Infidelidades

Un estudio revela que las personas casadas que son infieles no se arrepienten del engaño

Una pareja en una puesta de sol en la playa

Una pareja en una puesta de sol en la playa

A menudo se cree que las personas que son infieles dentro del matrimonio pueden cargar con una gran culpa moral y que puedan arrepentirse, sin embargo, las personas casadas que tienen aventuras las encuentran muy satisfactorias, expresan poco remordimiento y creen que el engaño no perjudicó sus matrimonios, por lo demás saludables, según revela un nuevo informe sobre la psicología de la infidelidad realizado por la Universidad Johns Hopkins.

El trabajo, publicado en la revista Archives of Sexual Behavior, muestra que la extensa encuesta de personas que usan Ashley Madison, un sitio web para facilitar las relaciones extramatrimoniales, desafía las nociones generalizadas sobre la infidelidad, particularmente sobre las motivaciones y experiencias de los infieles."En los medios populares, los programas de televisión, las películas y los libros, las personas que tienen aventuras tienen esta intensa culpa moral y no vemos eso en esta muestra de participantes", asegura el autor principal, Dylan Selterman, profesor asociado en el Departamento de la Universidad Johns Hopkins de Ciencias Psicológicas y Cerebrales que estudia las relaciones y la atracción.

El autor principal explica que "las calificaciones de satisfacción con las aventuras fueron altas: satisfacción sexual y satisfacción emocional" y que "los sentimientos de arrepentimiento eran bajos". "Estos hallazgos pintan una imagen más complicada de la infidelidad en comparación con lo que pensábamos que sabíamos", añade.

Los investigadores realizaron este estudio para comprender mejor las experiencias psicológicas de quienes buscan y tienen relaciones extramatrimoniales. Trabajando con investigadores de la Universidad de Western Ontario, Selterman encuestó a casi 2.000 usuarios activos de Ashley Madison, antes y después de tener aventuras amorosas.

Se preguntó a los participantes sobre el estado de su matrimonio, por qué querían tener una aventura y sobre su bienestar general. Los encuestados, generalmente hombres y de mediana edad, informaron altos niveles de amor por sus parejas, pero bajos niveles de satisfacción sexual.

Los participantes informaron altos niveles de amor por sus cónyuges, sin embargo, aproximadamente la mitad de los participantes dijeron que no eran sexualmente activos con sus parejas. La insatisfacción sexual fue la motivación más citada para tener una aventura, junto con otras motivaciones, incluido el deseo de independencia y variedad sexual. Los problemas fundamentales con la relación, como la falta de amor o la ira hacia un cónyuge, se encontraban entre las razones menos citadas para querer hacer trampa.

Tener buenos matrimonios no hizo que los infieles fueran más propensos a arrepentirse de las aventuras amorosas, encontró la encuesta. Los participantes generalmente informaron que su aventura fue muy satisfactoria tanto sexual como emocionalmente, y que no se arrepintieron de haberla tenido.

Los resultados sugieren que la infidelidad no es necesariamente el resultado de un problema más profundo en la relación, afirma Selterman. Los participantes buscaron aventuras porque querían experiencias sexuales emocionantes y novedosas, a veces porque no sentían un fuerte compromiso con sus parejas, más que por una necesidad de satisfacción emocional, según encontró el informe.

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