Crónica | Domingo de Resurrección 2022

¡Resucitó!

  • Punto y final a la Semana Santa de Granada más esperada con tres cofradías en la calle: Los Facundillos, Resurrección y Regina Mundi

  • Un espléndido Domingo de Resurrección regala el broche soñado a una Semana Santa (casi) perfecta

¡Resucitó!: Punto y final a la Semana Santa más esperada

¡Resucitó!: Punto y final a la Semana Santa más esperada / PHOTOGRAPHERSSPORTS (Granada)

La alegría de las campanillas de barro repicando, las campanas echadas al vuelo en la Plaza de Santo Domingo daban cuenta de que, en Granada, el Señor ha resucitado. Una resurrección que, por muchos motivos, ha ido más allá del ámbito litúrgico y espiritual. Para los creyentes, el Domingo de Pascua es una jornada única, la más importante de todo el año: se consuma la misión salvadora de Jesús muerto y ascendido glorioso desde el abismo; pero para quienes viven la Semana Santa desde otras muchas perspectivas, el Domingo de Resurrección fue un momento también único y especial. 

Las tres últimas cofradías que salieron a las calles para realizar su estación de penitencia, trajeron consigo y para Granada la alegría y la ilusión de haber vuelto a vivir aquello que, durante dos años, la pandemia dejó en duermevela. Se ponía el punto y final a una Semana Santa que ha venido marca por las emociones: el recuerdo a quienes no están, el reconocimiento a quienes han dado su vida en estos dos años, la ilusión por quienes se han incorporado a la Semana Santa en estos dos años y aún no habían visto cómo se mueve un paso de misterio, la candelería chorreada de un palio de vuelta o el quejío de una saeta cantada desde un balcón. Broche a una Semana Santa marcada por la gran ambientación en las calles, el compromiso personal de las instituciones por darle la importancia que tiene el movimiento social más importante de la ciudad.

A diferencia de lo ocurrido otros años, no se respiró el tono y el clima de nostalgia. No cupo ese sentimiento de desasosiego por lo rápido que transcurrió todo y por el largo de tiempo de espera que aguarda hasta ese 2 de abril de 2023, cuando sea Domingo de Ramos. Entre los cofrades, hacinados en la bulla de Santa María del Triunfo, solo paz y gratitud por todo lo que se ha vivido, por el sueño hecho realidad de haber vuelto a las calles. 

Repique de campanillas

La chiquillería granadina, fiel a su cita, tomó las riendas de la Semana Santa a los pies del Niño Dios. Las andas del Dulce Nombre de Jesús regalaron la estampa casi centenaria del tiempo de gloria: la diminuta Judea portando sobre los hombros a su titular, mecido por la cadencia de la mejor cantera cofrade. Los músicos de ros blanco, fieles a su titular, le dieron a Granada la última de las sinfonías de una Semana Santa soñada.

Los grupos jóvenes de un puñado de cofradías acompañaron a la Hermandad de la Humildad hasta la Catedral, donde participó de la misa estacional presidida por el arzobispo. Mientras, desde las aceras, dos mil campanillas de barro repicaban a gloria por el triunfo de Jesús sobre la muerte.

El elegante resurrección

Los campanillos del Señor Resucitado anunciaban la gloria de la resurrección por las calles del centro. El misterio de Regina Mundi, en la perfecta conjunción con los blancos penachos de Jesús Despojado, entró con la desbordante ilusión que cabía esperar en un día como este. La composición del cortejo destacó por la buena presentación de este a pesar de las dificultades de filiar a los suyos a vestir la túnica nazarena.

El exorno floral contrastó con la oscuridad de la caoba de un paso que consolida, con el cuidado y vestimenta del misterio, el rumbo tantas veces deseado para hacer de esta jornada un día más radiante aún si cabe. Si ya los palcos de la carrera oficial respaldaran las hermandades del Domingo de Pascua... Mientras llega ese momento, los cofrades saborearon el sobrio andar del misterio y se dejaron encandilar por la fuerza expresiva del Señor Resucitado recortando el cielo azul de una mañana de ensueño.

La última chicotá

La Semana Santa de Granada fue a morir, como siempre, a la puerta de San Miguel, en los Vergeles. Una contemporánea parroquia que tiene el honor de guardar dentro de sí el último de los palios de nuestra semana grande. El lugar donde el espíritu de todas las cofradías descansa durante todo un año para luego resucitar en la mañana gloriosa del domingo. Y con este espíritu salieron a las calles tiñendo de blanco las calles de su barrio.

Con sol primaveral, y en las primeras horas de la tarde, la cofradía regresaba a su templo recreándose en los últimos compases de su estación de penitencia. La hermandad contó con el favor de los granadinos acompañando en la recogida a los pasos de las cofradías, disfrutando del andar de los pasos y de la presentación, especialmente, que trajo consigo Santa María del Triunfo. Todos dispuestos a paladear hasta el final las últimas chicotás de nuestra Semana Santa. La Banda de Dos Torres ponía el epílogo a ocho días de pasión y de cofradías. El punto y final a una Semana Santa que sueña desde ya con el nuevo Domingo de Ramos. ¡Ahí queó!

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