Causa criminal

Así fue cómo un anciano mató a su vecino a machetazos en el garaje de su casa

Foto de archivo

Foto de archivo / Freepik

El 3 de junio de 2020 Enrique Vicente, de 72 años, esperó agazapado detrás de un contenedor a su vecino con un machete en la mano. Los hechos se produjeron de noche, en la localidad valenciana de Manuel.  Estaba aguardando a que su futura víctima entrara en el garaje del edificio para colarse en el interior.

La espera duró hasta las 11 de la noche, aproximadamente, momento en el que la víctima llegó al lugar de los hechos. Cuando José Ramón, de 45 años, salió del vehículo, Enrique lo siguió hasta una zona con menos luz y lo atacó por la espalda y de forma sorpresiva, con un machete de 34 centímetros de longitud.

José Ramón ni siquiera tuvo tiempo de defenderse. Lo que trascendió en el momento en el que se produjo la agresión fue que entre agresor y víctima existía una enemistad y que éste podría haber sido el motivo por el que Enrique actuó de esa manera.

Cuando a Enrique lo detuvieron por los hechos confesó que había matado a José Ramón actuando en defensa propia, pero nadie en la sala lo creyó. “"Si hubiera ido a matarlo le habría dado 37 cuchilladas y una de propina", llegó a decir el acusado durante el juicio.

En la sentencia que se escribió tras la vista quedó recogido, según Caso Abierto, de El Periódico de España, que "la concurrencia de la alevosía no admite dudas por los diversos y planificados movimientos del acusado".

Entre ellas destacaron el hecho de permanecer escondido tras un contenedor hasta las once de la noche, momento en el que llegó la víctima con su vehículo junto a su mujer o la "persistente continuidad en el apuñalamiento" cuando el agredido ya estaba tendido en el suelo sin posibilidad de ofrecer defensa alguna. Estos hechos señalaban a Enrique Vicente como autor del asesinato de José Ramón.

Finalmente, la Audiencia Provincial de Valencia ha decidido condenarlo a veinte años de prisión por un delito de asesinato. El juicio ha sido celebrado con jurado popular, que ha acreditado que el acusado era culpable de los hechos.

La defensa, ejercida por la letrada Victoria Bermejo, trató de plantear varias atenuantes para rebajar la pena de su defendido, entre ellas, la confesión.

Aunque el jurado declaró probado que Enrique Vicente colaboró con las autoridades «ofreciendo detalles y confesando los hechos aunque ello suponga un perjuicio para su condena», el magistrado no apreció ningún tipo de rebaja por su confesión ya que «en todo momento ha ocultado la realidad de lo acontecido exponiendo una versión defensiva tendente a garantizar su impunidad», ha recalcado.

El acusado de enfrentaba por otro delito de menor gravedad a cinco años de cárcel por el robo del teléfono de la víctima. Estos cinco años que pedía la Fiscalía para el agresor no han sido contemplados, sin embargo, por la acusación particular por lo que ha quedado absuelto por este hecho. Según contó el agresor, tuvo que coger el móvil de la víctima porque no veía bien (el sitio estaba oscuro) y necesitaba iluminar por donde pasaba.

 

 

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