Semana Santa

Y resucitó

  • El Domingo de Resurrección completó la Semana Santa con sus tres cortejos: los resucitados y los Facundillos

DE Domingo a Domingo la ilusión ha permanecido intacta y las ganas de acompañar a las cofradías ha podido al cansancio. Y ayer se echó el resto. La jornada matinal volvía, como el Domingo de Ramos, a ser un día de júbilo y de alegría, también especial para los niños, y con la buena mañana de tiempo que se presentó, había que aprovecharla.

Los dos resucitados y los Facundillos pusieron el broche de oro a la Semana Santa. La cita comenzaba temprano en el barrio del Zaidín, concretamente en la iglesia de los Vergeles, en San Miguel Arcángel, desde donde salió a las nueve de la mañana la cofradía de Resurrección y Triunfo. Una hermandad que pudo completar por primera vez su estación desde que cambió su hora de salida a la mañana ya que en 2013 se tuvo que quedar en su templo por la lluvia y el año pasado se quedó refugiada en la Catedral. Desde los Vergeles el cortejo blanco de esta corporación puso además en la calle el último paso de palio de la Semana Santa, que se presentaba con un llamativo exorno floral, de unos tonos muy acordes con la celebración de la Resurrección y unas esquinas que llamaron la atención en una cofradía que puso a su palio más que nunca el toque de 'barrio'. Delante, el paso del Señor de la Resurrección, que bajos las órdenes de Alberto Ortega realizó un buen trabajo costalero.

A las once de la mañana salió desde la parroquia del Sagrario la cofradía del Resucitado y la Virgen de la Alegría, que el año pasado se mojó cuando entraba a carrera oficial obligando a suspender su estación de penitencia y a volver al Sagrario. Pero este año la lluvia se transformó en sol y en ganas de cumplir con su salida, que por la zona de la carrera oficial se vio algo desierta por la falta de abonados en sus palcos.

La jornada también es la de los niños, los Facundillos, con la salida del Dulce Nombre. Desde Santo Domingo la hermandad de la Humildad volvió a cumplir con su tercera cita de la semana, quizás la más especial por ser los niños los protagonistas. Ellos y los cientos que acompañan el paso tocando sus tradicionales campanas de barro.

Un broche de oro a una semana que ya quedará archivada para la historia.

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