Los españoles culpan de la división social a la política y la ideología
La Fundación Axa presenta los resultados de su última encuesta sobre los riesgos del futuro
Una de cada cinco personas sufre soledad no deseada
La Fundación AXA y Periodismo2030 presentaron este miércoles en la Fundación Valentín de Madariaga de Sevilla la XII edición mundial del Informe de riesgos futuros del Grupo AXA, en el que se ha puesto el foco en los aspectos sociales. Una de las principales conclusiones de la encuesta mundial realizada por Ipsos con más de 23.000 sondeados, entre ellos 3.600 expertos de 57 países, es la irrupción con fuerza en todo el mundo de una serie de riesgos y tensiones que están llevando a una fragmentación de la sociedad cada vez mayor.
“Fragmentación” es la palabra que resume el análisis de estos resultados, presentados por el director de la fundación, Josep Alfonso, y que incluyen connotaciones más pesimistas que en ediciones anteriores. El acto, además, contó con la presencia, entre otros, del presidente de la Cámara de Comercio, Francisco Herrero León, la ex ministra y socia de honor de Acnur, Matilde Fernández, y el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, quien lamentó que “desde algunas instituciones se fomenta la fragmentación”.
El cambio climático sigue siendo, a nivel global, la principal amenaza a la que, según los encuestados, nos vamos a enfrentar. Aunque esta preocupación también está presente en España, cabe destacar una peculiaridad: nuestro país es el único en el que las pandemias se siguen visualizando como uno de los diez grandes riesgos. Además, por primera vez en nuestro país y a nivel de expertos, la preocupación por la inestabilidad geopolítica supera a la de crisis climática.
Según el informe, España es el país con mayor porcentaje de población, un 58% (frente a la media mundial del 39%), que atribuye esa división social a unas diferencias políticas e ideológicas cada vez más marcadas. Junto a este factor, la población española (en un 42% frente al 34% mundial) también considera como vector determinante de esa división las tensiones relacionadas con la inmigración y la integración cultural. “Éste es un problema que emerge de forma significativa”, aseguró Alfonso.
Por primera vez, los riesgos demográficos aparecen en el top 10 de las preocupaciones. Preguntados sobre los efectos del envejecimiento de la población, los españoles consideran que las consecuencias más relevantes de ese desafío son el colapso del sistema público de pensiones, el aumento de los costes de la atención sanitaria y el aislamiento social de las personas mayores.
En lo que respecta a las soluciones, destaca que la que tiene menor apoyo en todo el mundo son las políticas de migración que fomenten la llegada de familias jóvenes. Pese a ello, España es el país que apoya mayoritariamente esta medida en comparación con el resto del mundo. Entre las soluciones más planteadas se encuentran las iniciativas que permitan a los padres continuar con sus carreras sin penalización por el cuidado de sus hijos, los programas de intercambio para traer el talento joven, políticas para fomentar la maternidad y la paternidad y las políticas de ayuda a la dependencia.
Tradiciones y lengua, factores de unión
En cambio, cuando se pregunta sobre qué une a la sociedad, los españoles señalan factores como la lengua, la dieta... las tradiciones y los valores culturales en general.
Como conclusión, los resultados de esta encuesta revelan que existe una pérdida de confianza en el liderazgo de las autoridades e instituciones públicas para hacer frente a las amenazas mundiales, que según los encuestados se van a extender. En esto coinciden los datos a nivel global, pero el porcentaje es mucho mayor en nuestro país.
Ante ello, urge un enfoque global y coordinado. “Estos riesgos son suficientemente relevantes como para que se trabaje de forma conjunta y no unilateral, que es quizás lo que estamos viendo en el contexto del panorama internacional actual”, puntualizó Alfonso.
No obstante, frente a este panorama se encuentra una razón para la esperanza, y es que la población sigue mostrando apego a los valores democráticos y a la libertad de opinión y de expresión, considerando que han de mantenerse, pues son fundamentales para una sociedad libre.
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