El incendio de Fasgar: más de 20 días de un fuego incontrolable

La Unidad Militar de Emergencias ha llegado a asegurar que en veinte años no había visto un fuego tan desfavorable en todo el país.

Incendios de sexta generación: el fuego que altera el clima y desafía todo control

Las llamas devoran el monte entre Fasgar e Igüeña. / EFE
M. H.

León, 28 de agosto 2025 - 19:24

El incendio declarado en Fasgar, en el municipio leonés de Murias de Paredes, se ha convertido en uno de los más graves y prolongados de la historia reciente de Castilla y León. Tras 21 días activo, el fuego continúa fuera de control y ha puesto a prueba no solo a los equipos de extinción, sino también a los vecinos de la zona, que viven entre desalojos, humo y una incertidumbre creciente.

Las causas de esta situación son múltiples y se combinan en un escenario casi perfecto para el desastre. La orografía es uno de los principales obstáculos: se trata de una zona de montaña, abrupta y de difícil acceso, donde muchas brigadas no pueden trabajar directamente y deben limitarse a vigilar o actuar con medios aéreos. A ello se suma la sequedad extrema de la vegetación, que alimenta un fuego con un comportamiento muy agresivo, capaz de reactivarse una y otra vez cuando parecía estabilizado.

Mapa de la zona afectada por el fuego de Fasgar. / EFFIS

Las reactivaciones han sido constantes, algunas de ellas incluso vinculadas a la acción humana. La Junta de Castilla y León denunció que en Colinas del Campo de Martín Moro Toledano alguien prendió un nuevo foco “por detrás del operativo”, lo que obligó a replantear toda la estrategia de extinción y dificultó todavía más el trabajo de las brigadas.

Los primeros días resultaron cruciales, pero la falta de medios suficientes y los cambios continuos en los equipos de extinción retrasaron la contención inicial. Brigadistas y vecinos han denunciado cierta descoordinación, lo que aumentó la sensación de impotencia en un incendio que, con el paso de las jornadas, se volvía cada vez más inabordable. La Unidad Militar de Emergencias llegó a asegurar que en veinte años no había visto un fuego tan desfavorable en todo el país.

Montes próximos a Fasgar cubiertos de humo. / EFE

El impacto ecológico es igualmente devastador. Se calcula que se han quemado unas 700 hectáreas de abedular, consideradas las más valiosas del sur de Europa, además de hábitats fundamentales para especies en peligro como el urogallo, el oso pardo o la perdiz pardilla. La pérdida ambiental se suma al desgaste físico y emocional de los equipos, que han trabajado jornadas interminables bajo un humo constante y con la amenaza de nuevas reactivaciones.

La esperanza ahora se centra en la meteorología: un descenso de temperaturas, un aumento de la humedad o unas lluvias podrían ayudar a contener un fuego que, tras tres semanas devastando los montes de León, se resiste a todos los esfuerzos humanos. Mientras tanto, Fasgar y las poblaciones cercanas viven pendientes del viento y de un incendio que se ha convertido en sinónimo de descontrol, impotencia y tragedia ambiental.

Cronología del incendio de Fasgar

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