Sevilla

De la roca a Santa Ángela

  • Las Santas Justa y Rufina ya figuraban en el cortejo en el siglo XVII La Inmaculada, San Isidoro y San Fernando no lo hacen hasta el XIX

El cortejo del Corpus Christi ha variado mucho en su fisonomía desde que se conocen sus primeras descripciones a la actualidad. En él han formado parte los gremios, las reliquias de la Catedral, las parroquias, los danzantes, los cabezudos, la tarasca o las órdenes religiosas, entre otros. De una u otra manera siempre han estado presentes los pasos con diferentes imágenes. Algunas de las que salen todavía hoy ya lo hacían varios siglos atrás. Otras se han ido incorporando a la procesión por diversos motivos a lo largo de los años. En la primera mitad del siglo XX también era muy habitual que algunas imágenes de gloria salieran en la procesión.

Una de las personas que más ha estudiado la procesión del Corpus es la profesora María Jesús Sanz. En su artículo La procesión del Corpus en Sevilla. Influencias sociales y políticas en la evolución del cortejo, analiza la composición de la procesión desde sus inicios. En las primeras descripciones de las que se hace eco José Gestoso en un texto de 1454 ya se hace referencia a algunos pasos: "Se describen dos. La roca ocupada por los santos de mayor devoción, además de Cristo y María, y el Arca que contenía en su interior el cuerpo de Cristo". Algunas de las imágenes que forman parte actualmente del cortejo ya figuraban en el siglo XVI, como Santa Justa y Rufina, aunque otros, como San Fernando, San Isidoro y la Inmaculada, no se incorporan hasta el siglo XIX.

Hasta el año 1554 los gremios participaban en el cortejo y lo hacían con sus patronos, como identifica la profesora Sanz tras analizar el minucioso relato que el Abad Gordillo hace de la procesión en 1630: "No se mencionan imágenes de santos, aunque el autor dice que 'en el tiempo antiguo' los gremios llevaban a sus patronos, citando a San Cristóbal, de los guanteros; la Virgen de los Reyes, de los maestros sastres; San Diego, de los oficiales; San Crispín y San Crispiniano, de los zapateros; Santas Justa y Rufina, de los alfareros; y San Hermenegildo, de los ciudadanos". También se menciona ya en esta época la participación de los patronos de la ciudad: San Clemente, San Hermenegildo y las citadas Santa Justa y Rufina, además del paso de la Santa Espina, como reliquia, y la custodia con el Santísimo.

Ya en el siglo XVIII se puede ver la composición del Corpus gracias a las primeras representaciones pictóricas, como las ocho tiras dibujadas por Nicolás de León en 1747. En ellas se identifica a Santa Justa y Rufina, San Diego de Alcalá, la Virgen de los Reyes de los Sastres con su palio de tumbilla, y el Niño Jesús del Sagrario, obra de Martínez Montañés. "El Niño va vestido, coronado y con el cáliz de filigrana en la mano que aún lleva hoy día", señala María Jesús Sanz. Las reliquias de la Catedral, junto a la custodia, eran la parte más importante de la procesión religiosa. Las tiras de Nicolás de León revelan -como abunda la profesora Sanz- que el número de gremios participantes es sensiblemente inferior al de otras épocas "y ya no llevan carros ni danzas propias, sino únicamente su santo patrón".

En 1886 una nueva representación pictórica de Antonio María de la Vega informa de la nueva fisonomía de la procesión tras la invasión francesa y la Desamortización. Destaca la presencia de las hermandades sacramentales residentes en las parroquias con sus santos patronos en pequeños pasos. Destacan la de Santa Ana de Triana y el San Cristóbal de Martínez Montañés del Salvador. Además de Santa Justa y Rufina y el Niño Jesús del Sagrario, aparecen por primera vez en la descripción San Hermenegildo, "la única que no hemos podido identificar y que no forma parte de la procesión actual", la Inmaculada, San Fernando, San Isidoro y San Leandro. "Hay que destacar el protagonismo de los patronos de la ciudad, tomados como tal por asociaciones seculares, que desfilan por primera vez. En el caso de la Inmaculada no cabe duda que su aparición en la procesión está vinculada a la declaración del dogma de 1854".

Éstos son los pasos que han llegado hasta la fecha formando parte de la procesión, más la representación de Santa Ángela de la Cruz incorporada en 2009. Pero desde finales del XIX han sido muchas las imágenes letíficas que se han integrado algún año en el cortejo. Algunos ejemplos son la Pastora de Santa Marina y el Rosario de San Gil, en 1894; la Pastora de Capuchinos en diversas ocasiones; la Virgen de la Alegría de San Bartolomé (en la imagen de esta página), en 1922; la Reina de Todos los Santos, en 1923; o las Vírgenes de la Luz de San Esteban y la Divina Enfermera de San Martín, en 1927.

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