La Campaña 2020 Almería

La rentabilidad sigue a la baja en Almería

  • Aumentar la competitividad es el principal reto para el campo almeriense de cara a las siguientes campañas, pues la pérdida de rentabilidad está siendo una gota malaya que mina año tras año un sector trascendental en la economía de la provincia

  • El pimiento se confirma como el nuevo rey de la producción frente al tomate, que sigue perdiendo superficie de cultivo y atractivo para los productores

Una mujer trabaja en un invernadero de Almería.

Una mujer trabaja en un invernadero de Almería. / D. A.

Muchas incertidumbres de cara al futuro más próximo, tónica habitual del sector hortofrutícola almeriense en los últimos años, y una certidumbre que permite sacar pecho a todo el sector y reafirmarse en la convicción de fortaleza y relevancia que sigue teniendo para los mercados nacional y europeo. Así finalizó la campaña 2019/20 y se ha iniciado la 2020/21 en el campo almeriense. Si comenzamos por esto último, la certeza, ésta tiene que que ver con la situación de crisis sanitaria tan inesperada –y demoledora para casi todos los sectores económicos–, que no ha hecho más que demostrar que los productores y comercializadores almerienses saben estar a las duras, y se diría que se crecen cuando vienen mal dadas.

La COVID-19 ha sido un gran examen –lo sigue siendo– para la agricultura intensiva de Almería, superado por el momento con buena nota gracias a la buena reacción de todo el sector, que no ha dejado de surtir de producto de calidad a los mercados y ha mantenido de forma prácticamente intacta sus niveles productivos. A ello ha contribuido la adopción de medidas y protocolos sanitarios en explotaciones y centros de manipulado, así como iniciativas de previsión y colaboración como la puesta en marcha en El Ejido entre distintas empresas y con el impulso del Ayuntamiento para que en ningún caso se deje de surtir de producto a los mercados si se declaran brotes en alguna empresa o cooperativa. En cuanto a las incertidumbres, la reducción de márgenes, la competencia externa –ejemplificada en la crisis del tomate–, el aumento de costes laborales o la sostenibilidad económica, social y medioambiental son algunos, que no los únicos, de los problemas que siguen acechando al sector una campaña más, según defienden agricultores y comercializadores.

El pimiento le terminó de quitar el ‘reinado’ de la agricultura almeriense al tomate la pasada campaña y en la recién terminada se ha consolidado como el líder en la producción almeriense. Los productores son conscientes de la gran competencia, especialmente de Marruecos, que sufre el tomate almeriense y la superficie y toneladas de pimiento que salen de los invernaderos de Almería no deja de crecer. De hecho, lleva más de una década superando sus cifras campaña tras campaña. Según los datos ofrecidos por COEXPHAL, la producción de pimiento almeriense ha aumentado un 16% en relación con las últimas cinco campañas, y un 7% respecto a la última, asumiendo parte del descenso en el cultivo del tomate. El precio muestra un ascenso del 2% en este ciclo. Como resultado, los ingresos crecen un 9%, un porcentaje similar al margen.

En efecto, cada vez son más los productores que descartan sembrar tomate debido a un compendio de factores que está manteniendo en crisis al otrora producto estrella de la tierra. Como se explica en profundidad en este anuario, Marruecos ha superado por primera vez a Almería en toneladas comercializadas, a lo que se debe añadir que gran parte de ese volumen de producto norteafricano es importado justamente por España. Se cifra en un 8% la caída de la producción de tomate respecto a la campaña pasada, y un 14% si se compara con la media de los últimos 5 años. Los motivos para esta crisis, apuntan desde COEXPHAL tienen que ver con el aumento de costes, la inestabilidad de precios por la fuerte competencia (aunque la caída se ha contenido algo), y una productividad que no despunta por la afección de plagas. De hecho, los precios también se reducen esta campaña: un 9% respecto a la anterior; los ingresos caen un 16% y el margen casi un 30%.

Otros productos han mejorado con respecto al año anterior, especialmente en lo referente a la rentabilidad. A un descenso en la producción se ha acompañado un aumento del precio, y por tanto de los márgenes de ganancia. Al hilo, tanto la sandía como el melón están a la cabeza en la última campaña, con importantes incrementos del margen en relación al curso anterior: un 121% más de margen en sandía y un 77% en melón. En el primer caso la producción ha caído un 16% y en el segundo, un 13%.Los precios, en cambio, han aumentado una media del 40%, mientras que los costes han sido prácticamente los mismos.

Tanto la berenjena como el calabacín aumentaron producción y precios en los primeros meses de la crisis sanitaria (marzo y abril) y en ambos casos la tendencia sigue siendo muy al alza en número de toneladas producidas en las últimas campañas

En verde, con más producción comercializada que en la campaña 2018/19, otros productos con gran peso en la agricultura almeriense, como el calabacín (+12%), la berenjena (+11%), la judía (+8%) y, en menor medida, el pepino (+2%). Comenzando por este último, y pese a que la pandemia produjo algún desajuste en la campaña durante el mes de abril, el incremento del 6% de media en los precios y el aumento de producción ha permitido que los márgenes se sitúen en un incremento del 14%, siendo de largo –aparte de melón y sandía– el género con una mayor rentabilidad esta campaña para los productores almerienses. De hecho, la rentabilidad se ha resentido en judía (-15%), calabacín (-19%) y, sobre todo, berenjena (-57%), aunque debe tenerse en consideración que en su caso se venía de una anterior campaña con buenos números, que se manifestaron en incrementos de precios, ingresos y márgenes cercanos al 10%. Tanto la berenjena como el calabacín aumentaron producción y precios en los primeros meses de la crisis sanitaria (marzo y abril) y en ambos casos la tendencia sigue siendo muy al alza en número de toneladas producidas en las últimas campañas, lo que motiva que los precios se resientan y, en consecuencia, también se vean mermados los ingresos y el margen de ganancias.

Por último, en referencia a los principales cultivos que se dan en el campo almeriense, la lechuga ha caído en producción, afectada en parte por inclemencias meteorológicas, aunque durante la crisis sanitaria ha mantenido el abastecimiento a los mercados sin problemas, logrando un incremento en los precios del 11% con respecto al ciclo anterior.

Mantener o, mejor dicho, aumentar la competitividad es el principal reto para el campo almeriense de cara a las siguientes campañas, pues la pérdida de rentabilidad está siendo una gota malaya que mina año tras año un sector trascendental en la economía almeriense. Ése y, claro, seguir dando una respuesta impecable a la crisis sanitaria, que no tiene visos de terminar pronto y seguirá poniendo a prueba la fortaleza y unión del campo almeriense. Las consecuencias económicas de la misma, sin duda, condicionarán el recién comenzado ciclo 2020/21.

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