EMPRENDIMIENTO

Solumpv: Cuando la energía para cargar tu patinete viene del suelo

Estación de patinetes eléctricos de Solumpv en una de las entradas al centro comercial Lagoh.

Estación de patinetes eléctricos de Solumpv en una de las entradas al centro comercial Lagoh. / M. G.

Los patinetes eléctricos se han convertido en uno de los medios de transporte estrella para todas las edades. Llevan años ocupando los primeros puestos en las listas de peticiones a los Reyes Magos y los carriles –que antes eran usufructo de ciclistas y de algún que otro patinador– se van quedando pequeños ante la irrupción de este nuevo vehículo. Tal es su popularidad que la Dirección General de Tráfico exige nuevos requisitos técnicos a estos vehículos a partir de enero del año que viene. Aunque las velocidades que alcanzan algunos incautos sea la principal motivación para endurecer el uso de los patinetes, es innegable su contribución medioambiental. Precisamente, con el objetivo de revolucionar la movilidad sostenible nació en 2019 la startup sevillana Solumpv. La compañía ha creado un producto puntero a nivel mundial para generar energía limpia aprovechando los espacios urbanos: se trata de una baldosa solar a partir de energía fotovoltaica.

Detrás de esta idea revolucionaria están tres ingenieros industriales que coincidieron en la Universidad de Sevilla. Luis Muñoz, Carlos Rodríguez y Antonio Cabrera comparten amistad desde la infancia y siempre han tenido claro que querían montar su propia empresa. Sin embargo, cada uno decidió volar a un punto diferente del mapa –desde Australia a Estados Unidos, pasando por Londres o Suecia– sin dejar su pasión por la energía a un lado. En sus ratos libres, los tres expertos en la materia dedicaron horas y horas para poner en pie una iniciativa que presentaron al Concurso de Ideas de Negocio de la Hispalense.

El certamen les granjeó el primer premio y una estancia en California. Concretamente, en la Universidad de Berkeley. Este enclave fue decisivo para los sevillanos. Allí, profesores y expertos los animaron y empujaron a dar el salto y a montar la compañía centrada en su idea estrella: el pavimento fotovoltaico. De este modo, en 2019 nació Solumpv con el objetivo de fomentar la energía solar en las ciudades aprovechando el espacio existente para generar energía.

“Veníamos del sector de las renovables y veíamos que la penetración de los paneles fotovoltaicos en las zonas urbanas era limitada, porque no todo el mundo tiene un techo particular en el que instalarlos”, explica a este periódico Luis Muñoz, uno de los fundadores de la compañía. Pero esta situación no atañe únicamente a las viviendas. En el caso de Sevilla, también afecta a los espacios protegidos por patrimonio como el centro de la ciudad.

Durante su primer año, presentaron su idea a diferentes concursos y aceleradoras. Ganando la mayoría de estos certámenes, llegaron a conseguir unos 100.000 euros que utilizaron para desarrollar el productor y emprender los primeros proyectos.

Antonio Cabrera, Luis Muñoz y Carlos Rodríguez, fundadores de Solumpv. Antonio Cabrera, Luis Muñoz y Carlos Rodríguez, fundadores de Solumpv.

Antonio Cabrera, Luis Muñoz y Carlos Rodríguez, fundadores de Solumpv. / M. G.

“En el camino nos dimos cuenta de que el pavimento fotovoltaico era muy buena idea, pero su desarrollo y sacarlo al mercado con un precio competitivo era muy complicado”, indica Muñoz y explica que decidieron aprovechar la tecnología que ya estaban desarrollando para aplicarla a otro producto: “Ahí nació la idea de las estaciones de recarga para patinetes y bicicletas eléctricas”. Estas instalaciones están completamente desconectadas de las redes eléctricas y, por tanto, no hace falta obra civil para su instalación, “simplificando los costes burocráticos que requieren este tipo de equipos”.

En julio de 2021 levantaron su primera ronda de inversión por un valor de 750.000 euros. Tenían sus primeros proyectos piloto en ciudades como Sevilla, Madrid, Amsterdam o Valencia y, gracias a eso, “entró en el capital de la compañía Telefónica, Capital Energy o Fondo Bolsa Social. A partir de aquí, empezaron a montar la nave de fabricación en La Rinconada –sede de la compañía–, ampliaron el equipo a siete personas –ahora son 10– y pasaron de un prototipo a un producto acabado. El año pasado Solumpv protagonizó su primera experiencia a nivel comercial. Un ejercicio que les permitió expandirse a seis países y vender más de 500 puntos de recarga.

Transitable y antideslizante

El producto estrella de la compañía es una baldosa con diferentes polímeros aditivos en su capa superior. Unos ingredientes que aumentan su resistencia, la convierten en antideslizante y evitan cualquier tipo de ralladura. “Nuestros principales clientes son centros comerciales –como Lagoh–, universidades, oficinas y pequeños municipios”, indica el cofundador y destaca que el principal beneficio que ofrecen es la generación de energía sin pérdida de espacio. “Permitimos que un centro comercial, por ejemplo, pueda utilizar una de sus zonas comunes como la terraza o la entrada para crear energía sin restringir su uso”, apostilla Muñoz. Una instalación tiene un coste medio de 10.000 euros y la cifra de vehículos que se pueden recargar a la vez es variable. Desde un mínimo de cuatro patinetes hasta 16 y desde tres bicicletas a 12. Por ahora, descartan la carga de coches eléctricos.  

La baldosa solar es totalmente transitable y no sufre ningún tipo de ralladuras. La baldosa solar es totalmente transitable y no sufre ningún tipo de ralladuras.

La baldosa solar es totalmente transitable y no sufre ningún tipo de ralladuras. / M. G.

Con este proyecto han alcanzado ya 11 mercados y están cerrando su primer proyecto en América y en Arabia Saudí. No obstante, sus principales países de actuación –y en los que pretender consolidarse a lo largo de 2024– son Italia, Francia, Italia, Portugal y España.  

Emprendimiento en Sevilla

Aunque aspiran a una internacionalización que no conozca las fronteras, Luis Muñoz tiene claro que ninguno de los tres fundadores ha dudado en que querían montar la compañía en la capital hispalense. Sí que confiesa que los centros de decisión están en Madrid y, de hecho, se han visto obligados a abrir una oficina allí.

“Lo bueno que tiene Sevilla es que la contratación de personal de buena calidad es más sencilla si se compara con otros mercados”, indica el fundador. También señala que la ciudad “tiene muy buenas aceleradoras y son un gran punto de partida” para alguien que, como ellos, quieren que su idea avance un paso más. “Aunque estés formado y tengas experiencia en el sector privado, te faltan muchos conocimientos sobre organización y gestión de empresa”, matiza el fundador y recuerda todos los concursos a los que se presentaron para testear su proyecto en el mercado.

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