Así se usaba el perfume para combatir la peste negra
Se creía que la enfermedad se podía transmitir por el aire
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La peste negra fue la pandemia más destructiva de la historia de la humanidad. Entre 1347 y 1353 vivió su punto más alto y se estima que entre 80 y 200 millones de personas perdieron la vida a causa de esta enfermedad en Europa, Asia y África del Norte. Algunos de los desagradables síntomas que padecían los afectados eran sangrado por la boca, fiebre alta o aparición de bubones negros en diferentes zonas del cuerpo, que luego se rompían esparciendo un olor pestilente.
El origen de la peste bubónica era la bacteria yersinia pestis. Y la enfermedad la transmitían las pulgas, que vivían en las ratas, a los humanos. Actualmente no está totalmente erradicada, y es que, como cuenta la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 2010 a 2015 se notificaron 3248 casos en el mundo, de los cuales 584 fueron mortales.
Se usaron varios métodos para erradicar la pandemia que estaba azotando gran parte del mundo. Según un estudio de la Universidad de Buenos Aires, una de las técnicas que más efecto tuvieron para fulminar la endemia fue quemar tanto las prendas de los infectados, como su ropa de cama y efectos personales.
Aunque se utilizaron muchas más técnicas para combatir la pandemia de peste negra que estaba llevándose la vida de millones de personas. Y en una de ellas entra el perfume.
Así se usaba el perfume para combatir la peste negra
Los médicos que trataban a los enfermos de la peste en Europa llevaban un característico traje en el que resalta una máscara con una nariz de 15 centímetros en forma de pico de ave. Esta careta les servía a los facultativos para protegerse de la enfermedad, ya que en aquella época se creía que se podía trasmitir por el aire.
De hecho, se utilizaba perfume para 'fumigar' las zonas afectadas por la peste bubónica, además de para la protección personal. Los propios médicos llevaban en el pico de su máscara, como contó Charles de Lorme, a quien se atribuye el peculiar uniforme que portaban.
En la máscara de los médicos también había triaca, un preparado farmacéutico hecho con más de 55 hierbas y otros ingredientes como carne de víbora en polvo, canela, miel o mirra. De Lorme creía que el alargado pico de la máscara tenía el tamaño suficiente para que el aire se impregnara de las hierbas que servían como protección antes de llegar a las fosas nasales de los facultativos.
La característica máscara que usaban los médicos de la peste negra sigue presente en la sociedad, y es habitual ver en carnavales disfraces con una careta parecida a la que se usaba hace cientos de años para luchar contra la pandemia.
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