'El Hormiguero'

Pablo Motos no tiene la culpa de los datos de audiencia de Núñez Feijóo (ni de Pedro Sánchez)

Núñez Feijóo en un típico gesto de enumeración relajada ante Pablo Motos en 'El Hormiguero'

Núñez Feijóo en un típico gesto de enumeración relajada ante Pablo Motos en 'El Hormiguero' / Atresmedia

El presidente Pedro Sánchez ha convertido a Pablo Motos en el nuevo jefe de la oposición. De su oposición. Fue tanta vehemencia contra el presentador de El Hormiguero este martes que lo convirtió en el enemigo número 1 del pueblo, del sanchismo. Motos no suele caer bien, aún menos en las redes sociales, pero mantiene una regularidad en la franja del primer prime time que nadie iguala sus cifras y por algo será.

Pero no es por propaganda política ni la atracción de su audiencia es por los mensajes políticos que se han podido verter en este espacio de entretenimiento (es eso, no un formato informativo). Caerá mejor o peor y tendrá más de un colaborador bocachanclas con Juan del Val. El valenciano Habrá tenido algún ramalazo de mal gusto con los entrevistados, sobre todo en temporadas ya lejanas, pero elevar a Motos como el campeón reaccionario, como un representante del fascismo, es exagerado y malicioso. El Hormiguero es un programa para toda la familia, que genera hábito en sus incondicionales, en la cadena más vista de España, que se llama Antena 3. Y Sánchez no lo entendió, aunque le hayan jaleado en su entorno. Perdió una oportunidad para ganar indecisos y con su actitud, por mucha pulsera arcoíris que luciera con jactancia, ha demostrado esa falta de talante que se le achaca. Talante: una palabra que acuñó Zapatero en su momento.

Con la agresividad, y alergia y falta de empatía hacia Pablo Motos, que blandió Sánchez, hacía fácil que Alberto Núñez Feijóo, el líder del PP, le respondiera en un plató que era una balsa de aceite. Pero no porque Pablo Motos sea afecto, o tal vez no, del político popular, sino que había se dejado tal carga eléctrica en la entrega del martes, que en la del miércoles Feijóo parecía ejercer de imán de templanza. El político gallego no es Churchill, pero el presidente del Gobierno lo ha puesto a una altura que no era necesaria.

Los índices de audiencia han reflejado unas cifras notables para ambos, pero aún más para el candidato del PP. Núñez Feijóo ha sido récord de temporada de este espacio: 3.079.000, 25,9%. Nadie consigue en España  esa cifra salvo que sea Joaquín, con el estreno de El Novato, la consecución del rosco de Pasapalabra por parte del sevillano Rafa Castaño, o un informativo de Vicente Vallés. En un día de calor, con el público en la calle, la aparición del líder del PP interesó. Pedro Sánchez, también, pero con fidelidad menor, dado el cariz que tomaba el formato familiar en aquella noche, y logró 2.922.000, 22,8%.

Es decir que si Núñez Feijóo fue más visto que Sánchez, aunque fuera apenas 160.000 españoles de diferencia, fue por mérito de uno frente a otro. Pablo Motos no pinta nada en la audiencia de sus programas cuando el público conecta por el interés de sus invitados (Díaz Ayuso anotó el récord de la temporada pasada, 3,6 millones). Y en la caso de Sánchez él solo se ganó antipatías mayores al verle tan agresivo.

 

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