. Acompañar a Jesús de Pasión, con su coqueto paso dorado e iluminado por este lugar, al son de La Estrella, es increíble. Más aún cuando, derrochando el gitanerío del barrio suena, por bulerías, Nazareno y Gitano. Farónico. 

No se vaya la gente sin esperar aquí, en Plaza Larga, a que llegue María Santísima de la Estrella. El corazón se entrega debajo de la trabajadera y todo lo demás es un deleite y un derroche. Quien se marche camino de la Baja Andalucía es porque no sabe lo que ocurre en el palio de La Estrella cuando llega al punto neurálgico del Albaicín.

Silencio

Y llegará el silencio, el mutismo y la oscuridad. El sobrio contraste de la Madrugá granadina lo arroja la estampa casi centenaria de esta cofradía en su estación de penitencia. El luctuoso cortejo que antecede al Señor de la Misericordia imprime el respeto y la conmoción entre quienes asisten al paso de los cirios tiniebla encendidos en las penumbra de la noche. Única luz que antecede a la más bella muerte de Dios enclavada en una cruz de taracea.

La hermandad por la Carrera del Darro o por Plaza Nueva, magnífica. Como también verlo entrar, prácticamente en soledad, a la Catedral, al compás del tambor ronco, el ruido de las cadenas en la rampa de Pasiegas y el rachear de las zapatillas. ¡Qué regalos tiene la Semana Santa en la discreta noche del Viernes Santo!