Día Internacional contra la Homofobia

La batalla contra la homofobia se libra cada día

  • Hoy hace 28 años que la homosexualidad dejó de estar en la lista de enfermedades de la OMS

Uno de los panfletos que se han repartido esta mañana en la plaza de Félix Sáenz.

Uno de los panfletos que se han repartido esta mañana en la plaza de Félix Sáenz. / Laura García (Málaga)

La Fundeu recomienda escribir LGTBIfobia junto y con las siglas en mayúscula. El término alude al rechazo al colectivo de lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales y esta mañana, al menos, ha sido tendencia en las calles del mundo vitual, los muros de Twitter.

El 17 de mayo es una fecha marcada en rojo para el colectivo. En 1990, la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud eliminó de la lista de enfermedades mentales la homosexualidad. Hizo falta más de una década para que la data se convirtiera en una conmemoración. Desde 2015, más de 40 países del mundo celebran el 17 de mayo el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia.

"La celebración de este día no es por la situación de nuestro país, donde podemos darnos con un canto en los dientes porque tenemos las cosas medio conseguidas, sino por los que están fuera de nuestras fronteras", explica Francisco, coordinador de Colegandalus Málaga, la asociación que trabaja en la provincia por la igualdad real del colectivo.

A día de hoy, en el mundo, hay 72 países que criminalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Incluso ser gay o lesbiana puede costar la vida en ocho de ellos.

Según el último informe Homofobia de Estado, de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales, publicado en mayo del pasado año, la protección y el reconocimiento a los homosexuales está asentada en Norteamérica, en algunas zonas del Sur del continente, en Australia y en la mayor parte de Europa. En la otra cara de la moneda, la criminalización a estos colectivos forma parte del día a día de la sociedad en buena parte de Europa del Este, todo Asia, África y parte de Centroamérica y América del Sur.

Este estudio señala que entre los países que reconocen los derechos a los homosexuales únicamente nueve de ellos contemplan concretamente la no discriminación por razones de orientación sexual en sus respectivas constituciones y sólo tres prohíben las terapias de conversión para "reconducir" la orientación sexual (Brasil, Ecuador y Malta).

Otro asunto representativo es la oportunidad de contraer matrimonio para parejas de un mismo sexo. Esto solo es posible en 22 estados, según recoge el informe, un 12% de los estados miembros de la ONU, aunque hay otros 28 que permiten las uniones civiles. Otro aspecto que recoge es la posibilidad de adopción: 26 estados tienen leyes de adopción conjunta y otros 27 permiten adoptar a un descendiente del uno de los cónyuges.

El problema que manifiestan las organizaciones en defensa de este colectivo es que la mayor parte de los países del mundo carecen de una normativa que proteja sus derechos, a pesar de los avances registrados en los últimos años. Por eso, "hay que seguir luchando para establecer unos cimientos fuertes en la sociedad que lleven a respetar todas las diversidades sexuales", afirma Francisco.

Y uno de las primeras batallas debe ser contra las microhomofobias que, día a día, se pasan por alto, "en partidos de fútbol, en la calle". Apelativos que deberíamos castigar, alega Francisco. "Son cosas cotidianas, que escuchamos día a día, pero que hace daño, como que te griten maricón. Esas cosas no se denuncia por miedo o por pensar que al llegar a comisaría y contarlo se van a reír. Pero hay que denunciar cualquier caso homofobo, desde un grito o un insulto, porque así podríamos constatar que ocurren y crear una ley más dura sobre este tema o una fiscalía especializada que se haga cargo de ellos". Mientra no existe la denuncia, no existe la agresión, asegura.

Para él, lo mejor para luchar contra la homofobia es la educación en las aulas, "empezar desde pequeños". Su asociación, como otras tantas en Andalucía, centran su trabajo en los niños, sobre todo, de los pequeños municipios. "Sigue siendo en los pueblos donde no llegan las ideas, las campañas, porque se queda todo en el hijo de María o el nieto de la vecina, queda todo compactado. En las grandes ciudades son cosas que se visibilizan más, es normal ver a dos chicos paseando por calle de la mano. Pero en los pueblos, los chicos llegan a irse a las grandes ciudades huyendo de eso".

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