Coleccionismo cofrade

Un médico cofrade, entre los mayores coleccionistas de carteles de España

  • Carlos Acal custodia más de 17000 carteles cofrades, algunos con más un siglo de historia

  • Los del Corpus de 1939, la Semana Santa de Granada de 1947 o el de la coronación de la Virgen del Pilar de 1905, entre las joyas de la colección

Un médico cofrade, entre los mayores coleccionistas de carteles de España

Un médico cofrade, entre los mayores coleccionistas de carteles de España / G.H. (Granada)

Con un estetoscopio o con un cámara de fotos, Carlos Acal (Granada, 1992) es uno de esos cofrades que viven por y para la Semana Santa de Granada. Como médico ha impartido clases de cardioprotección en muchísimas hermandades y como cofrade, además de participar en medios de comunicación como Granada cofrade desempeña una labor importante como segundo de abordo en la diputación mayor de gobierno de La Aurora. Sin embargo, Acal atesora una cualidad mucho más curiosa y particular, algo que, bromeando, él mismo considera como una rareza: una de las mayores colecciones de carteles cofrades de España, tanto de Semana Santa, como hermandades de gloria, sacramentales o incluso coronaciones canónicas. En total, 17000 carteles que conserva con celo y pasión.

Su infancia transcurrió al margen de las cofradías. Conocedor de la Semana Santa a través de las fotografías de su abuelo, el periodista gráfico Francisco Romero, sus recuerdos más remotos los sitúa junto a la Hermandad del Huerto cuando apenas contaba con cuatro años. Sus padres cuentan el entusiasmo que causó en él ver cimbrear al olivo del misterio y que cautivó, para siempre el amor por todas esas imágenes que encierra una cofradía en la calle.

- Sin tradición cofrade en la familia, ¿cómo decide alguien convertirse en coleccionista de carteles de Semana Santa?

- Como coleccionista empecé en 2003, cuando heredé los carteles que guardaba mi abuela que también le gustaba ir recopilando los carteles que las hermandades editaban. Se los daban en las tiendas del barrio y ella los iba dejando en lo alto de un perchero. Yo, además, también le ayudaba y le llevaba carteles para la colección. Me di cuenta que ahí había material. Cuando yo cuando decidí empezar a coleccionar no partía de cero, tenía los carteles de mi abuela, la mayoría de 1997 a 1999. En total, casi cien.

- Y de ahí a tu propia colección que trae cifras astronómicas.

- En total tengo unos 17000 carteles pero inventariados, en la base de datos, tengo 16500. Me queda por ir metiendo los de 2021 y 2022. Por tema laboral, con la pandemia, me ha sido imposible ponerlo todo al día.

- ¿Cómo consigue uno hacerse con esa cantidad de piezas?

- Pues los de Granada los tengo más a la mano porque voy directamente a la presentación de los carteles. Luego suelo ir a otras ciudades: en Almería las tiendas se desprenden rápidamente de ellos, y puedo recogerlos. A Cádiz también voy a por ellos personalmente. En Sevilla o en Córdoba hay sitios donde hacen acopio de los carteles y se pueden comprar sin mayor problema. Los de Málaga, me llegan a través de unas amistades. Y las del resto de España, me las administran otros coleccionistas que he ido conociendo y con los que hago intercambios: de Carmona, de Zamora, de León...

Lejos de lo que pudiera parecer, Carlos Acal asegura que guardar esta colección no requiere de tanto espacio como cupiera esperar. De hecho, los guarda en el garaje de casa, en un armario que no mide más de 1,20 metros de altura y 2 de ancho. "Lo importante es la organización. Todos los carteles los tengo por carpetas, clasificados por años y por meses de publicación. Después, por capitales de provincia y ciudades. Lo primero Granada, después Andalucía y luego, el resto".

Con una colección de tal calibre, no es fácil seleccionar cuáles son los carteles más importantes y significativos. Pero Acal, en un ejercicio de síntesis trae a la memoria tres. Entre ellos, el cartel de La Aurora del año 2013 que se ilustró con una fotografía que él mismo tomó.

Ese, es de los más especiales. Yo me hice de la hermandad en 2003 y desde entonces he estado muy vinculado. Además, llegué de una forma curiosa. En 1997, cuando llovió tanto el Jueves Santo, mi familia y yo estábamos viendo pasar a La Aurora y le cayó un chaparrón. Lloraba muchísimo preocupado por si le había ocurrido algo a la Virgen. Para consolarme, mis padres me llevaron un día a San Miguel para que viera que la Virgen estaba perfectamente. Me abrieron la iglesia, conocí a Paquita, que era camarera mayor, y ahí empezó mi historia como cofrade.

En su memoria, está otro cartel muy vinculado a su historia y a la de su familia. El de la Semana Santa de 1967, que se ilustró con una fotografía de su abuelo con la Virgen de la Alhambra saliendo de la Puerta de la Justicia. "Me costó mucho encontrarlo pero conseguí hacerme con dos ejemplares. Uno, lo guardo yo, y el otro se lo regalé a mi abuelo".

Cartel de la Semana Santa de Granada de 1966, uno de los carteles de la colección de Carlos Acal Cartel de la Semana Santa de Granada de 1966, uno de los carteles de la colección de Carlos Acal

Cartel de la Semana Santa de Granada de 1966, uno de los carteles de la colección de Carlos Acal / G.H. (Granada)

- ¿Pero ese es el más valioso que tienes?

- Por cómo se cotiza el mercado, algunos deben rondar los 400 o 500 euros. Algunos son piezas poco comunes: el cartel del Corpus de 1939 o el de la Semana Santa de Granada de 1947. Pero tengo otro que tiene también mucho valor: el de la coronación de la Virgen del Pilar, de Zaragoza, de 1905. Lo conseguí en una subasta en Internet y quise preguntarle a la hermandad por este cartel, por conocer un poco de su historia. La hermandad se interesó por él pero, por política de la hermandad no podían comprármelo: me ofrecieron, a cambio, un viaje a Zaragoza para conocer a la Virgen y una serie de artículos religiosos. 

- Después de todo, no sé si cabe considerarte como un rara avis dentro del coleccionismo.

- Es raro y no lo es al mismo tiempo. Hay mucha gente que colecciona carteles de su hermandad o de la Semana Santa de su ciudad. En ese sentido, es bastante habitual. Llevarlo a un extremo como el mío, algo raro sí que es. [Se ríe]. Pero en definitiva, todos tenemos algún cartel de Semana Santa porque sin duda es el mejor testimonio para recordar y rememorar las vivencias de aquel año en concreto.

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